Hay una razón de peso por la que Europa (y España) van a gastar ese 5% en Defensa: Rusia dentro de cinco años
Publicado el 25/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
"Donald, nos has llevado a un momento crucial para Estados Unidos, Europa y el mundo. Europa va a pagar con creces, como debe ser, y será tu victoria”. Con esas palabras se dirigió en un mensaje privado Mark Rutte, secretario general de la OTAN, a Donald Trump, quién no dudó en hacer público los elogios. De fondo, esa cumbre que está teniendo lugar con el gasto en defensa del 5% del PIB para los países europeos como tema principal. España todavía no ha dicho que sí, pero hay algo que apunta a inclinar la balanza definitivamente.
Compromiso reforzado. Lo contaba en exclusiva el Guardian. Rutte habría confirmado que los 32 países miembros han aceptado elevar significativamente su gasto en defensa, hasta un 5 % del PIB, y lo habrían hecho por una razón muy sencilla: en respuesta directa a la amenaza creciente que representa Rusia. La decisión, tomada en vísperas de la cumbre de la alianza en La Haya que está teniendo lugar, se basa en la convicción de que Moscú podría estar en condiciones de atacar a un miembro de la OTAN en un plazo de tres a cinco años.
Rutte también destacó que Rusia ya produce cuatro veces más munición que toda la OTAN junta, pese a contar con una economía muy inferior en tamaño, lo que exige un incremento inmediato de los recursos asignados a la defensa y la seguridad. El nuevo objetivo se desglosa en ese anunciado 3,5% para gasto militar directo y un 1,5% adicional para ciberseguridad, inteligencia y otros aspectos estratégicos.
La advertencia de Alemania. La amenaza no es nueva. Hace unas semanas fue el jefe del Estado Mayor alemán, el general Carsten Breuer, quién lanzó una de las advertencias más contundentes hasta la fecha desde el seno de la OTAN: Rusia podría estar en condiciones de lanzar un ataque directo contra uno o varios miembros de la alianza, en particular los estados bálticos, antes de 2029. Lo hizo en el marco de la cumbre de seguridad Shangri-La en Singapur, donde Breuer aseguró que la acumulación militar rusa es de tal magnitud que no se puede descartar una agresión incluso antes de esa fecha.
El general explicaba que Rusia estaría produciendo alrededor de 1.500 tanques al año y más de cuatro millones de rondas de artillería de 152 mm, muchas de las cuales no se están destinando a Ucrania sino a reservas estratégicas y nuevas estructuras militares orientadas hacia Occidente. Según los servicios de inteligencia aliados, estos datos reflejan no solo capacidad, sino una intención clara de prepararse para una confrontación directa con la OTAN.

Amenaza sistémica. Breuer explicó que el Kremlin no ve la guerra en Ucrania como un conflicto aislado, sino como parte de una escalada estructural contra la OTAN. De ahí los ataques híbridos recientes como el sabotaje de cables submarinos en el Báltico, ciberataques contra el transporte público europeo, y drones no identificados sobre infraestructuras clave en Alemania.
El objetivo ruso sería probar la solidez de las defensas aliadas e identificar puntos vulnerables, como el conocido "corredor de Suwalki", esa franja estratégica entre Polonia y Lituania que conecta los estados bálticos con el resto de la OTAN flanqueada por Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado. A juicio de Breuer, es esencial que todos los miembros de la alianza comprendan la gravedad del momento: mientras en Alemania “solo se ve humo en el horizonte”, en Estonia “ya se siente el calor y se ven las llamas”.
La planta estratégica. Contaba ayer en una exclusiva el Kiev Independent una maniobra rusa que se ha estado gestando al calor de la guerra en Ucrania. Al parecer, su planta estratégica de misiles en Votkinsk se ha expandido de forma masiva, eludiendo sanciones internacionales con la ayuda de proveedores de China, Taiwán y Bielorrusia. Esta instalación estatal, clave para la producción de misiles Iskander-M de corto alcance y misiles intercontinentales como el Yars y el Bulava, ha triplicado su producción en un año y actualmente acumula un arsenal suficiente para sostener ataques durante al menos dos años.
Además de construir nuevas instalaciones, contratar a más de 2.500 trabajadores y adquirir 7.000 equipos industriales, muchos de ellos importados a través de intermediarios, el crecimiento ha sido financiado por subsidios del gobierno ruso. Pese a las sanciones occidentales, la planta ha recibido maquinaria avanzada china y taiwanesa mediante rutas comerciales disfrazadas.
China en la sombra. No solo eso. El medio subrayaba que, además, empresas chinas suministran insumos clave como titanio y componentes de combustible. Para la inteligencia ucraniana, este refuerzo industrial no solo busca reponer lo usado en Ucrania, sino también prepararse para una guerra prolongada y ampliar la capacidad de ataque nuclear a nivel global.
Votkinsk, en ese sentido, representa el epicentro de una red ampliada de producción bélica rusa que ya trasciende el conflicto ucraniano y apunta a un escenario de confrontación prolongada con Occidente.

Trump y la cohesión. En cuanto a la reunión en la Haya, pese a las tensiones históricas entre Trump y la OTAN, Rutte ha asegurado que el presidente estadounidense (quien ha cuestionado públicamente la existencia misma de la alianza) está “absolutamente comprometido” con ella, aunque dejó claro que Washington espera más esfuerzo de sus socios europeos.
Las fricciones: España. Ya lo hemos venido contando. La propuesta del 5% que se espera no ha sido adoptada sin desacuerdos. España se ha negado oficialmente a sumarse formalmente al objetivo común, considerándolo “irrazonable”, y ha ofrecido un compromiso alternativo de gastar el 2,1% del PIB, argumentando que su industria de defensa nacional le permite ahorrar costes significativos.
Esta postura generó críticas de Trump, que acusó a España de ser un socio que aporta poco, así como de Polonia y Bélgica, que advirtieron que conceder excepciones mina la unidad de la OTAN. Rutte, no obstante, minimizó las tensiones, insistiendo en que no existen tratos especiales, aunque el comunicado final de la cumbre permite a Madrid cierta flexibilidad para alcanzar sus compromisos de capacidad.
Ucrania, entre bastidores. Es el otro elefante en la habitación de la cumbre. En medio de la creciente presión militar rusa y los debates presupuestarios, Rutte rechazó que Ucrania haya quedado marginada. Aunque este año no se celebrará el habitual Consejo OTAN-Ucrania, el presidente Zelenskyy ha asistido a una cena organizada por el rey de Países Bajos.
Rutte reiteró su optimismo sobre el respaldo continuo a Kyiv, que actualmente afronta un deterioro alarmante de su defensa aérea y los nuevos avances rusos, especialmente en la zona de Sumy. Mientras, Putin, desde el foro económico de Rusia, reafirmó su ambición de controlar toda Ucrania, lo que confirma, según Rutte, la urgencia de mantener y reforzar el apoyo militar occidental.
Un nuevo ciclo. Lo que sí parece claro, de confirmarse un “acuerdo” entre las naciones europeas, es que este giro en la política de defensa refleja no solo el agravamiento del escenario bélico en el viejo continente, sino también la redefinición de prioridades dentro de la alianza.
La OTAN no solo se rearma frente a la agresión rusa, sino que empieza a consolidar una visión de seguridad compartida que trasciende lo militar e incorpora inteligencia, ciberdefensa y proyección industrial. Rutte tiene ante sí horas decisivas en las que la OTAN intenta responder con cohesión al desafío ruso sin fracturarse por dentro, un difícil juego de equilibrismo entre las exigencias estadounidenses y las capacidades y realidades políticas de sus socios europeos.
Imagen | Dmitry Terekhov, Ministry of Defence of the Russian Federation
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