Mientras otros fabrican por si acaso, Apple fabrica en el último segundo. Lo decidió hace 25 años copiando un método japonés de los años 50

Publicado el 19/05/2025 por Diario Tecnología
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Mientras otros fabrican por si acaso, Apple fabrica en el último segundo. Lo decidió hace 25 años copiando un método japonés de los años 50

Fabricar "por si acaso" es mandar a producción centenares de productos que no sabes si se venderán bien, ganando margen de maniobra y evitando que los consumidores tengan que esperar si la demanda es alta, pero arriesgando a quedarte con productos a los que no darás salida si la demanda es baja. Apple huye de todo ello.

Cada iPhone, MacBook o Apple Watch entra en la cadena de producción en el instante preciso. Como si toda su maquinaria mundial funcionase con la puntualidad de un tren japonés. Y no es casualidad.

Detrás de esta fórmula hay una decisión que Apple tomó hace más de 25 años y que se inspiró en Toyota, quienes en los años 50 se vieron obligados a no desperdiciar nada. El resultado fue el método JIN, el cual, en esencia, consiste en fabricar solo lo que se necesite.

El método JIT nació en épocas de escasez

Toyota Fue un ingeniero de Toyota el inventor del método JIT (Imagen: Toyota)

En la década de 1950, tras la Segunda Guerra Mundial, Japón vivía una crisis de abastecimiento debido a la falta de recursos, pero también tenían limitaciones de espacio por el alto coste del almacenamiento, además de una fuerte competencia internacional.

En aquel contexto, tener grandes almacenes llenos de piezas y productos que no iban a ser comprados era algo que pocos fabricantes se podían permitir. En Toyota, el ingeniero industrial Taiichi Ohno, desarrolló una solución que parecía ser temporal y que finalmente acabó asentándose: el método JIT.

Son las siglas de just in time y que podemos traducir como "justo a tiempo". Toyota, que necesitaba en aquellos años seguir produciendo coches, pero tenía recursos muy limitados, se inspiró en la filosofía de algunos supermercados con aquello de reponer únicamente cuando el producto se acaba.

Trasladó aquella idea a sus fábricas y empezaron a fabricar bajo demanda, poniendo las fábricas al máximo rendimiento solamente cuando recibían un pedido grande o estimaban que, por las necesidades del momento, iban a lograr sacar adelante los vehículos fabricados.

Fue el modo en el que la compañía logró no desperdiciar materiales, ni tiempo. Esta fórmula le permitió seguir produciendo de forma eficiente en tiempos de crisis y, años más tarde, fue copiada por multitud de compañías, como Apple o Nintendo. Esta última, muy fiel a la estrategia de rotura de stock.

Las ventajas que Apple obtiene del método JIT

Cuando Apple lanza un nuevo iPhone en septiembre, la maquinaria global ya ha sido orquestada con meses de antelación. Las piezas llegan justo cuando deben ensamblarse y el producto terminado sale casi de inmediato hacia las tiendas. No hay tiempo para que estén en las estanterias. Es el método JIT.

La compañía lleva a cabo este método en sus fábricas desde la época de Steve Jobs. Y aunque es un método eficaz, tampoco es perfecto. Para que funcione todos los proveedores de la cadena de suministro deben estar bien encajados y eso, sabiendo que dispositivos como el iPhone tienen piezas de decenas de proveedores de todo el mundo, no es sencillo.

Un retraso en un puerto, una huelga o una elevación de las tasas arancelarias puede afectar a toda la cadena de producción. De ahí que, ante la guerra arancelaria de Trump contra China, la compañía esté aumentando su producción en India.

Apple no solo se ahorra dinero, también espacio

Gracias a este método es que la compañía logra no quedarse con productos obsoletos o que vaya a terminar descatalogando en pocos meses, algo que sí padecen otras compañías rivales, las cuales se ven obligadas a liquidar stock o almacenar productos que se han quedado sin vender, lo que reduce sus márgenes de beneficio.

Un ejemplo de esto último son los iPhone de gama 'Pro', los cuales no se mantienen en el catálogo más allá de un año, por lo que fabricar un exceso de unidades le puede reportar perdidas a la compañía. Los pueden vender a distribuidores para que estos los pongan a la venta al consumidor final, pero arriesgan a perder un alto margen del beneficio que de serie obtendrían si los hubiesen vendido a tiempo. Por eso, prefieren fabricar menos.

Con este método, tanto Apple como el resto de empresas que aprovechan el método JIT, no solo logra un ahorro de costes por el producto, sino que también obtiene una reducción de costes en otros ámbitos como son los de almacenamiento, además de optimizar el flujo de caja.

Otro punto importante es que la compañía obtiene una agilidad operativa con la que atender a las nuevas exigencias del mercado. Por ejemplo, si los iPhone empiezan a mostrar una caída inesperada en la demanda, Apple puede ajustar rápidamente la producción sin quedar sobrecargada con inventario innecesario.

Así, lo que comenzó como una estrategia de supervivencia en el Japón de la posguerra, hoy es una de las claves que permite a compañías como Apple liderar el mercado tecnológico global con una eficiencia casi quirúrgica.

Vía | Disfold

Imagen de portada | Foxconn

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