He probado Dia, el navegador que reemplaza a Arc y lo apuesta todo a la IA. No ha salido como esperaba
Publicado el 22/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Esta historia empieza hace casi tres años, en julio de 2022. Ese día descubrí Arc cuando era poco más que una idea bonita con invitaciones exclusivas. Lo probé, no me convenció. Era demasiado diferente, demasiado pretencioso quizás. Volví a Safari sin mirar atrás.
Un año después, segunda oportunidad. Misma conclusión. Arc seguía pareciendo esa aplicación que quería enseñarme a navegar cuando yo ya sabía hacerlo perfectamente.
Pero el verano de 2024 fue diferente. Arc no solo me convenció, me fascinó. Se convirtió en algo más que un navegador. Era mi herramienta de productividad.
- Las pestañas verticales.
- Las pestañas divididas.
- Los espacios.
- La elegancia versátil de su interfaz.
- La forma en que organizaba mi día digital.
Arc no navegaba páginas web. Construía mi flujo de trabajo.

Y entonces llegó diciembre. Hace seis meses. Josh Miller subió un vídeo a YouTube. "Estamos construyendo algo nuevo", dijo. Se llamaba Dia y era el futuro de la navegación. Arc, por supuesto, seguiría existiendo, pero con "mantenimiento mínimo". La típica frase empresarial que significa abandono gradual sin decirlo explícitamente.
La comunidad de Arc estalló. Con razón. Habían construido algo precioso, habían conseguido una base de usuarios apasionada, y decidían empezar desde cero. Para perseguir la quimera de la IA.
Hace una semana conseguí probarlo. Todavía no está en su versión final, pero quise probar sus fundamentos. Mis expectativas eran bajas, pero no mi curiosidad.
Abres Dia y ves Chrome. Chrome bonito, Chrome pulido, Chrome con mejores animaciones, pero Chrome al fin y al cabo. O Chromium, vaya.
- La interfaz horizontal tradicional.
- La barra de direcciones arriba.
- Las pestañas donde siempre han estado.
- Ni rastro de las pestañas divididas.

Todo lo que Arc había revolucionado, de vuelta al diseño convencional. La diferencia está en la barra lateral derecha. Un chatbot integrado. Una interfaz de conversación que puede ver lo que estás viendo, que puede leer tus pestañas, que supuestamente entiende tu contexto. Es ChatGPT, pero con acceso a tu navegador.
La idea es seductora. Imagínate poder preguntarle a tu navegador qué significa ese gráfico complejo que estás viendo, o pedirle que resuma los cinco artículos que tienes abiertos, o que te ayude a redactar una respuesta basándose en toda la información que has estado leyendo. El contexto perfecto para la asistencia perfecta. Lo que hemos visto en otros navegadores, pero desde las raíces, no como parche posterior.

La realidad es más mundana.
Le pregunté a Dia por el contenido de la pestaña que tenía delante. Me hizo una sugerencia que no tenía sentido. Le pasé una captura de pantalla para afinar su contexto. Me dio un consejo sin sentido.
Intenté que resumiera artículos que –mala praxis– tenía texto integrado en imágenes. No pudo leerlos. Inventó respuestas que eran factibles, pero no ciertas. E hizo lo que cualquier LLM hace cuando no sabe algo: fingir que sí lo sabe y construir una mentira muy convincente. El chatbot de Dia usa una API de OpenAI al fin y al cabo.
Es el problema de estas herramientas: cuando no saben, no dicen "no sé". Improvisan. Cuando eres experto en la materia, la cazas al vuelo. Cuando no, te la pueden colar.
Y luego está lo peor: lo que falta. No hay pestañas verticales, ni espacios para organizar proyectos, ni casi nada de lo que hizo grande a Arc. Ojalá lo incluyan. Pero el primer vistazo es un jarro de agua fría.
Dia es lo que Arc nunca fue: convencional.
La lógica empresarial es comprensible: Arc era demasiado sofisticado para el usuario promedio. Tenía una curva de aprendizaje pronunciada. Sus mejores funciones eran usadas por una minoría dentro de otra minoría. El mercado masivo sigue usando Chrome porque es simple, familiar, predecible. Conveniente.
Dia intenta ser un navegador que cualquiera pueda usar desde el primer día, pero con IA integrada. El plan debe ser capturar usuarios que nunca se habrían molestado en aprender Arc, pero que sí utilizarían un Chrome mejorado con IA nativa.
El problema es que ya existe. O va a existir pronto. Se llama Chrome y está integrando Gemini. Se llama Edge y tiene Copilot. Se llama Opera e integra herramientas de IA propias y ajenas. Dia llega tarde a una fiesta ya empezada y sin una propuesta tan diferenciadora como lo fue Arc.

Si le quitamos el marketing y las presentaciones elegantísimas con Garamond y transparencias, Dia es un Chromium estándar con un chatbot en la barra lateral. Eso es todo. Todo lo que lo hace especial es la IA, y esa IA no es especial. Es GPT leyendo tus pestañas. También puedes invocar a varias de una tacada. Útil, seguramente. Pero poco revolucionario.
Mientras tanto, Arc se va marchitando. Oficialmente, "en mantenimiento". Sin nuevas características, sin evolución. Quienes nos enamoramos de su propuesta de valor única hemos sido abandonados en favor de perseguir un mercado que quizás no existe. O que está ocupado por otros más grandes.
Es el síndrome del objeto brillante llevado al extremo empresarial. Arc tenía problemas, cierto. La versión de Windows era bastante inferior, la sincronización móvil, muy limitada; los bugs todavía asomaban y alguna característica parecía a medio implementar. Pero tenía una identidad clara y una propuesta de valor única. Era –es– distinto por buenas razones.
Dia es diferente por diferir. Su IA es a día de hoy su única carta. De hecho su tutorial en vídeo va de cómo usar el chatbot, nada más. No tengo claro que esa carta sea tan fuerte como sus creadores creen. Y menos aún oliéndonos que OpenAI prepara su propio navegador, y que Perplexity ya tiene uno en camino.
Y aquí viene algo importante: Dia está en fase beta. Sería injusto juzgarlo de forma definitiva. Pero sí podemos juzgar las decisiones de fondo, la visión, la estrategia. Y mi impresión es que The Browser Company ha cambiado una propuesta de valor única y defendible por una apuesta mucho más liviana en un mercado saturado.
Han escogido competir en IA, no en navegación. Han preferido seguir la escala masiva en lugar de servir a su nicho apasionado.
Puede que tengan razón, y que el futuro pase por navegar mediante conversaciones con IA, no con clicks y URLs, y por tanto la herencia de Arc no importe. Puede que Dia evolucione hasta ser algo transformador. Puede que yo esté siendo demasiado nostálgico con Arc y demasiado escéptico con Dia.
Pero hoy, junio de 2025, Dia se siente como una concesión. Como una empresa que ha decidido que es más fácil hacer lo que todo el mundo hace, pero un poco mejor, que seguir haciendo lo que nadie más hace, pero mucho mejor.
Arc me enseñó que los navegadores podían ser más que herramientas de acceso a Internet. Podían ser entornos de trabajo. Podían adaptarse a ti en lugar de obligarte a adaptarte a ellos. Podían ser personales.
Dia me ha recordado que las empresas tienden a escoger el camino más seguro.
Seguiré probando Dia. Quiero que evolucione, que reincorpore lo que ha hecho brillar a Arc en lugar de cargárselo. Que me demuestre que estoy equivocado. Sería estupendo. Pero hoy, por primera vez en mucho tiempo, me veo volviendo a Safari o Chrome, sobre todo si Arc acaba empadronado donde habita el olvido.
Y esa es la historia. La historia de cuando probé el futuro y me supo a pasado.
Imagen destacada | Xataka, Mockuuups Studio
En Xataka | El navegador lleva tres décadas siendo esencialmente lo mismo. La IA está a punto de cambiarlo
utm_campaign=22_Jun_2025"> Javier Lacort .