Toyota C-HR PHEV, análisis: la racionalidad como bandera en el híbrido enchufable más vendido de nuestro país
Publicado el 03/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Ofrecer en cada mercado lo que el mercado demanda.
O lo que las políticas obligan a demandar.
Es, sin ninguna duda, la filosofía que está siguiendo Toyota. Habrá quien al tilde de conservadora. Habrá quien la tilde de especialmente inteligente y práctica. Como no sabemos qué nos deparará el futuro, podemos hablar de lo que sucede ahora, en estos instantes. Y en esas estamos cuando nos enfrentamos ante la estrategia de Toyota.
Los nipones han optado por pisar el pedal del acelerador de la electrificaicón en el mercado europeo. No a tope, ni mucho menos, pero sí con la suficiente fuerza como para presentar nuevos coches eléctricos a corto plazo y, sobre todo, unas opciones enchufables que ante la ofensiva China quieren priorizar la solidez nipona ya conocida.
El Toyota C-HR es uno de ellos y por eso estamos ante el híbrido enchufable más vendido en España en lo que llevamos de año.
Ficha técnica del Toyota C-HR
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Toyota C-HR PHEV |
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Tipo de carrocería. |
SUV de cinco plazas. |
Medidas y peso. |
4,362 metros de largo 1,832 metros de ancho y 1,564 metros de alto. Distancia entre ejes de 2,64 metros. |
Maletero. |
310 litros. |
Potencia máxima. |
223 CV |
Consumo WLTP. |
Autonomía eléctrica de 66 kilómetros. Consumo de 0,8 l/100 km. |
Distintivo ambiental. |
Cero emisiones. |
Ayudas a la conducción (ADAS). |
Obligatorias por la Unión Europea. |
Otros |
Pantalla para el cuadro de instrumentos de 12,3 pulgadas. Sistema de infoentretenimiento compatible con Android Auto y Apple CarPlay (inalámbrico). |
Híbrido eléctrico. |
No. |
Híbrido Enchufable. |
Si, 223 CV y 66 kilómetros de autonomía eléctrica. |
eléctrico. |
No. |
Precio y lanzamiento. |
Desde 35.000 euros. Versión probada 39.750 euros. |
Solidez ante todo
Ya hemos hablado en Xataka del “dilema del innovador”, la encrucijada ante la que se encuentran los fabricantes nipones que han hecho del coche híbrido su máxima seña de identidad. Pero también del coche sólido, sobrio y bien hecho su bandera. Un coche que es un coche. Un coche entendido como un vehículo puro de movilidad, lejos de los juegos de artificio que están llegando desde el mercado chino pero, que no lo olvidemos, también se han impuesto entre los modelos europeos.
El Toyota C-HR es, precidemante, eso. Una demostración de cómo se puede hacer un vehículo sólido. Como ese jugador de fútbol que no es el más rápido pero sabe muy bien cómo posicionarse, el que siempre remata a placer porque siempre se supo buscar su propio hueco en el área. El que, en definitiva, sabe lo que le pide el entrenador en cada momento y hace exactamente lo que se espera de él.

Tecnologías multimedia: ¿qué es eso?
Cuando Toyota anunció hace algunas semanas que pondría en el mercado nuevos coches eléctricos y una nueva generación del Toyota RAV4 lo hizo señalando que estaba trabajando en un nuevo sistema multimedia y de infoentretenimiento.
No nos extraña. Porque Toyota tiene este ámbito completamente apartado. Su dedicación apenas se limita a la personalización del cuadro de instrumentos porque en la pantalla principal la profundidad es mínima y lo confía todo a que nos dediquemos a utilizar nuestro teléfono móvil. Es un carril que han tomado otras compañías, por supuesto, pero la mayoría han optado por mostrar, al menos, cierto mimo en sus menús.
En esta caso, la pantalla principal del Toyota C-HR es de 12,3 pulgadas y apenas muestra una barra lateral que da acceso a unos de los menús más simples que puedes echarte a la cara en toda la industria.
Las transiciones por ellos son buenas y la simplicidad es tal que es imposible no encontrar lo que buscas. La simplicidad llega a un punto que tras pulsar el cajón de aplicaciones, el menú solo da paso a un navegador web y la gestión de las notificaciones.
Por lo demás, un menú para configurar las opciones más sencillas del coche, otro para la navegación, las llamadas del teléfono y la radio.Las imágenes satelitales del navegador, por cierto, tampoco son las más atractivas. Lo mejor, evidentemente, saltar a un Apple CarPlay o Android Auto que se conectan al instante.


Hay una opción muy sencilla para dejar la barra de los menús del coche, en modo de acceso directo al sistema de infoentretenimiento del coche, lo que siempre facilita las tareas cuando quieres dejar atrás la reproducción del teléfono móvil.
Sí hay un mayor esfuerzo por presentar algo más de personalización en cuadro de instrumentos de, también, 12,3 pulgadas. Ésta se divide en tres bloques y cada uno de ellos tiene un buen puñado de ventanas para ofrecer la información que más nos interese y se pueden guardar hasta tres configuraciones personalizadas.
Saltar entre los diferentes espacios y su correspondiente información es complejo y requiere algo de adaptación pero, eso sí, como está la posibilidad de guardar más de una visualización es fácil dar con la más interesante para nosotros y dejarla allí a perpetuidad por lo que no es algo a lo que le daría mucha importancia.

Eso sí, aunque el ambiente es sencillo no echas nada de menos. Porque el interior del coche está pensado para estar cómodo al volante y tener una experiencia placentera en el mismo. Los botones del volante multifunción son todos físicos y están bien escogidos. Es muy fácil manejar todo lo necesario mientras conduces sin soltar las manos del mismo ni desviar la mirada.
Bajo la pantalla hay dos botones para subir o bajar el volumen. En la zona inferior una hilera de botones nos permite manejar la climatización sin pasar por el panel superior. En él se incluye también la climatización del asiento. El túnel central tiene los botones básicos para controlar las funciones de conducción como, entre otras, seleccionar el modo que más nos convenga (híbrido, inteligente o eléctrico).

Tecnologías de conducción: lo que más nos gusta
Toda la solidez del que sentimos con los mandos físicos también se replica cuando nos ponemos en marcha. Especialmente en ciudad y en las circunvalaciones que rodean a las grandes urbes es donde mejor se mueve el híbrido enchufable de Toyota.
El coche es cómodo y su transmisión de variador continuo es una maravilla cuando hay que moverse entre atascos y semáforos. La suavidad con la que uno se desplaza es fantástica, sin tirones de ningún tipo y sin arriesgarnos a una gestión de las relaciones dubitativa para el coche cuando nos movemos a velocidades bajas, algo más habitual cuando un coche tiene una transmisión tradicional con uno o dos embragues.
Eso sí, hay que habituarse a ello cuando sales a carretera. En ese caso, durante los instantes de aceleración, el sonido del motor se hace mucho más evidente y hasta que alcanzamos la velocidad deseada y vuelve a descender es normal sentir cierta extrañeza entre el sonido percibido y la velocidad a la que nos desplazamos. El sonido se asemeja al de una pequeña moto y se puede sentir cierta desconexión entre ambos imputs generando algo de confusión.

Sin embargo, si esto no te importa o no te resulta tan raro, podrás disfrutar de todas sus ventajas en el día a día y eso sí puede ser un buen motivo de compra porque es muy cómodo en el día a día.
Una vez en marcha, el coche es silencioso y está muy bien aislado. Además, el volante y el resto del conjunto tienen una buena percepción de calidad y abrazan al conductor. Son especialmente cómodos sus asientos. En la carretera el vehículo tiene un buen rodar y parece más coche de lo que realmente es.
También funciona especialmente bien en modo eléctrico. El “salto” entre el motor de combustión y el eléctrico es menos acusado que en otros coches híbridos enchufables porque esa transmisión de convertidor de par asemeja en cierto modo su suavidad a la que se tiene en un eléctrico cuando se acelera de manera sostenida sin experimentar los saltos de marcha.
En ese sentido, el funcionamiento se siente mucho más coherente, todo está más cohesionado y la percepción es la de un coche redondo que en todo momento tienes claro cómo va a actuar. Da igual el modo activo, tanto en híbrido como en eléctrico es un coche sólido. Pero también en el modo de conducción inteligente, donde se deja al coche que elija entre una u otra opción según convenga. En ese caso, donde se salta de un modo a otro de manera constante, es donde más brilla el coche porque, como decimos, las fricciones entre modos son inexistentes.

En cuanto al desempeño de los sistemas ADAS tenemos sentimientos encontrados. En primer lugar, el rendimiento del control de crucero adaptativo es notable en la mayoría de las situaciones. El coche detecta los carriles con rapidez, gestiona muy bien los adelantamientos (no hemos tenido ni un solo frenazo fantasma) y también sabe cómo actuar si un coche nos rebasa y se sitúa muy cerca. En ningún momento actúa con brusquedad.
Solo hemos notado cierta rudeza a la hora de tomar curvas un poco más cerradas en autopista. Ahí, puede que el comportamiento sea un poco más agresivo pero, ya decimos, estamos afinando al máximo porque el comportamiento general es muy bueno.
¿Dónde encontramos pegas? En algo que nos parece incomprensible. La alerta por exceso de velocidad que es obligatoria en todos los coches por parte de la Unión Europea se puede apagar con mucha facilidad, pulsando sobre el botón que muestra la velocidad máxima de la vía en la navegación, al estilo Tesla.
Sin embargo, después de mucho buscar nos pusimos en contacto con Toyota y nos confirmaron que, efectivamente, no hay manera de apagar el resto de alarmas sonoras. Así, cada vez que la vía cambia de máximo limite de velocidad, se escucha un pitido en el interior. En una autopista no es tanto problema pero en una carretera secundaria, especialmente si es revirada y hay indicaciones para bajar la velocidad antes de las curvas, puede ser un poco insoportable.
No entendemos esta decisión y somos conscientes de que Toyota ha recibido quejas por ello. Es algo que se podría solucionar con una actualización a distancia o en el concesionario por lo que sería interesante que Toyota escuche estas quejas.
Deja que desear también la cámara cuya resolución no se siente a la altura del resto del vehículo. Como puedes ver en la imagen superior. Sabemos que es una obligación de la Unión Europa pero se agradecería un poco más de mimo en un coche que sí da buenas sensaciones de calidad en el resto de sus materiales del interior.

Tecnologías de carga: lo mejor de los dos mundos
Es fácil comprender por qué el Toyota C-HR pelea por ser el híbrido enchufable más vendido de España. Para quien todavía tenga dudas de si saltar al coche eléctrico, el SUV nipón le ofrece una experiencia de conducción muy similar, la posibilidad de moverse en modo eléctrico la mayoría de sus días (siempre que haga menos de 60 kilómetros) y un gran consumo cuando se meta en carretera abierta.
En ciudad, lo mejor es circular con el modo eléctrico activo. Sobre todo si podemos enchufar el coche a diario a bajo precio. Pese a ello, no es un conveniente no hacerlo si lo que priorizamos es el descuento del Plan MOVES III o la etiqueta Cero emisiones y las ventajas que llevan aparejadas en ciertas ciudades como Madrid donde se puede aparcar en la calle completamente gratis en zonas de estacionamiento de tiempo limitado o adentrarse en los carriles Bus-VAO.
En ciudad, nos hemos movido en consumos de entre 16 y 18 kWh/100 km, dependiendo de la cantidad de cirunvalaciones que hemos tomado. No es una cifra espectacular pero sí nos da para realizar algo más de esos 66 kilómetros homologados en ciclo mixto sin gastar un euro de gasolina.
Si tenemos en cuenta que el precio del kWh cargado por la noche en casa está en menos de 10 céntimos, hablamos de poder movernos cada día por un euro más o menos si hacemos entre 60 y 70 kilómetros. Hay que tener en cuenta que el coche se reserva una cantidad de energía de la batería para funcionar como coche híbrido.
Pero es en modo híbrido donde sorprende. Hemos realizado dos pruebas en carretera forzando el modo híbrido. La primera, con la batería cargada, lo que permite al modo híbrido hacer un uso más en profundidad de la energía eléctrica y rebajar consumos, nos ha arrojado un consumo de 4,7 l/100 km. Es decir, merece la pena llenar la batería del coche incluso si lo que vamos a hacer es movernos por carretera.
Posteriormente, con la batería completamente descargada, hemos vuelto a medir los consumos y nos ha arrojado una cifra de 5,5 l/100 km, lo que es una gran cifra teniendo en cuenta que nos hemos movido exclusivamente por autopista. Pero, sobre todo, es una tranquilidad para quienes buscan un coche híbrido enchufable pero tenemos un gasto muy alto si la batería se ha esfumado previamente.
En cuanto a la potencia de carga, el coche acepta cargas máximas de 6,6 kW en corriente alterna pero no cuenta con opción de corriente continua (la más rápida). Por lo tanto, para llena la batería una vez está vacía hay que emplear dos horas y media.

La conclusión de Xataka
El Toyota C-HR es todo lo que se le debe pedir a un coche. Es sólido, es eficiente y es un buen vehículo de movilidad en términos generales. Es realmente cómodo en ciudad y su tacto se parece al de un coche eléctrico por esa transmisión de convertidor de par.
El reto de Toyota es que los vehículos chinos que llegan como híbridos enchufables están ofreciendo vehículos de gran tamaño y unos interiores mucho más llamativos por el mismo dinero que este coche, si tenemos en cuenta que para obtener lo que nosotros hemos probado hay que irse a 39.750 euros.
Eso sí, si en otras ocasiones hemos alabado la calidad china de muchos interiores por su buen aspecto y ajustes cuidados, Toyota tiene en el C-HR una buena muestra de cómo ofrecer un vehículo a la altura sin necesidad de captar la atención con pantallas enormes. La ergonomía en este caso lo es todo, con un volante y unos asientos de muy buena calidad, mandos físicos muy bien escogidos y repartidos y acolchados allí donde se esperan y son realmente útiles.
La mayor pega que podemos ponerle es la de un sistema de infoentretenimiento muy escueto. Se puede quedar muy corto si eres de los que siente que tu coche se está quedando obsoleto frente al último grito en el sector del automóvil: pantallas gigantes y un rango de personalización enorme, incluyendo servicios propios de streaming que controlar olvidándote del teléfono móvil.
Pero mayor lunar es la imposibilidad de silenciar las alertas por cambio de límite de velocidad cada vez que superamos una nueva señal. Esto es algo que, sí o sí, debería corregir Toyota con una actualización.
Si eres de los que prefiere centralizar todo en el teléfono móvil y prefiere la seguridad de Apple CarPlay y Android Auto frente a los menús de las compañías de automóviles, estás de enhorabuena porque el Toyota C-HR es un vehículo realmente práctico para el día a día, que ofrece unos consumos contenidos y, sobre todo, una practicidad envidiable frente al coche eléctrico si no te atreves a dar el salto o no terminarías de sacarle partido en tu día a día.
Fotos | Xataka
utm_campaign=03_Jul_2025"> Alberto de la Torre .