Si Madrid cree tener un problema con la vivienda es porque no conoce el de Londres: ya hay gente viviendo en coles y oficinas
Publicado el 05/02/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Louis Goss es un periodista británico que roza la treintena y a lo largo de los últimos años ha vivido en un antiguo geriátrico, una residencia, un ayuntamiento y una comisaría vacía del lujoso barrio de Chelsea, en Londres, que compartía con otras 50 personas. No lo ha hecho porque busque alojamientos originales. Tampoco es un okupa. No. Al igual que otras miles de personas en Gran Bretaña (y en otras naciones, como Países Bajos), Goss ejerce de "guardián", una figura a medio camino entre el vigilante e inquilino.
Hay quien asume ese rol porque le resulta atractivo y quien se ve arrastrado a él por un mercado residencial con precios disparados que han hecho que en Londres el alquiler promedio entre particulares supere ya las 2.200 libras mensuales.
Algunos datos para empezar. Madrid, Barcelona o Palma no son las únicas ciudades europeas que miran con preocupación su mercado inmobiliario. En Londres las cosas no están mucho mejor. Allí la presión es tan alta que su alcalde ha tachado de "escándalo" que haya decenas de miles de viviendas en desuso, un stock que las administraciones locales quieren sacar al mercado recrudeciendo (mucho) su presión fiscal.
Llegan un par de datos para entender hasta qué punto se ha complicado encontrar alojamiento en la capital británica. La Office for National Statistcis (ONS) calcula que el alquiler promedio privado a finales de 2024 se situaba allí en 2.220 libras mensuales tras registrar la mayor inflación anual del país, con un alza del 11,5%. En 2015 esa media estaba por debajo de las 1.600 libras. Incluso compartir casa exige desembolsar una suma considerable: según SpaceRoom, la habitación media costaba en diciembre 993 libras al mes.
¿Y cómo vivo? Esa es la pregunta que se hacen no pocas familias, tanto en las grandes ciudades españolas como en otras europeas, incluida Londres. Sobre todo porque la compra de vivienda supone una opción aún más inalcanzable que el alquiler. El precio medio del m2 en las zonas centrales de Londres se mueve entre las 10.700 y 19.400 libras y la capital aglutina 19 de las 20 áreas más caras del país. En general el Gobierno estima que solo en Inglaterra sería necesario edificar 300.000 viviendas al año, pero la construcción sigue lejos de satisfacer la alta demanda.
Ante ese panorama hay quien ha encontrado una salida en una fórmula peculiar que surgió en los años 80 en Países Bajos, donde ya recurren a ella decenas de miles de personas: la "guardia de propiedad". Quienes recurren a ella son inquilinos, pero con unas condiciones muy especiales que les permiten disfrutar de precios bajos a cambio de asumir ciertas incomodidades y una misión. Según la CNN, en 2024 la fórmula interesó a 50.000 personas en Gran Bretaña.
Inquilino no, guardián. La dinámica del sistema la explica bien Live-in Guardians, una de las firmas británicas que se dedican a fomentarlo. "La tutela de propiedades es una forma innovadora y moderna de proteger inmuebles vacíos y ofrecer una serie de ventajas", comparte la organización, con sede precisamente en Londres. "Un guardián es alguien que ha llegado a un acuerdo para vivir en un edificio o en una parte de un inmueble que de otro modo estaría vacía con el propósito principal de asegurar y salvaguardar el lugar".
El dueño del edificio consigue gente que se lo vigile, mantenga y evite que la construcción se deteriore o acabe okupada. Todo sin contratar a una empresa especializada. Y a cambio el "guardián" logra un espacio en el que vivir, construcciones habitualmente amplias, bien ubicadas y sobre todo por las que paga un precio asequible. En 2022 Live in Guardians aseguraba que ofrecía a sus "guardianes" (gente que la entidad selecciona entre los candidatos) contratos renovables de 28 jornadas desde 75 libras a la semana.
Viviendo en templos, escuelas… El resultado es gente viviendo en calidad de "inquilina-guardiana" en lugares de lo más variopinto, como en templos, escuelas, bibliotecas, pubs, guarderías, pabellones, edificios de oficinas, comisarías, geriátricos, residencias, locales municipales… No es extraño que además de vacías las construcciones estén condenadas a desaparecer, con lo que a los dueños les interesa principalmente evitar su deterioro, que las okupen o incluso que se queden vacías, con las cargas que ello acarrea.
¿Y funciona? Desde luego las cifras son interesantes. Citando datos de la PGPA, entidad que representa a tres de los principales agentes que se dedican a explorar esa fórmula, la CNN revela que en Gran Bretaña hay más de 13.500 personas viviendo como "guardianes". Y podrían ser muchas más. El año pasado 50.000 personas solicitaron convertirse en tutores a través de las tres entidades aglutinadas en PGPA. No está nada mal si se tiene en cuenta que en 2020-21 el número de candidatos fue muy inferior, se quedó en unos 32.000.
"La gente busca formas baratas de vivir". Para Arthur Duke, director de Live-in Guardians, la lectura que dejan esas cifras es clara: "Ha sido provocado por la crisis en el coste de la vida. La gente está buscando formas más baratas de vivir". En sus reportajes la CNN y BBC hablan de guardianes satisfechos con los espacios que habitan, pero en prácticamente todos los casos sobrevuela la misma idea: la gente recurre a la fórmula del tutelaje de edificios vacíos porque les ofrece una opción más económica para vivir.
"Básicamente es lo único que pueden permitirse", confiesa Goss, el periodista de 29 años que ha pasado por un geriátrico, una residencia para estudiantes y un ayuntamiento. También por una comisaría de Chelsea, en pleno Londres. Cuando lo hizo, en 2019, pagaba 500 libras, facturas incluidas, lo que según sus propios cálculos suponía la mitad de lo que habría desembolsado por un alquiler tradicional en la zona. Con todo, acabó "cansado de las condiciones" y en 2021 decidió arrendar una vivienda más tradicional para convertirse en un inquilino. Aun a costa de pagar más.
¿Son todo ventajas? No. El "tutelaje" tiene ventajas para los propietarios y guardianes, que optan a alojamientos más económicos, hábitats distintos e incluso la posibilidad de conocer a gente nueva; pero el modelo también adolece de ciertos puntos débiles. Los guardianes no siempre disponen de agua potable, en ocasiones los inmuebles en tutela están en condiciones muy mejorables y hay quien confiesa que ha llegado a sentirse inseguro por el estado del cableado.
La PGPA reivindica que supervisa las propiedades, realiza inspecciones y marca ciertas pautas para evitar precisamente que no haya sustos; pero el Ministerio de Vivienda de Reino Unido mantiene una postura bastante menos optimista sobre los alquileres a guardianes. En una guía específica aclara que "no respalda ni fomenta" la práctica y lanza una advertencia: los guardianes pueden vivir en "condiciones que no cumplen los estándares de los espacios residenciales".
Más allá de Reino Unido. El tutelaje de inmuebles no es un invento británico. Se cree que su cuna está a miles de kilómetros de la City, en Países Bajos, donde cuajó en los 80. Desde entonces ha saltado el Canal de la Mancha y ha llegado también a España, donde en 2021 una compañía anunció sus planes de ofrecer hogar temporal a 5.000 personas en inmuebles vacíos a cambio de precios reducidos. Su idea era arrancar en Madrid y seguir con Barcelona, Valencia, Málaga y Sevilla. Sus impulsores lo planteaban como un "win-win-win" en el que se beneficia el propietario del inmueble, el inquilino y el entorno en el que habita.
Imágenes | Herman Pijpers (Flickr) y Office for National Statistics (ONS)
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