Publicado el 17/03/2025 por Diario Tecnología
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La PicoCalc es un invento entre la genialidad y la aberración. Un gadget con aspecto de calculadora hipervitaminada, estilosa y bonita, apetecible y seguramente hasta gustosa al tacto. Pero a estas alturas de la película, ¿quién se pondría a programarla en Basic? Y menos en un chisme poco más grande que las antiguas Blackberry.
Concebida para programadores y entusiastas de lo retro este chisme de pequeño tamaño tiene justo lo que se puede necesitar: una Raspberry Pi Pico, un procesador ARM Cortex-M0+, 8 MB de PSRAM y 2 GB de memoria Flash, wifi y un teclado retroiluminado de 67 teclas físicas.
La pantalla es de 4 pulgadas, al más puro estilo Gameboy, de 320 × 320 píxeles y en verde. Para los desarrolladores tiene un puerto de depuración (debug) y tanto el hardware como el firmware y el software son abiertos. El Basic va en una tarjeta SD de 32 GB, donde también se pueden guardar y ejecutar juegos retro.
Se puede programar en Basic, Lisp y Shell de Unix, todo al estilo minimalista, claro. Se alimenta con dos pilas recargables 18650 intercambiables (ojo: ¡no incluidas!) que permite reemplazarlas sin que se apague el sistema. También tiene un par de pequeños altavoces y jack de audio 3,5 mm.
El precio del Kit PicoCalc también es atractivo: 75 dólares, que al cambio son menos de 70 euros. Hay que sumar unos 20 euros más de gastos de envío a la península. Parte de la gracia es que viene como kit para montar, con las piezas separadas y el montaje requiere ciertos conocimientos y delicadeza. Aunque el teclado no está en español, es todo plástico y habría que ver la calidad de la pantalla, el chisme está curioso. Sólo para aficionados hardcore.
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Publicado el 17/03/2025 por Diario Tecnología
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La suma de los factores sí altera el resultado. Al menos, en Dragon Ball. Las fusiones son el as en la manga de Goku y sus amigos cuando se ven drásticamente superados, y hay una barbaridad de modos de hacerlas. ¿Sabías que hay más de 13 maneras de fusionarse? La danza de la fusión, la absorción, las pulseras Metamorfosis, los medibichos del reino demoníaco... Cada una con sus ventajas y efectos secundarios, por cierto. Y te las hemos reunido todas.
De hecho, el único denominador en común entre estas técnicas es que aparece un héroe que excede drásticamente el poder de combate de aquellos que combinan sus fuerzas, pero es que según la técnica pueden combinarse hasta cinco seres de una vez. O más. Aunque, por otro lado, también ha sido un interesante recurso que Akira Toriyama ha utilizado en varias ocasiones para aumentar a conveniencia el grado de amenaza de sus villanos. ¡Puro Shonen!
El propio Akira Toriyama reveló en la edición en color de Dragon Ball que hay muchos tipos diferentes de Fusión, y pero el tipo de fusión que aprendió Goku y vimos en el manga es el que aumenta el poder de batalla, de modo que nos vamos a centrar específicamente en aquellas que sirven para combatir o crear un ser (o androide) cuyo propósito sea enfrentarse a un adversario superior. Y ya te adelantamos que no hemos tenido en cuenta la vez que Goten y Trunks se disfrazaron de Mighty Mask compartiendo disfraz.
A continuación, todas las técnicas de fusión que se han mostrado o revelado en Dragon Ball a lo largo de los más de 40 años del manga, el anime y los videojuegos. Algunas fusiones, de hecho, solo se han visto en consolas, PCs y recreativas, pero, como estás a punto de ver, eso no las hace menos impresionantes.
Índice de Contenidos (13)
La fusión metamorana
- Nombre oficial: Fusion Dance
- Primera aparición: Dragon Ball (manga) / Dragon Ball Z: la saga de Buu (anime)
Posiblemente la fusión más icónica de Dragon Ball y durante mucho tiempo fue considerada la más poderosa. En esencia, dos o más personas con una fuerza, físico y capacidad de combate alineadas inician una danza sincronizada, en posiciones opuestas, que concluye haciendo coincidir los dedos índice de cada mano. Si todos los pasos tienen éxito y los dedos se tocan aparece un ser que combina sus personalidades, vestido con el atuendo metamoriano y con el potencial liberado y maximizado de aquellos que hacen el baile.
Goku aprendió esta técnica estando en el más allá, tras el Cell Game, de un habitante del planeta metamor. Sin embargo, hay una serie de restricciones: en caso de fallar algún paso de la danza o no coincidir los dedos índice habrá un desequilibrio y, en lugar de la fusión perfecta, aparecerá un ser debilitado. Por otro lado existe un límite de tiempo de 30 minutos antes de que aquellos fusionados se separen, el cual puede reducirse drásticamente si se recibe un enorme impacto o se libera una cantidad de energía drástica, como transformarse en Super Saiyan 3.
La unión Potara
- Nombre oficial: Potara Fusion
- Primera aparición: Dragon Ball (manga) / Dragon Ball Z: la saga de Buu (anime)
Cuando dos sujetos, los que sea, se reparten los pendientes Potara de los Kaioshin y se los colocan en orejas opuestas sus cuerpos son fuertemente atraídos y se combinan para crear un nuevo ser que mezcla las características físicas, el atuendo y la personalidad de ambos, así como ambos pendientes. Además, en Dragon Ball Super se establece que si los usuarios son mortales la duración de la unión Potara es de una hora (en condiciones normales) y si son dioses es permanente. Con todo, determinadas condiciones ambientales, como el interior de Majin Buu, pueden anular el efecto.
Sin embargo, y esto es importante, el efecto de la unión Potara no implica necesariamente un aumento de fuerza, o una multiplicación del poder de combate: lo ideal es que sean dos personas de enorme fuerza y rivalidad, ya que de lo contrario cabe la posibilidad de que apenas haya un aumento o se pierda fuerza. Aunque, por otro lado, así es posible adquirir nuevas habilidades mágicas o diferentes tipos de poderes. Dicho esto, si hay un desnivel de poder o habilidades extremadamente drástico tiene a haber un ser dominante en la fusión, como ocurre con el viejo Kaioshin cuando se unió por accidente a una bruja.
La asimilación namekiana
- Nombre oficial: Yugo
- Primera aparición: Dragon Ball (manga) / Dragon Ball Z: la saga de Namek
Los namekianos, procedentes originales del lejano Reino de los Demonios, poseen características únicas y un poder mágico excepcional. Con el entrenamiento adecuado son capaces de dividir su cuerpo y personalidad en seres completamente independientes, fragmentando enormemente su poder, pero también pueden hacer el proceso inverso, unificando en un mismo ser el poder, las técnicas, la sabiduría y hasta los recuerdos de varios miembros de su propia raza.
El proceso de asimilación namekiana consiste en que un namekiano sirve de base (o recipiente) y, tras colocar su mano en otro, recibe todo lo que ha sido ser, su esencia vital y, por supuesto, añade toda su fuerza de combate. Algo determinante en el resultado y que se intensifica si se trata de un namekiano guerrero. Con todo, no hay un límite definido, con lo que un mismo individuo de la raza Namek puede asimilar a muchos de los suyos en caso de extrema necesidad o por supervivencia. ¿Hay un contraefecto? La asimilación es irreversible y si el creador de las Dragon Balls participa en él las esferas pierden su poder.
Las pulseras Metamorfosis de la Capsule Corporation
Karoly, Majin Satan, Arale 18... Fusiones sin límites. Toei Animation y Bandai Namco expandieron de manera muy valiente la franquicia de Dragon Ball a través de los videojuegos, y uno de sus experimentos más singulares fue un videojuego de Nintendo 3DS cuyo máximo atractivo era que el jugador pudiese fusionar a todos los personajes de Toriyama. De este modo, y dado que no había ningún canon ante el que rendir cuentas, se sacaron de la chistera un objeto capaz de promover esta locura.
La trama de Dragon Ball Fusions gira en torno a dos fanáticos de Dragon Ball que le piden al dragón Shenron que organice el mayor Torneo de Artes Marciales con los seres más poderosos. A lo largo de esa historia vemos como la propia Bulma es la creadora de las pulseras Metamorfosis (las cuales llevan el símbolo de la Capsule Corporation) y se invita al jugador a que les de el máximo uso posible con tres tipos de fusión.
Las fusiones EX de las pulseras Metamorfosis
Las fusiones EX son fruto de las pulseras Metamorfosis. Unos objetos que habilitan que cualquier personaje se fusione y que, en esencia, funciona como la danza de la fusión y la unión Potara: tienes que ponertela en el brazo y realizar la danza metamoriana, resultando en un nuevo personaje con las características, ataques y aspectos combinados de dos héroes o villanos.
Las fusiones arbitrarias de las pulseras Metamorfosis
También conocidas como Katteni Fusion o Freeform Fusion. Son un sistema de fusión todavía más avanzado y poderoso que las fusiones EX en las cuales un sujeto sirve de base y se convierte en la parte dominante. La técnica es la misma que las Fusiones EX, ofreciendo más de 50.000 posibles combinaciones, aunque en realidad es una función asociada al Streetpass de Nintendo 3DS.
La Ultra Fusion de las pulseras Metamorfosis
También conocida como Maxi-Fusion. El tipo de fusión definitiva de las pulseras Metamorfosis. Fue inventado, de hecho, por el Comando Ginew, de las Fuerzas especiales de Freezer, y consiste en realizar una danza de la fusión metamorana en total sincronía entre cinco personas que llevan una pulsera Metamorfosis. Su aspecto depende de la raza y el género con quién ejecutamos la técnica en el juego (Saiyan, Terrícola, Namekiano, Alienígena o de Otros mundos) y, dado su poder, en el juego esta fusión dura básicamente un suspiro.
La Absorción
- Nombre oficial: Kyushu, que es absorción en japonés
- Primera aparición: Dragon Ball (manga) / Dragon Ball Z: la saga de Cell (anime)
La absorción es más un proceso asimilativo que una técnica y, en oposición a las anteriores fusiones de los protagonistas, la hemos visto emplear especialmente en los villanos de Dragon Ball como Cell, Majin Buu o, ya en el manga de Dragon Ball Super, en Moro. En cualquier caso, se trata de consumir o envolver hasta absorber a otro individuo, incluso contra su voluntad, procesarlo en su cuerpo y aumentar la drásticamente tanto la fuerza de combate. Según el caso incluso es posible heredar rasgos o técnicas.
El resultado varía según la manera en la que cada ser procesa la absorción. El el caso de Cell imperfecto vimos como el bioandroide redujo poblaciones enteras de terrícolas aumentando drásticamente su fuerza de combate, pero también el Pequeño Buu asimiló al gran Kaioshin, pasando a ser un Majin Buu bonachón que diluyó enormemente su naturaleza malvada. Con todo, Super Buu asimiló a Gotenks, Piccolo y Gohan añadiendo su fuerza, su inteligencia y sus técnicas a su repertorio.
Fase de Bonus: ¿Quién ganaría entre la danza de la fusión y la unión Potara?
Llegados a este punto toca despejar una incógnita esencial: dentro del canon de Dragon Ball, ¿qué fusión es la más poderosa? La respuesta, ya te adelanto, tiene truco ya que, por obvio que suene, no depende de la técnica, sino de qué dos personas la hagan. Porque no todas las fusiones sirven para aumentar la fuerza de combate.
- La danza de la fusión multiplica la fuerza de dos seres, cuales sean, con lo que tiene esa enorme ventaja a todos los niveles frente a los Potara. Sobre el papel, dos individuos cualesquiera se impondrían a los pendientes divinos a riesgo de que si se ejecuta mal la coreografía se habrá perdido el combate por adelantado. Además, existe un límite de 30 minutos con lo que si el combate se alarga también será derrotado.
- La unión Potara funciona siempre y dura una hora en mortales. Eso es una ventaja brutal. Sin embargo, su debilidad es que los efectos y el poder derivado no siempre se traduce en una mayor fuerza de combate: si quienes la ejecutan tienen un poder, una experiencia y una técnica excepcionales y, además, son rivales (como Goku y Vegeta) el resultante es devastador y es la más poderosa. Pero cada caso es único.
En condiciones normales, y en términos de combate, la danza de la fusión es mejor, ya que ofrece a los usuarios unos mejores resultados, multiplicando la fuerza de los dos sujetos. Dándole a Goten y a Trunks una fusión con unas habilidades y un nivel de poder a los que no pueden aspirar por separado. Sin embargo, como se estableció en las guías oficiales y ya dijo el anciano Kaio Shin en el manga, la unión Potara es superior específicamente en aquellos casos en los que participan dos prodigios que, además, son rivales.
La unificación
- Nombre oficial: merge
- Primera aparición: Dragon Ball (manga) / Dragon Ball Z: relleno y OVAS (anime)
La unificación engloba una variedad de técnicas de fusión temporal, de origen extraterrestre y diferente a la asimilación namekiana, cuya ejecución y resultados dependen de cada especie, pero que engloba unas características comunes: dos o más seres combinan su cuerpo para crear uno más poderoso. De hecho, es una técnica relativamente común en según qué planeta, aunque como dijo Toriyama, no todos los tipos de fusión sirven para incrementar el poder de combate.
De este modo, con ejemplos dados por el propio Toriyama, tenemos los casos de Avo y Cado en la película Dragon Ball Z: Goku y sus amigos se reúnen o la triple fusión Miza, Iwaza y Kikaza en Dragon Ball Super durante la saga del prisionero espacial. Y, más allá de la imaginación de Toriyama, nos encontramos con los esbirros de Turles llamados Rasin y Lakasei en la película de Dragon Ball Z: la Super Batalla.
La absorción o ensamblación de cyborgs y máquinas
- Nombre oficial: Machine Merge / Absorb
- Primera aparición: Dragon Ball (manga) / Dragon Ball (anime)
Algunos androides, seres biomecánicos, cyborgs y robots de Dragon Ball tienen la capacidad de complementarse para crear unidades todavía más poderosas o alcanzar la perfección. De hecho, estos procesos no se pueden considerar técnicas como tal, ya que en realidad son parte del diseño o las modificaciones de sus respectivos creadores. Lógicamente, según el caso nos encontramos con un incremento de la capacidad de combate, nuevas habilidades o la adición de arsenal extra.
Entre los ejemplos recurrentes del Dragon Ball de Toriyama tenemos el proceso hasta la perfección de Cell, el cual consistía en absorber a los androides A17 y A17; pero también al luchador del Torneo de Poder Agnilasa de Dragon Ball Super, el cual es un enorme bioandroide compuesto por varios robots y seres del Universo 3.
Con todo, en las películas o la animación tenemos muchos más casos y más variados: del Súper Androide A13 en la película Dragon Ball Z: Los tres grandes Supersaiyanos o, ya en Dragon Ball GT, a Super Mega Cannon Sigma, Hyper Meta Rilldo o el androide Super 17.
La fusión de Ki
- Nombre oficial: Ki no Yugo
- Primera aparición: Dragon Ball Heroes
El tipo de fusión más extraña ya que, a efectos prácticos, los que la ejecutan no combinan sus cuerpos como tal, sino que unifican su fuerza de combate y poder. La fusión de Ki existe dentro del multiverso de Dragon Ball Heroes que hemos visto en los videojuegos, el manga o la serie de televisión y pertenece a la saga de la Patrulla del tiempo de Trunks (como Dragon Ball Xenoverse), aunque hasta la fecha solo hemos conocido a dos usuarios que, de hecho, son el mismo: Goku y Xeno Goku.
La ejecución de la La fusión de Ki consiste, a grandes rasgos, en que los usuarios unifican su poder y lo maximizan en conjunto gracias a las habilidades únicas de la Kaioshin del Tiempo Chronoa, de modo que ambos pueden luchar constantemente con toda su potencia al tener acceso a unas muchísimo mayores reservas de poder, fuerza y energía. Con todo, y como ocurre con las mejores fusiones, este estado no puede mantenerse durante mucho tiempo.
Los medibichos del reino demoníaco
- Nombre oficial: Kuttsuki Mushi no Fusion
- Primera aparición: Dragon Ball Daima
La última fusión conocida de imaginada por Akira Toriyama para Dragon Ball es, curiosamente, una que nos quedamos con ganas de ver en acción: en el Tercer Reino Demoníaco venden unos insectos conocidos como los medibichos con habilidades increíbles, de modo que algunos sirven para reestablecer por completo la energía y eliminar el cansancio de quien los come, otros curan el dolor de cabeza o las quemaduras y unos en concreto, los medibichos fusionadores (Kuttsuki Mushi ) habilitan una fusión entre dos seres de manera instantánea.
La mala noticia: desconocemos los efectos o los resultados más allá de lo descrito en la tienda. Se trata de una especie de escarabajo verdoso que, al compartirse entre tres seres, los fusiona en un único ser mucho más poderoso al ingerir su porción. Sin embargo, no se ha detallado si hay un límite de tiempo, es para siempre o qué ocurre cuando quienes ingieren un trozo no provienen del Reino Demoníaco.
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Frankie MB
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Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
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La identidad industrial de Odense estuvo marcada por sus astilleros. Durante casi un siglo, sus ingenieros construyeron algunos de los portacontenedores más avanzados del mundo, incluidos los gigantes de la clase Mærsk E, que en su momento fueron los mayores barcos de carga jamás construidos. Pero la industria naval danesa llevaba años perdiendo terreno. Desde finales de 1970, el sector sufrió un repliegue gradual a medida que la construcción naval se trasladaba a Corea del Sur, Japón y China, donde los costes de producción eran significativamente más bajos.
Para contener la crisis, el Gobierno de Dinamarca impulsó subsidios estatales, créditos a la exportación y encargos estratégicos, pero la tendencia era imparable: entre 1977 y 1985, la cuota de mercado de los astilleros europeos cayó del 41 % al 18 %, mientras que la de Asia pasó del 46 % al 70 %, con China emergiendo como un actor clave. Son datos que aparecen en ‘Transforming an Industry in Decline’, un análisis de Thomas Roslyng Olesen sobre la caída de los astilleros daneses.
Odense no fue inmune a este cambio. Hasta finales de la década de 2000, Mærsk había construido muchos de sus barcos en el Odense Steel Shipyard, pero la creciente competencia de los astilleros asiáticos llevó a la compañía a replantear su estrategia. Como recoge Taipei Times, en 2011 Maersk encargó a Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering (DSME), en Corea del Sur, la construcción de sus nuevos portacontenedores de la clase Triple-E.
Lo que pudo haber sido el colapso industrial de la ciudad se convirtió en un punto de inflexión. Dinamarca no pudo competir en costes con Asia, pero encontró una alternativa en los nichos tecnológicos de alto valor añadido. En lugar de construir barcos, la industria local comenzó a desarrollar motores marinos más innovadores, software para la automatización portuaria y sistemas térmicos avanzados.
Odense no tardó en seguir ese camino. Su reconversión no ocurrió de un día para otro, ni fue el resultado de un plan maestro perfectamente ejecutado. Fue, más bien, una respuesta a la urgencia. Sin astilleros ni grandes contratos navales, la ciudad tuvo que buscar una alternativa. La inversión pública ayudó, las universidades pusieron de su parte y el ecosistema industrial hizo lo que pudo con las herramientas que tenía. La robótica y la automatización parecían una vía prometedora, una forma de aprovechar el conocimiento técnico heredado de la industria naval para construir algo nuevo.
Oficinas de Universal Robots en Odense
Pero transformar una ciudad no es fácil. No basta con atraer startups o poner incentivos fiscales. Hay que generar talento, convencer a las empresas de que apuesten por quedarse y, sobre todo, demostrar que hay un mercado dispuesto a sostenerlo todo a largo plazo. Odense, precisamente, se encuentra en esta fase. Su antiguo corazón industrial está llenándose de empresas que buscan abrirse camino en la robótica, como Universal Robots y Mobile Industrial Robots (MiR), dos de las firmas más destacadas que han nacido en este ecosistema.
Universal Robots se ha especializado en cobots, robots colaborativos diseñados para trabajar junto a humanos en fábricas, sin necesidad de barreras de seguridad ni programaciones complejas. A diferencia de los robots industriales tradicionales, que suelen estar confinados en celdas y operan con fuerza y velocidad para tareas repetitivas, los cobots están diseñados para la interacción directa con operarios humanos. No hay que confundirlos con los robots humanoides. MiR, por su parte, ha apostado por robots móviles autónomos, máquinas capaces de moverse por almacenes y centros logísticos transportando mercancías.
Un clúster tecnológico en pleno auge
El crecimiento de empresas como Universal Robots no ha ocurrido en el vacío. Una de las claves de la transformación de Odense ha sido el desarrollo de un clúster tecnológico especializado en robótica, que hoy es uno de los más dinámicos de Europa. En toda Dinamarca hay más de 300 compañías dedicadas a la robótica y la automatización, y más de 160 tienen su sede en Odense.
Este ecosistema comenzó a tomar forma entre 1980 y 1990, cuando se empezó a experimentar con tecnología robótica en los astilleros de Odense, pero su consolidación real llegó en las últimas dos décadas. Desde 2015, el número de empresas en el clúster había crecido un 50% en 2020, según el Odense Robotics Insight Report. En el centro de esta red está la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU), que no solo aporta talento a las empresas del sector, sino que también lidera investigaciones en automatización e inteligencia artificial.
Si le preguntas a las autoridades locales, no tienen dudas: Odense no solo quiere ser un referente en robótica, sino convertirse en la mejor ciudad del mundo para el desarrollo de robots. “Odense ya es el centro mundial de robots colaborativos, pero soñamos con hacer de Odense la mejor ciudad robótica del mundo”, afirman desde el gobierno local. No es solo un lema: es una estrategia que ya está en marcha.
Uno de los pilares de este plan es desarrollar un campus de robótica, donde startups, grandes empresas y la Universidad del Sur de Dinamarca compartan investigaciones e ideas. Este espacio debería servir como núcleo de innovación, facilitando el contacto directo entre talento emergente y compañías consolidadas. La meta es reforzar la red que ya existe entre las empresas del clúster y hacer que la ciudad sea aún más atractiva para la inversión extranjera.
Odense está apostando fuerte, pero aún falta ver si la jugada funciona
La ciudad ha hecho una apuesta clara: quiere que la robótica sea su nueva industria insignia. Tiene una estrategia bien definida, inversión en marcha y una red de empresas que ya está funcionando. Pero queda la parte más difícil: convertir este ecosistema en un modelo sostenible a largo plazo.
Odense no está compitiendo en solitario. A nivel global, la robótica se ha convertido en una carrera tecnológica en la que solo unos pocos actores podrán consolidarse. China, con su ambición de liderar la automatización mundial, está invirtiendo miles de millones en ciudades como Shenzhen y Hangzhou, donde se están desarrollando robots industriales y de servicio a gran escala, y donde destacan firmas como Unitree, que buscan replicar el éxito que Xiaomi alcanzó en el sector móvil. Su dominio en la fabricación de robots no solo representa una amenaza tecnológica para Estados Unidos, sino que también está generando una batalla por la hegemonía en la industria de la robótica.
Silicon Valley, por su parte, sigue siendo uno de los epicentros de la innovación. Gigantes como Google ya están explorando esta convergencia. Con su proyecto Gemini Robotics, la compañía quiere que la IA deje de estar confinada en pantallas y empiece a actuar en el mundo real, permitiendo que los robots sean más autónomos y adaptables. También en Sunnyvale, California, la startup Figure busca dar el siguiente gran paso con el primer robot humanoide autónomo comercialmente viable. La apuesta es clara: la combinación de IA generativa y hardware avanzado será clave en la nueva era de la automatización.
Silicon Valley sigue siendo uno de los epicentros de la innovación.
Pero la innovación en robótica no se limita a Silicon Valley. En Austin, Texas, Tesla sigue avanzando en automatización e inteligencia artificial aplicada a la movilidad, mientras que en Waltham, Massachusetts, Boston Dynamics continúa experimentando con robots avanzados, dejando atrás sus conceptos del pasado. El futuro de la robótica no solo pasa por mejorar el hardware, sino por integrar inteligencia artificial generativa en robots físicos, un salto que podría cambiar la industria para siempre.
En este contexto, Odense no solo compite contra ciudades chinas, europeas o estadounidenses. La lucha por convertirse en la capital mundial de la robótica es cada vez más global, y la ciudad danesa tendrá que demostrar que su apuesta por la automatización y la colaboración entre universidades y empresas puede sostenerse a largo plazo.
Dinamarca, sin embargo, tiene algo que pocos pueden ofrecer: un modelo de sociedad altamente competitivo y estable. En 2024, el país se posicionó como la tercera economía más competitiva del mundo, solo por detrás de Singapur y Suiza, según el World Competitiveness Ranking del IMD. Este reconocimiento refuerza su capacidad para adaptarse a los cambios globales y consolidarse como un polo de innovación tecnológica.
Por cada empresa consolidada, hay docenas que intentan sobrevivir en un sector altamente competitivo. El desafío sigue siendo enorme: atraer inversores, retener talento local y convencer a gigantes industriales de que Odense puede ser más que un experimento bienintencionado. La ciudad ha logrado sentar las bases, pero aún queda la prueba más difícil: demostrar que realmente puede convertirse en la capital mundial de la robótica.
Imágenes | David Levêque | Odense Robotics | Universal Robots | Mobile Industrial Robots (MiR)
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Javier Marquez
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Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
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La música es el lenguaje del alma, y un lenguaje universal. Las calles de ciudades grandes y pequeñas de medio mundo tienen músicos de todo tipo que se ganan la vida, lo hacen por hobby o para entretener en un acto que haría estremecer a la SGAE. En México, esa música callejera es tradición, una que se mantiene viva gracias a los organilleros.
Tienen un par de siglos a sus espaldas y lo más triste es que son el ejemplo perfecto de la obsolescencia natural: los organillos no morirán porque no haya nadie que quiera tocarlos, sino porque no habrá quien sepa repararlos.
El organillo. La figura del organillero puede que nos quede lejos ahora mismo a quienes vivimos en Europa. Es posible verlos en fiestas populares en algunos municipios alemanes, pero es algo más anecdótico y reservado a momentos concretos que otra cosa. En México, la cosa cambia: allí se siguen escuchando a diario en ciudades como Ciudad de México. También en Buenos Aires o Santiago de Chile.
Los cilindros
Lo curioso del asunto es que los organilleros nacieron en Europa, como los organillos. Se trata de un instrumento mecánico portátil que se inventó en el siglo XVIII, pero que se perfeccionó cuando llegó a Alemania durante el siglo XIX.
La caja se puede adornar con los motivos que se quiera
Es un instrumento mecánico con cilindros que tienen protuberancias o perforaciones. Estos cilindros giran gracias a la acción de una manivela, y activan a su paso una serie de lengüetas. Al hacerlo, un fuello interno expulsa aire a través de tubos, que son los que producen las notas musicales a la altura y ritmo predefinido debido al propio cilindro. No hace falta saber de música, vaya, simplemente hay que girar la manivela.
Cruzando el charco. En Alemania eran tremendamente populares, pero también en Italia, Francia, Países Bajos o España. Cada país podía adaptarlos a sus canciones populares y los organilleros iban por las calles y plazas amenizando la estancia de los viandantes.
Era una forma de popularizar la música y, en algún momento a finales del siglo XIX, llegaron a México. Fue un bombazo.
Ganoa. ‘Wagner y Levien’ era una casa de instrumentos musicales fundada por inmigrantes alemanes que no sólo trajeron los organillos, sino que los alquilaban a quienes querían ganarse la vida tocando en la calle. Se seguían fabricando en Alemania, por lo que había que importarlos y se dice que el más importante en este sentido fue Gilberto Lázaro Gaona.
Se estima que fueron 250 organillos los que adquirió en la década de 1930, coincidiendo con el momento en el que se dejaron de fabricar en Alemania. Y son los que, modificados para reproducir música popular mexicana, durante décadas han estado dando vueltas por las calles de la ciudad.
Tradición. Estos organillos pesan lo suyo. Algunos llegan a superar los 50 kilos y, aunque hay modelos que pueden llevarse a cuestas, lo más común es apoyarlos sobre un palo o en un soporte con ruedas que facilite el transporte. Los organilleros llevan puesto su uniforme tradicional y se dedican a… eso, a dar vueltas a la palanca para activar el mecanismo y colorear de forma musical algunas de las calles más transitadas de la ciudad.
Evidentemente, gracias a la sensibilidad con los animales, ahora no ocurre, pero antes estos organilleros podían llevar un mono que recogía los donativos y completaba el espectáculo.
Tambiérn en Chile
Polémicas y contrapolémicas. Son, por tanto, parte del tejido cultural de Ciudad de México y, como ocurre tantas y tantas veces, hay turistas que no ven con buenos ojos esas tradiciones locales. Célebre fue el caso de una turista estadounidense que se quejó a través de las redes sociales por el sonido de este instrumento.
No tardaron en caerle críticas que no achantaron a la joven, aparecieron defensores del oficio de los organilleros, de la importancia cultural que tienen y, por qué no decirlo, también apareció ese celo por la patria que a veces se exalta cuando nos sentimos atacados.
En extinción. Ahora bien, los organilleros parecen estar lejos de desaparecer, pero otro cantar es lo que ocurrirá con el organillo. Debido al uso, posibles accidentes y la fricción entre los elementos, estos organillos se desgastan y hay que repararlos. ¿Recuerdas las 250 piezas que importó Gaona? Bien, se estima que quedan 16 porque el resto se perdieron, fueron robados o se vendieron a coleccionistas, y esos 16 son los que se siguen alquilando a los organilleros.
Y la responsable de ese negocio y de su reparación es, como leemos en México Desconocido, Marcela Silvia Hernández Cortés, nuera de Gilberto. Su marido era el que llevaba el negocio y a ella nadie le enseñó porque los dos hombres le decían que se dedicara a la cocina cuando intentaba aprender el oficio.
Legado. Tras la muerte de su marido, Marcela aprendió por su cuenta a reparar estos organillos que, si han sobrevivido, es gracias a su pericia y dedicación. Lo triste es que no hay una escuela de reparadores de organillos, tampoco piezas nuevas, pues las fábricas cerraron y la esperanza de la artesana, como comenta en TeleDiario, es que sus nietas continúen con el legado.
“Es muy laborioso, pero a veces me quedan bien”, comentó Marcela en el telediario, quien también comenta que, más allá de la tradición, el oficio de organillero es una oportunidad para personas de cierta edad que se han quedado sin trabajo y que no pueden, por el motivo que sea, acceder a uno.
La del artesano es una profesión preciosa y, como vimos con la respuesta popular ante el vídeo de la turista estadounidense, el papel del organillero es respetado y apreciado por los mexicanos. Tanto que hay organizaciones que trabajan para conservar esta tradición.
Imágenes | RDeminicis (WMB) (2), Jmillan325, Luisalvaz
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Alejandro Alcolea
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Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
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En la Francia del siglo XVIII, la prerrevolucionaria, la de Versalles y el hervidero social, había un tema de Estado urgentísimo que preocupaba a los diplomáticos, llenaba horas de debate en las cortes europeas, desesperaba a la poderosa Casa de los Habsburgo-Lorena e inspiraba canciones jocosas en las calles París: el pene de Luis XVI. O mejor dicho: qué hacía con él. O mejor dicho aún: qué no hacía con él.
A pesar de su juventud y de estar casado con una de las damas que mayor fascinación ha despertado en la historia de Europa, María Antonieta, Luis XVI no parecía demasiado interesado en el sexo. Él mismo resumía de forma clara en su diario cómo fue su noche de bodas con la joven austriaca el 16 de mayo de 1770:
"Rien" (Nada)
Nada pasó esa primera noche de esponsales entre el joven Delfín francés, que por entonces tenía 16 años, y su aún más joven esposa, que no llegaba siquiera a los 15. Y "rien" (nada) volvió a ocurrir la noche siguiente, ni la otra, ni a la cuarta… Y así a lo largo de cerca de 2.500 veladas, siete largos años durante los que, se cuenta, el matrimonio entre Luis y María Antonieta no llegó a consumarse como tal.
El francés hacia visitas nocturnas a su esposa. Y con mayor o menor empeño, lo intentaba. Lo sabemos entre otras cosas gracias a la correspondencia de José II de Austria, hermano de María Antonieta, que tras visitar en persona a su cuñado escribió una carta desesperada (y con un punto cómico) en la que hablaba del paupérrimo desempeño de Luis XVI en las cosas del amor y la carne.
"Tiene erecciones muy condicionadas, introduce el miembro, se queda ahí quizás dos minutos sin moverse, lo retira sin eyacular y aún erecto da las buenas noches", confesaba José II a otro de sus hermanos, el futuro emperador Leopoldo II. "Y está feliz, diciendo que solo lo ha hecho por deber… ¡Y que no le encuentra gusto!"
El aristócrata austriaco no es el único que dejó por escrito sus impresiones o lo que sabía de la vida sexual de Luis XVI y María Antonieta. Sobre el tema habló el historiador contemporáneo Jacob-Nicolas Moreau y aristócratas influentes como el Conde de Fuentes, que ejercía de embajador de España, el Conde de Aranda y antes o después sus propios protagonistas, el Delfín francés y María Antonieta.
Por supuesto también se hablaba de la aparente torpeza (o falta de interés) sexual de Luis en las calles del París prerrevolucionario, que no perdió la oportunidad de componer sátiras jocosas y subidas de todo sobre el particular.
"Todo el mundo se pregunta por lo bajo: ¿El Rey puede o no puede? La triste Reina pierde la esperanza. Uno dice que no puede empalmarse. El otro que no puede entrar en ella", ironizaba un tema dedicado al miembro viril de Luis.
Que la vida sexual de Versalles despertarse tantísimo interés, en París, Francia y mucho más allá, entre la aristocracia extranjera, es más que comprensible. Que Luis XVI y María Antonieta consumasen y tuviesen una buen vida sexual (o al menos vida sexual conjunta, sin más) era en cierto modo un tema de Estado prioritario. De ello dependía ni más ni menos que la sucesión real.
Prueba de hasta qué punto preocupaba el asunto es que, además de José II, llegaron a implicarse en mayor o menor medida la María Teresa I de Austria, madre de María Antonieta, y el abuelo de Luis, Luis XV (el 'Bien Amado'), quien ironías de la historia era conocido por todo lo contrario: su intenso y polémico apetito sexual. Se cuenta que en octubre de 1772 el viejo monarca francés llegó a convocar a los dos jóvenes en una reunión privada durante la que quiso comprobar en persona, sin mediadores, si los genitales de su nieto tenían algún fallo.
No es sorprendente. No hay indicios de que Luis estuviese interesado en los hombres. Y más allá de las chanzas y murmuraciones, la precaria vida sexual de Luis y María Antonieta dejaba botando una pregunta: si el problema era él (sobre ella corrían rumores en sentido contrario, que hablaban de escándalos sexuales), ¿qué le pasaba a Luis? Teorías había unas cuantas. Muchas. De todo pelaje.
Había quien creía que se trataba de una cuestión de magia y que el Delfín estaba bajo el influjo de un hechizo. Otras versiones achacaban la pobre vida sexual del francés a su timidez, juventud, un retraso de la pubertad, problemas glandulares, diabetes, el sistema endocrino o que era un ser "indolente" hacia el sexo.
La teoría más extendida y sobre la que parece que más se hablaba en la época, dentro de los círculos más próximos a Versalles, es bien distinta: fimosis.
Al tener sexo (o intentarlo) el joven sentiría dolor, lo que le llevaba a desistir y frustraba su deseo. El Conde de Aranda se hacía eco de esa versión de forma pormenorizada en una carta recogida hace unos años por ABC: "Dicen que el frenillo comprime de tal forma el prepucio que este se afloja en el momento de la penetración y le produce un dolor que obliga a su majestad a moderar el impulso".
"Otros presumen que dicho prepucio es tan adherente que no se puede aflojar lo suficiente para permitir la salida de la extremidad peniana, lo que impide que se produzca una erección completa", señalaba el aristócrata español, quien se permite incluso dejar sus propias impresiones. Si el problema es el frenillo, escribe, no se trataría de algo tan excepcional y el problema real sería el carácter de Luis.
"Es algo que sucede a muchas personasen sus primeros intentos, pero como esas personas tienen mejor apetito carnal que su majestad, a causa de su temperamento o de su inexperiencia, con el calor de la pasión, un gemido y buena voluntad, el frenillo se rompe en su totalidad, o lo bastante para continuar", relataba.
Una versión similar debió de manejar José II, quien se cuenta que llegó a convencer a su cuñado para que se operase. Si el problema era o no el frenillo es más complicado. María Teresa recibió un informe que aconsejaba la cirugía, pero tras examinar a su nieto Luis XV concluyó que aquello no era necesario.
Se trataba de esperar.
Y no se equivocó.
El matrimonio tardó en consumarse, mucho, siete largos años repletos de teorías, bromas, murmuraciones, enfados y desesperación (y alegría) en no pocas cortes europeas; pero al cabo de 2.500 noches, el problema pareció solucionarse.
"Estoy muy feliz. Hace ocho días que el matrimonio está totalmente consumado. La prueba se ha repetido y ayer de una forma más completa", relataba María Antonieta a su madre en 1777. El propio Luis XVI confesaba a sus tías que había descubierto "el placer" y se lamentaba de "no haberlo conocido tanto tiempo".
La pareja tuvo descendencia. Cuatro hijos.
Poco tiempo más de felicidad le quedaba, sin embargo. En 1789, iniciada la Revolución francesa, el problema dejó de ser el lecho y pasó a ser la guillotina. No faltan teorías que sostienen que en el ánimo del pueblo y la imagen que tenía de la realeza francesa influyó la atribulada vida sexual de ambos monarcas.
Imágenes | Wikipedia 1, 2 y 3
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Carlos Prego
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Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
Artículo original
La identidad industrial de Odense estuvo marcada por sus astilleros. Durante casi un siglo, sus ingenieros construyeron algunos de los portacontenedores más avanzados del mundo, incluidos los gigantes de la clase Mærsk E, que en su momento fueron los mayores barcos de carga jamás construidos. Pero la industria naval danesa llevaba años perdiendo terreno. Desde finales de 1970, el sector sufrió un repliegue gradual a medida que la construcción naval se trasladaba a Corea del Sur, Japón y China, donde los costes de producción eran significativamente más bajos.
Para contener la crisis, el gobierno danés impulsó subsidios estatales, créditos a la exportación y encargos estratégicos, pero la tendencia era imparable: entre 1977 y 1985, la cuota de mercado de los astilleros europeos cayó del 41 % al 18 %, mientras que la de Asia pasó del 46 % al 70 %, con China emergiendo como un actor clave. Son datos que aparecen en ‘Transforming an Industry in Decline’, un análisis de Thomas Roslyng Olesen sobre la caída de los astilleros daneses.
Odense no fue inmune a este cambio. Hasta finales de la década de 2000, Mærsk había construido muchos de sus barcos en el Odense Steel Shipyard, pero la creciente competencia de los astilleros asiáticos llevó a la compañía a replantear su estrategia. Como recoge Taipei Times, en 2011 Maersk encargó a Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering (DSME), en Corea del Sur, la construcción de sus nuevos portacontenedores de la clase Triple-E.
Lo que pudo haber sido el colapso industrial de la ciudad se convirtió en un punto de inflexión. Dinamarca no pudo competir en costes con Asia, pero encontró una alternativa en los nichos tecnológicos de alto valor añadido. En lugar de construir barcos, la industria local comenzó a desarrollar motores marinos más innovadores, software para la automatización portuaria y sistemas térmicos avanzados.
Odense no tardó en seguir ese camino. Su reconversión no ocurrió de un día para otro, ni fue el resultado de un plan maestro perfectamente ejecutado. Fue, más bien, una respuesta a la urgencia. Sin astilleros ni grandes contratos navales, la ciudad tuvo que buscar una alternativa. La inversión pública ayudó, las universidades pusieron de su parte y el ecosistema industrial hizo lo que pudo con las herramientas que tenía. La robótica y la automatización parecían una vía prometedora, una forma de aprovechar el conocimiento técnico heredado de la industria naval para construir algo nuevo.
Oficinas de Universal Robots en Odense
Pero transformar una ciudad no es fácil. No basta con atraer startups o poner incentivos fiscales. Hay que generar talento, convencer a las empresas de que apuesten por quedarse y, sobre todo, demostrar que hay un mercado dispuesto a sostenerlo todo a largo plazo. Odense, precisamente, se encuentra en esta fase. Su antiguo corazón industrial está llenándose de empresas que buscan abrirse camino en la robótica, como Universal Robots y Mobile Industrial Robots (MiR), dos de las firmas más destacadas que han nacido en este ecosistema.
Universal Robots se ha especializado en cobots, robots colaborativos diseñados para trabajar junto a humanos en fábricas, sin necesidad de barreras de seguridad ni programaciones complejas. A diferencia de los robots industriales tradicionales, que suelen estar confinados en celdas y operan con fuerza y velocidad para tareas repetitivas, los cobots están diseñados para la interacción directa con operarios humanos. No hay que confundirlos con los robots humanoides. MiR, por su parte, ha apostado por robots móviles autónomos, máquinas capaces de moverse por almacenes y centros logísticos transportando mercancías.
Un clúster tecnológico en pleno auge
El crecimiento de empresas como Universal Robots no ha ocurrido en el vacío. Una de las claves de la transformación de Odense ha sido el desarrollo de un clúster tecnológico especializado en robótica, que hoy es uno de los más dinámicos de Europa. En toda Dinamarca hay más de 300 compañías dedicadas a la robótica y la automatización, y más de 160 tienen su sede en Odense.
Este ecosistema comenzó a tomar forma entre 1980 y 1990, cuando se empezó a experimentar con tecnología robótica en los astilleros de Odense, pero su consolidación real llegó en las últimas dos décadas. Desde 2015, el número de empresas en el clúster había crecido un 50% en 2020, según el Odense Robotics Insight Report. En el centro de esta red está la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU), que no solo aporta talento a las empresas del sector, sino que también lidera investigaciones en automatización e inteligencia artificial.
Si le preguntas a las autoridades locales, no tienen dudas: Odense no solo quiere ser un referente en robótica, sino convertirse en la mejor ciudad del mundo para el desarrollo de robots. “Odense ya es el centro mundial de robots colaborativos, pero soñamos con hacer de Odense la mejor ciudad robótica del mundo”, afirman desde el gobierno local. No es solo un lema: es una estrategia que ya está en marcha.
Uno de los pilares de este plan es desarrollar un campus de robótica, donde startups, grandes empresas y la Universidad del Sur de Dinamarca compartan investigaciones e ideas. Este espacio debería servir como núcleo de innovación, facilitando el contacto directo entre talento emergente y compañías consolidadas. La meta es reforzar la red que ya existe entre las empresas del clúster y hacer que la ciudad sea aún más atractiva para la inversión extranjera.
Odense está apostando fuerte, pero aún falta ver si la jugada funciona
La ciudad ha hecho una apuesta clara: quiere que la robótica sea su nueva industria insignia. Tiene una estrategia bien definida, inversión en marcha y una red de empresas que ya está funcionando. Pero queda la parte más difícil: convertir este ecosistema en un modelo sostenible a largo plazo.
Odense no está compitiendo en solitario. A nivel global, la robótica se ha convertido en una carrera tecnológica en la que solo unos pocos actores podrán consolidarse. China, con su ambición de liderar la automatización mundial, está invirtiendo miles de millones en ciudades como Shenzhen y Hangzhou, donde se están desarrollando robots industriales y de servicio a gran escala, y donde destacan firmas como Unitree, que buscan replicar el éxito que Xiaomi alcanzó en el sector móvil. Su dominio en la fabricación de robots no solo representa una amenaza tecnológica para Estados Unidos, sino que también está generando una batalla por la hegemonía en la industria de la robótica.
Silicon Valley, por su parte, sigue siendo uno de los epicentros de la innovación. Gigantes como Google ya están explorando esta convergencia. Con su proyecto Gemini Robotics, la compañía quiere que la IA deje de estar confinada en pantallas y empiece a actuar en el mundo real, permitiendo que los robots sean más autónomos y adaptables. También en Sunnyvale, California, la startup Figure busca dar el siguiente gran paso con el primer robot humanoide autónomo comercialmente viable. La apuesta es clara: la combinación de IA generativa y hardware avanzado será clave en la nueva era de la automatización.
Silicon Valley sigue siendo uno de los epicentros de la innovación.
Pero la innovación en robótica no se limita a Silicon Valley. En Austin, Texas, Tesla sigue avanzando en automatización e inteligencia artificial aplicada a la movilidad, mientras que en Waltham, Massachusetts, Boston Dynamics continúa experimentando con robots avanzados, dejando atrás sus conceptos del pasado. El futuro de la robótica no solo pasa por mejorar el hardware, sino por integrar inteligencia artificial generativa en robots físicos, un salto que podría cambiar la industria para siempre.
En este contexto, Odense no solo compite contra ciudades chinas, europeas o estadounidenses. La lucha por convertirse en la capital mundial de la robótica es cada vez más global, y la ciudad danesa tendrá que demostrar que su apuesta por la automatización y la colaboración entre universidades y empresas puede sostenerse a largo plazo.
Dinamarca, sin embargo, tiene algo que pocos pueden ofrecer: un modelo de sociedad altamente competitivo y estable. En 2024, el país se posicionó como la tercera economía más competitiva del mundo, solo por detrás de Singapur y Suiza, según el World Competitiveness Ranking del IMD. Este reconocimiento refuerza su capacidad para adaptarse a los cambios globales y consolidarse como un polo de innovación tecnológica.
Por cada empresa consolidada, hay docenas que intentan sobrevivir en un sector altamente competitivo. El desafío sigue siendo enorme: atraer inversores, retener talento local y convencer a gigantes industriales de que Odense puede ser más que un experimento bienintencionado. La ciudad ha logrado sentar las bases, pero aún queda la prueba más difícil: demostrar que realmente puede convertirse en la capital mundial de la robótica.
Imágenes | David Levêque | Odense Robotics | Universal Robots | Mobile Industrial Robots (MiR)
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Javier Marquez
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Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
Artículo original
Es innegable que la mayoría de los actores y actrices que participaron en la saga de El Señor de los Anillos son y serán las caras más reconocibles de sus respectivos personajes. Una de ellas es Cate Blanchett, cuya interpretación de Galadriel sigue grabada en la memoria de los fans. Sin embargo, durante su regreso en El Hobbit, la actriz estuvo a punto de asumir un papel secundario totalmente inesperado.
En una entrevista concedida hace varios años, la actriz australiana reveló que sentía un gran interés por las enanas, tanto que incluso le preguntó a Peter Jackson si, además de interpretar a Galadriel, podría hacer un cameo como una enana durante una cena, ya que le hacía especial ilusión encarnar a esta raza tan peculiar.
"No hay muchas mujeres en el universo de Tolkien. Me encantó tanto que les dije a Peter si podía participar en una escena de un banquete en el que iba a haber un montón de enanos. Siempre había querido interpretar a una mujer con barba, así que les dije: '¿Podría ser una esposa peluda cuando hagas una panorámica a lo largo de la mesa del banquete de los enanos?'".
La actriz estaba entusiasmada con la idea y, como era de esperar, Peter Jackson accedió sin problemas a su petición. Sin embargo, este sueño nunca llegó a materializarse debido a conflictos logísticos y de agenda, lo que dejó a Blanchett con una pequeña espina clavada.
Aun así, la actriz le pidió a un trabajador de Weta Workshop—empresa propiedad de Peter Jackson encargada del maquillaje y los efectos especiales de la saga—que la dibujara como una enana. De este modo, al menos conserva un bonito recuerdo de una de las producciones más importantes y queridas de toda su carrera.
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Iván González
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Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
Artículo original
La música es el lenguaje del alma, y un lenguaje universal. Las calles de ciudades grandes y pequeñas de medio mundo tienen músicos de todo tipo que se ganan la vida, lo hacen por hobby o para entretener en un acto que haría estremecer a la SGAE. En México, esa música callejera es tradición, una que se mantiene viva gracias a los organilleros.
Tienen un par de siglos a sus espaldas y lo más triste es que son el ejemplo perfecto de la obsolescencia natural: los organillos no morirán porque no haya nadie que quiera tocarlos, sino porque no habrá quien sepa repararlos.
El organillo. La figura del organillero puede que nos quede lejos ahora mismo a quienes vivimos en Europa. Es posible verlos en fiestas populares en algunos municipios alemanes, pero es algo más anecdótico y reservado a momentos concretos que otra cosa. En México, la cosa cambia: allí se siguen escuchando a diario en ciudades como Ciudad de México. También en Buenos Aires o Santiago de Chile.
Los cilindros
Lo curioso del asunto es que los organilleros nacieron en Europa, como los organillos. Se trata de un instrumento mecánico portátil que se inventó en el siglo XVIII, pero que se perfeccionó cuando llegó a Alemania durante el siglo XIX.
La caja se puede adornar con los motivos que se quiera
Es un instrumento mecánico con cilindros que tienen protuberancias o perforaciones que giran mediante una manivela y activan as u paso una serie de lengüetas. Al hacerlo, un fuello interno expulsa aire a través de tubos, que son los que producen las notas musicales a la altura y ritmo predefinido debido al propio cilindro. No hace falta saber de música, vaya, simplemente hay que girar la manivela.
Cruzando el charco. En Alemania eran tremendamente populares, pero también en Italia, Francia, Países Bajos o España. Cada país podía adaptarlos a sus canciones populares y los organilleros iban por las calles y plazas amenizando la estancia de los viandantes.
Era una forma de popularizar la música y, en algún momento a finales del siglo XIX, llegaron a México. Fue un bombazo.
Ganoa. ‘Wagner y Levien’ era una casa de instrumentos musicales fundada por inmigrantes alemanes que no sólo trajeron los organillos, sino que los alquilaban a quienes querían ganarse la vida tocando en la calle. Se seguían fabricando en Alemania, por lo que había que importarlos y se dice que el más importante en este sentido fue Gilberto Lázaro Gaona.
Se estima que fueron 250 organillos los que adquirió en la década de 1930, coincidiendo con el momento en el que se dejaron de fabricar en Alemania. Y son los que, modificados para reproducir música popular mexicana, durante décadas han estado dando vueltas por las calles de la ciudad.
Tradición. Estos organillos pesan lo suyo. Algunos llegan a superar los 50 kilos y, aunque hay modelos que pueden llevarse a cuestas, lo más común es apoyarlos sobre un palo o en un soporte con ruedas que facilite el transporte. Los organilleros llevan puesto su uniforme tradicional y se dedican a… eso, a dar vueltas a la palanca para activar el mecanismo y colorear de forma musical algunas de las calles más transitadas de la ciudad.
Evidentemente, gracias a la sensibilidad con los animales, ahora no ocurre, pero antes estos organilleros podían llevar un mono que recogía los donativos y completaba el espectáculo.
Tambiérn en Chile
Polémicas y contrapolémicas. Son, por tanto, parte del tejido cultural de Ciudad de México y, como ocurre tantas y tantas veces, hay turistas que no ven con buenos ojos esas tradiciones locales. Célebre fue el caso de una turista estadounidense que se quejó a través de las redes sociales por el sonido de este instrumento.
No tardaron en caerle críticas que no achantaron a la joven, defensores del oficio de los organilleros, de la importancia cultural que tienen y, por qué no decirlo, de ese celo por la patria que a veces se exalta cuando nos sentimos atacados.
En extinción. Ahora bien, los organilleros parecen estar lejos de desaparecer, pero otro cantar es lo que ocurrirá con el organillo. Debido al uso, posibles accidentes y la fricción entre los elementos, estos organillos se desgastan y hay que repararlos. ¿Recuerdas las 250 piezas que importó Gaona? Bien, se estima que quedan 16 porque el resto se perdieron, fueron robados o se vendieron a coleccionistas, y esos 16 son los que se siguen alquilando a los organilleros.
Y la responsable de ese negocio y de su reparación es, como leemos en México Desconocido, Marcela Silvia Hernández Cortés, nuera de Gilberto. Su marido era el que llevaba el negocio y a ella nadie le enseñó porque los dos hombres le decían que se dedicara a la cocina cuando intentaba aprender el oficio.
Legado. Tras la muerte de su marido, Marcela aprendió por su cuenta a reparar estos organillos que, si han sobrevivido, es gracias a su pericia y dedicación. Lo triste es que no hay una escuela de reparadores de organillos, tampoco piezas nuevas, pues las fábricas cerraron y la esperanza de la artesana, como comenta en TeleDiario, es que sus nietas continúen con el legado.
“Es muy laborioso, pero a veces me quedan bien”, comentó Marcela en el telediario, quien también comenta que, más allá de la tradición, el oficio de organillero es una oportunidad para personas de cierta edad que se han quedado sin trabajo y que no pueden, por el motivo que sea, acceder a uno.
La del artesano es una profesión preciosa y, como vimos con la respuesta popular ante el vídeo de la turista estadounidense, el papel del organillero es respetado y apreciado por los mexicanos. Tanto que hay organizaciones que trabajan para conservar esta tradición.
Imágenes | RDeminicis (WMB) (2), Jmillan325, Luisalvaz
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Alejandro Alcolea
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Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
Artículo original
La campaña de la renta 2024 está a la vuelta de la esquina. Todos los ciudadanos que están obligados a presentar el modelo 100 a la Agencia Tributaria pueden asumir ellos mismos la responsabilidad de hacer este trámite. El problema es que puede haber errores muy importantes que acaban en sanciones económicas por parte de la Agencia Tributaria.
Los ciudadanos no somos expertos fiscales, y tenemos derecho a equivocarnos. Esto que parece tan simple no lo reconocía la Agencia Tributaria hasta el año pasado, donde comenzó a ser más permisiva. De esta manera, se centraba en revisar aquellos fallos que podían haberse cometido sin intención de defraudar el fisco con el objetivo de que se subsanaran sin sanción. Pero pese a esto, hay diferentes errores a tener en cuenta a la hora de hacer la declaración de la renta.
Los errores a evitar en la Renta 2024
Confiarse y no presentar la declaración. Este es uno de los errores más comunes que podemos llegar a tener, ya que pensamos que no superamos los umbrales establecidos por Hacienda y omitimos hacer la Renta. El problema es que siempre puede existir alguna excepción como nivel de patrimonio o como novedad este año haber cobrado alguna prestación.
Esto hace que sea sumamente recomendable entrar siempre al borrador de la declaración de la renta. El hecho de entrar no te obliga a presentar la declaración de la renta, incluso aunque salga a pagar a Hacienda. Esto hace que siempre carguemos los datos fiscales en el borrador y veamos en la última página si aparece el mensaje "NO OBLIGADO". En esta situación podemos omitir hacer la renta, sea cual sea el resultado. Aunque si sale a devolver siempre está bien solicitarla.
No conservar los justificantes de las deducciones fiscales. A lo largo del modelo 100 son muchas las deducciones que se pueden aplicar al resultado final. Con esto se consigue pagar menos dinero a Hacienda o incluso que nos devuelvan más. Hay deducciones de prácticamente todo, como por ejemplo por reformar la casa, comprar un nuevo vehículo o tener un hijo en el año fiscal.
El problema llega cuando se introduce la deducción sin contar con la prueba documental que acredite ese gasto como son las facturas. En la gran mayoría de casos cuando se hace una deducción poco habitual Hacienda va a solicitar las pruebas de esta. En el caso de no tenerlas, la sanción puede ser muy elevada.
Confiar ciegamente en los datos fiscales. Como bien se sabe, Hacienda cuenta con datos fiscales de todos los declarantes que se exportan al borrador de la renta. Pero estos pueden estar equivocados. El hecho de que se refleje un rendimiento laboral menor al real, que no aparezcan todas las propiedades que se posean, fondos de inversión de los que no tiene constancia Hacienda...
Un sinfín de datos que siempre se deben comprobar. El hecho de que Hacienda muestre un dato d no significa que sea correcto. Es conveniente cotejar toda la información con el catastro, certificados de renta del banco, nóminas... Al final lo que contará será que se pueda demostrar todo lo que se introduce en la Renta, y eso es responsabilidad siempre del contribuyente.
Olvidar introducir alguna ayuda recibida. Hay muchas ayudas que se han tramitado a lo largo del año fiscal 2024 y que tienen que aparecer obligatoriamente en la renta. Una de ellas es la ayuda por el alquiler que se ha ingresado sobre todo a muchos jóvenes a lo largo del año. Esta normalmente no viene reflejada en los datos fiscales, pero si que tiene que introducirse para evitar posibles sanciones económicas. Precisamente el resultado por introducir esta ayuda que supera por mucho los 1.000 euros puede ser determinante en el resultado.
Esto mismo aplica a cualquier tipo de prestación por desempleo o invalidez, aunque estas si que están reflejadas de manera general en los datos fiscales. Hay que destacar que este año es el primero en el que todos los ciudadanos que hayan recibido alguna prestación deberán presentar la renta obligatoriamente. Algo que hará que Hacienda esté muy encima en esta campaña.
Incluir a un hijo que también presenta la renta. Cuando se tienen hijos a cargo uno de los puntos positivos es que pueden aportar una desgravación de la Renta. La ley marca que se pueden incluir en la renta todos aquellos menores de 25 años que convivan en el mismo domicilio o dependan económicamente de los contribuyentes principales.
El problema es que estos hijos no pueden tener ingresos superiores a 8.000 euros o estar obligados a presentar la renta por su cuenta. En el caso de que el menor de 25 años haya presentado la renta, es importante no incluirlo en otro modelo 100. La consecuencia directa que puede tener es que se mande un requerimiento y se obligue a hacer una complementaria en alguna de las dos rentas al entrar en un conflicto administrativo.
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José Alberto Lizana
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Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
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