Si la pregunta es si España puede negar a EEUU sus bases para dar apoyo aéreo a Israel, la respuesta no es tan sencilla
Publicado el 19/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Y, de repente, España. En realidad, y como veremos, la situación geográfica del país lo convierte en una especie de “parada técnica” para los diferentes conflictos militares en los que Estados Unidos ha estado. La guerra que está teniendo lugar en Oriente es otro capítulo, pero con la salvedad de que, muy posiblemente, España no vaya a entrar.
Lo que plantea una pregunta lógica: ¿podría negarse al uso de sus bases aéreas?
Refuerzos desde España. Primero la noticia. En el marco de la creciente escalada militar entre Israel e Irán, Estados Unidos ha intensificado discretamente su despliegue en Oriente Próximo con la ayuda de infraestructuras clave en Europa, incluyendo bases en territorio español. Es oficial, ya que la ministra de Defensa, Margarita Robles, confirmó que Washington ha comenzado a utilizar las bases de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla) para estacionar aviones cisterna, una medida enmarcada en los acuerdos bilaterales vigentes entre ambos países.
Robles aseguró que la presencia de estos medios aéreos se realiza dentro de los límites establecidos por los tratados de defensa conjunta. En concreto, el convenio permite el despliegue de hasta 15 aviones de reabastecimiento en Morón, aunque medios internacionales como la BBC han reportado la llegada de “algo más”: al menos 30 aviones KC-135 en los últimos días, distribuidos entre España, Inglaterra y Escocia.
Apoyo logístico a cazas. Lo hemos venido contando estos días. El papel de estos aviones cisterna es estratégico: permiten ampliar el alcance operativo de aeronaves de combate como los F-16, F-22 y F-35 que el Pentágono ha movilizado hacia la región del golfo Pérsico.
Según Reuters, este refuerzo aéreo incluiría también el despliegue de un portaviones estadounidense, lo que indica una capacidad proyectiva de combate en varias dimensiones. Aunque el secretario de Estado de Defensa, Pete Hegseth, ha insistido en que se trata de un despliegue con fines estrictamente defensivos, fuentes militares estadounidenses han confirmado que estas plataformas ya han sido utilizadas para operaciones de intercepción, derribando drones y misiles lanzados por Irán en respuesta a los ataques israelíes iniciados el viernes anterior.
Reacciones en España. Qué duda cabe, la utilización de instalaciones militares españolas por parte de Estados Unidos ha generado inquietud dentro del propio arco parlamentario español. Podemos ha presentado una batería de preguntas en el Congreso para exigir explicaciones al Ejecutivo sobre la llegada, el pasado viernes, de los aviones cisterna a la base de Morón.
En su escrito, expresan sospechas de que estas instalaciones están siendo empleadas como escala logística en apoyo a operaciones militares en favor de Israel. El partido liderado por Ione Belarra también ha cuestionado al Gobierno sobre si estaba al tanto de estos movimientos y si supervisa su propósito, poniendo sobre la mesa el debate sobre la soberanía operativa y la implicación indirecta de España en un conflicto internacional de alta intensidad.

Base legal y precedentes. La actual utilización de las bases militares de Rota y Morón por parte de Estados Unidos se enmarca en una relación estratégica iniciada en 1953, cuando España, aún bajo la dictadura franquista, firmó los llamados Acuerdos de Madrid.
A cambio de ayuda económica y militar, se autorizó la instalación de bases norteamericanas en territorio español, en lo que fue un tímido paso de apertura internacional. Esta red inicial incluía las bases de Zaragoza, Torrejón de Ardoz, Morón de la Frontera y Rota, y constituyó uno de los primeros gestos de España para aspirar a ingresar en la OTAN, algo que no se concretaría hasta 1982 con la firma, y hasta 1999 con la adhesión plena a la estructura militar integrada de la Alianza.
El convenido del 88. La base legal actual que regula el uso compartido de Rota y Morón se estableció con el Convenio de Cooperación para la Defensa firmado el 1 de diciembre de 1988 entre los gobiernos de Felipe González y Ronald Reagan, en plena era final de la Guerra Fría. Este texto ha sido enmendado en tres ocasiones (en 2002, 2012 y 2015) para adaptarse a los cambios geoestratégicos y operativos.
Según el propio Ministerio de Defensa, el segundo protocolo de enmienda fijó un periodo de vigencia de ocho años desde su entrada en vigor (21 de mayo de 2013), lo que hacía que caducara el 22 de mayo de 2021. Sin embargo, el artículo 69 del convenio prevé una prórroga automática anual si ninguna de las partes expresa su voluntad contraria con seis meses de antelación, lo que ha venido sucediendo hasta hoy, con algunas excepciones.

Limitaciones operativas. Aunque la jurisdicción estadounidense rige en ciertos aspectos dentro del perímetro de las bases, España conserva la soberanía y el control político sobre su uso estratégico. De hecho, Estados Unidos no puede utilizar las instalaciones unilateralmente, sino que requiere permiso expreso del Gobierno español, tal y como estipula el convenio.
Este principio se ha mantenido, aunque en la práctica no ha supuesto obstáculos durante, por ejemplo, las guerras de Irak y Afganistán, cuando los gobiernos de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero autorizaron su uso sin restricciones. De igual modo, en 2021 España permitió que ambas bases acogieran temporalmente a colaboradores afganos de Estados Unidos durante su huida de Kabul.
Presencia militar. Según el convenio, Estados Unidos puede mantener desplegados hasta 2.200 militares, 36 aviones y 500 civiles en Morón, aunque el contingente actual se sitúa en torno a los 600 efectivos. En Rota, el límite permitido asciende a 4.250 militares y 1.000 civiles estadounidenses.
Estas cifras reflejan una reducción paulatina respecto a décadas anteriores, y en 2023 se confirmó el traslado de la fuerza de respuesta rápida para África desde Morón a una base en Italia, evidenciando un repliegue operativo que afecta directamente al empleo y a la economía de las zonas cercanas, que perciben unos dos millones de euros anuales en ingresos directos del Estado.
Capacidad real del veto. Por tanto, a la gran pregunta, ¿podría España negarle al uso de sus bases aéreas a Estados Unidos con respecto al conflicto Israel-Irán? La respuesta corta es que sí, de hecho, hay ejemplos, como con la devolución de Torrejón en 1991 y Zaragoza en 1992. Plus: en 1986, el gobierno de Felipe González anunció que no renovaría automáticamente el pacto, exigiendo además la retirada de los F‑16 norteamericanos en Torrejón, lo que condujo a su retirada definitiva entre 1988 y 1992 (aunque, como vemos, luego aparecieron nuevos convenios y textos enmendados).
Por tanto, la ausencia de renovación automática implica que Estados Unidos debe salir en un plazo establecido (tradicionalmente un año), como ocurrió en los años ochenta. Esto demuestra que, si el Gobierno actual lo considerase necesario, podría vetar operaciones específicas, incluido el uso de Morón o Rota para reabastecimiento o apoyo aéreo. Dicho de otra forma, si Madrid no desea que tales operaciones ocurran hoy, legalmente podría denegarlas o exigir condiciones estrictas en la renovación del acuerdo.
El delicado equilibrio. El hecho de que España no vaya a entrar en la guerra de Oriente, pero permita la llegada de Cisternas de Estados Unidos para apoyar la ofensiva de Israel, deja bastante clara la situación. La posición del Gobierno español combina cautela y preocupación. Robles reiteró que la situación es extremadamente delicada y que el Ejecutivo desea una pronta desescalada y un acuerdo de paz duradero. Con todo, la coordinación militar con Estados Unidos, aunque reglada y prevista en esos tratados bilaterales, deja a España expuesta a los vaivenes de una guerra que podría desbordarse en cualquier momento.
Plus: la llegada de más medios aéreos, el movimiento de cazas furtivos y la posibilidad de un ataque preventivo estadounidense contra Irán incrementan la presión sobre el Ejecutivo español, que debe mantener el equilibrio entre su papel en la OTAN, su relación con Washington y la innegable inquietud de la opinión pública frente a una implicación militar indirecta que ya es tangible y numérica en las pistas de sus bases aéreas.
Imagen | USN, Ramstein Air Base (US Air Force)
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