Por si España no tenía suficientes problemas con el turismo de sol y playa, añade un nuevo negocio: el turismo de bodas
Publicado el 18/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Hay quien viaja para desconectar, para conocer nuevos paisajes, culturas o tradiciones, a quien le guía el apetito o sencillamente quien quiere disfrutar de unos días relajantes en una playa lejana con un refresco en la mano. A todos ellos se suma ahora un tipo de turista difícil de clasificar y que busca algo totalmente distinto: casarse. Sus viajes alimentan la floreciente (y millonaria) industria de las destination weddings y son ya el pilar de algunas fincas de Baleares.
El 'sí quiero' como nuevo activo turístico en alza.
Dos palabras: destination weddings. El concepto no es nuevo, pero basta una búsqueda rápida en Google para comprobar que poco a poco gana fuerza en España. Las destination weddings o 'bodas destino' son ni más ni menos que lo que sugiere el término: parejas que, en vez de casarse en la ciudad en la que viven o en la que se crio algunos de los novios, optan por darse el 'sí quiero' lejos. En otra ciudad o región. Puede incluso que en otro país, incluyendo destinos tan exóticos como Las Vegas o alguna isla griega. La idea es muy simple: que la boda sea algo más que una boda para novios y invitados, que sea además una escapada.
Un negocio jugoso. No es fácil aportar datos precisos (y actualizados) sobre cuántas parejas españolas viajan a otros países para casarse y cuántos extranjeros escogen España como el escenario para sus bodorrios. En cualquier caso algo está claro: con el turismo español rompiendo récords y acercándose a la barrera de los 100 millones de visitantes, supone un negocio jugoso. Y claramente en alza.
En febrero la consultora Future Marketin Sights publicó un amplio estudio que estima que el mercado global del turismo de bodas rondará este año los 36.800 millones de dólares, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 6,4% a lo largo de la próxima década. Son valores altos, pero sobre todo superan con creces los que manejaba hace solo unos años. Su cálculo para 2022, por ejemplo, apuntaba a un volumen de negocio de 'solo' 23.000 millones.
"Las destination weddings son uno de los segmentos más populares y más dinámicos en la industria global de las bodas, en el que las parejas optan por experiencias personalizadas en lugares exóticos de todo el mundo", recogen los autores del estudio. "Cada vez más novios eligen intercambiar sus votos en lugares pintorescos y culturalmente ricos, a menudo con un grupo de amigos y familiares. El mercado abarca una amplia variedad de ofertas de servicios y destinos".
¿Cómo afecta a España? A medida que España se asienta en lo más alto del ranking mundial de destinos turísticos e incluso sueña con coronarlo (algo factible ya en 2040, según las estimaciones de Google y Deloitte), nuestro país se refuerza también en el mapa de las destination weddings. En Internet pueden encontrarse un buen número de webs en inglés dedicadas a organizar bodas en España o que promocionan la península y las islas como "un destino ideal" para que los novios intercambien alianzas. En su lista suelen figurar las Islas Canarias, Málaga, Marbella o Mallorca, aunque en realidad el mercado es muy amplio.
Hace unos años Ciudad Rodrigo (Salamanca) lanzó una iniciativa bautizada 'Ciudad Rodrigo Wedding Friendly' que buscaba precisamente posicionar la localidad en el mapa de las celebraciones de bodas. Como baza principal usaba su rico patrimonio histórico. Una búsqueda rápida en The Wedding Travel Company muestra en cualquier caso que las parejas decididas a casarse lejos de su ciudad disponen de una amplia lista de alternativas en España, Grecia, Chipre, Italia, Portugal o Estados Unidos, por citar solo algunos países de su vasta lista.

"Nos especializamos". Para comprender el fenómeno El Confidencial ha hablado con algunos representantes del sector de Mallorca, uno de los puntos calientes del turismo patrio. Y sus datos y declaraciones son llamativos. Finca Es Cabàs, situada a poco más de 20 kilómetros del centro urbano de Palma, explica que prácticamente el 100% de las bodas que realizan son de turistas. Y la directora de la finca Son Berga, situada no mucho más lejos de allí, coincide en que cerca del 98% de los enlaces que acogen los protagonizan también turistas.
"Hay mucho americano, mucho alemán, mucho británico", confirma Yessi Morel, wedding planner, para quien, más allá del atractivo de España o los costes, la clave del tirón insular en el mercado de las bodas destino es el enfoque que ha adoptado el propio sector. "Creo que aquí se lo ponemos todo muy fácil a los extranjeros. Nos estamos especializando mucho. Cada vez las bodas se perfeccionan más".
En cuanto a costes, los datos de Statista de antes de la pandemia muestran que España es uno de los países en los que se celebran las bodas más costosas (23.400 dólares de media en 2019), aunque en realidad el dato no es muy superior al de Italia y queda por debajo de los 29.000 dólares que se alcanzaron ese mismo año en EEUU. "Buscan ahorrar y en Mallorca tienen la misma boda con la misma calidad que podrían tener en EEUU, pero a menor coste", aclara Morel.
¿Y cómo afecta a los mallorquines? Esa es la otra gran pregunta. En un mercado que mira al cliente extranjero y las parejas estadounidenses de amplio presupuesto, ¿qué opciones le quedan a los mallorquines? El tema es interesante porque, como recuerda la wedding planner, los extranjeros que planean casarse lejos de su casa suelen seguir ciertos patrones: reservan con bastante antelación y no tienen problema en celebrar sus ceremonias cualquier día de la semana.
Eso (claro está) obliga a las locales a adaptarse. "El mallorquín se casa solo en sábado y suele preferir determinados meses, como septiembre. Si no se espabilan, se quedan sin fechas", confirma la organizadora de bodas. "Los propietarios de fincas consideran que tienen un tesoro en las manos. Han visto un filón".
Imágenes | Carlo Buttinoni (Unsplash) y Camila Cordeiro (Unsplash)
Vía | El Confidencial
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