El turismo está creando un nuevo tipo de lugares fantasmales durante meses: las ciudades de las "persianas bajadas"

Publicado el 07/07/2025 por Diario Tecnología
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El turismo está creando un nuevo tipo de lugares fantasmales durante meses: las ciudades de las "persianas bajadas"

En Damgan, una pequeña villa costera de la Bretaña francesa, han empezado a pintar las persianas de rojo, azul o verde, opciones más coloridas que el blanco que se ha usado tradicionalmente para las fachadas. "Las mandamos pintar", reconoce el alcalde, Jean Marie-Labesse. Ese cambio cromático quizás parezca una cuestión menor, pero dice mucho de los retos que afronta la localidad. Si han decido dar a las persianas un tono más alegre es porque Damgan es básicamente un pueblo de vacaciones y muchas de sus ventanas se pasan casi todo el año cerradas.

Dando un punto de color a las persianas, el Ayuntamiento pretende (al menos estéticamente) que Damgan no parezca lo que realmente es: una localidad sumida e un estado comatoso casi todo el año por el peso de las segundas residencias.

Un porcentaje: 74%. El caso de Damgan es interesante porque nos habla de un fenómeno que afecta a otras muchas ciudades turísticas, fuera y dentro de Francia: el "boom" de la segunda residencia a costa de la vivienda habitual. En la villa gala, eso sí, la tendencia es especialmente pronunciada. Le Parisien asegura que el 74% de los inmuebles del municipio son segundas residencias, porcentaje que llegó a acercarse al 80% antes de que el Ayuntamiento tomase cartas en el asunto.

De 1.900 a 30.000 habitantes. En la práctica ese porcentaje se traduce en casas y más casas cerradas a cal y canto durante la mayor parte del año, miles de persianas bajadas en un fundido a blanco que el Ayuntamiento quiere evitar. Los datos son elocuentes. Se calcula que de las 4.000 viviendas del municipio, 3.000 son segundas residencias. Traducido en habitantes, eso supone que la localidad pasa de apenas 1.900 residentes en invierno a 30.000 durante julio y agosto.

¿Por qué es importante? Porque Damgan deja un ejemplo bárbaro de algo más: cómo el desequilibrio entre la vivienda estacional y la estable acaba pasando factura a la ciudad, amenazando incluso algunos de sus servicios básicos, como las escuelas. Labesse recuerda por ejemplo que el año en que asumió la alcaldía (2014) nació un solo bebé en Damgan y una de las clases escolares de las que disfruta la villa acabó en la cuerda floja. "Es una cuestión crucial para el pueblo", insiste.

Otro frente en el que se deja sentir el peso de la vivienda vacacional es el mercado inmobiliario. Le Parisien ha hablado por ejemplo con un carpintero de 50 años de la zona que acaba de separarse y no consigue encontrar casa. Dispone de buenos ingresos, pero eso no le sirve de mucho. "Los trabajadores no pueden vivir aquí; tienen que irse a 20 km, nos estamos convirtiendo en un pueblo para personas mayores", lamenta Hervé du Souich, de 'Les Volets Ouverts', una iniciativa que media para que los lugareños puedan alojarse en casas vacías de la zona.

Más allá de Damgan. La villa de la Bretaña francesa es interesante por lo que representa, pero no es ni mucho menos un caso único. Según French Property, en la Francia continental hay alrededor de 3,2 millones de segundas residencias, casi el 10% del parque inmobiliario. La inmensa mayoría son de ciudadanos franceses, sobre todo en la costa, aunque hay también entre 80.000 y 90.000 que pertenecen a británicos. En ciertas regiones del mediterráneo, como Languedoc-Roussillon o Provenza-Alpes-Costa Azul, la vivienda vacacional representa el 14% del stock.

A no mucha distancia de Damgan se encuentran Carnac y La Trinité, donde el porcentaje de segundas residencias ronda el 72%. Y buena parte de esa vivienda, precisa el diario parisino, solo se usan unas cuantas semanas al año. En Villard-de-Lans, en Isère, funcionan como segundas residencias dos tercios de las viviendas y el porcentaje es incluso mayor en alguna localidad de la región. Esos datos dejan en una situación complicada a los trabajadores que buscan alojamiento estable, reconoce Labesse: "El problema no es tanto el precio como la falta de oferta".

Más allá de Francia. Tampoco Francia es un caso único. En Londres las segundas residencias y casas vacías suponen un problema tan grave que las autoridades ya buscan atajarlo a través de la presión fiscal. Según los datos que manejaba en 2023 la oficina del alcalde, en la ciudad había "30.000 viviendas vacías" desde hacía tiempo, con una concentración particularmente elevada en ciertos puntos, como Kensington o Chelsea. Madison Trust Company muestra también que hay ciertas áreas de EEUU, como Marinette-Iron Mountain, en las que más del 25% de las residencias se usan de forma estacional o recreativa.

El fenómeno es bien conocido en España. Una parte sensible del parque residencial de Ibiza y Formentera, por ejemplo, son segundas residencias. En 2023 Diario de Ibiza precisaba que de los casi 86.000 inmuebles de las Pitiusas, 6.200 se habitaban de forma esporádica y 18.300 estaban vacíos. En algunos casos la foto es más compleja, como en la villa de Sant Joan, donde el 44% de las viviendas se consideraban no principales. Son las ciudades de las persianas bajadas.

Imagen | Mairie de Damgan

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