"No volveré a ser CEO nunca más": los CEO profesionales son una especie en extinción. Quien lo prueba no repite
Publicado el 25/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original
"Se busca CEO para una gran empresa. Se valora capacidad de liderazgo y ser capaz de trabajar bajo presión. Salario por encima de la media". Si las vacantes para los puestos de director ejecutivo de las grandes empresas se anunciaran como el resto de puestos, probablemente serían algo parecido a esto.
Sin embargo, cada vez hay menos "CEOs en serir", como los definieron en un artículo de The Wall Street Journal hace ya dos décadas, refiriéndose a una estirpe de directores ejecutivos capaces de cambiar de empresa cada cuatro años, e incluso de sector. Lo importante es dirigir. El qué no importa tanto.
CEOs para todo. Hubo un tiempo en el que los directores ejecutivos saltaban de una empresa a otra cada cuatro o cinco años. Era casi una figura mítica en los pasillos del capitalismo global. Estos líderes, conocidos como CEO en serie, eran buscados para liderar transformaciones profundas, implementar recortes agresivos o salvar compañías a la deriva. Sin embargo, esa figura se está quedando sin relevo generacional.
No obstante, todavía quedan algunos directivos que encajan en la clasificación de CEOs en serie. Nombres como Luca de Meo, que fue jefe de Fiat y Alfa Romeo antes de convertirse en CEO de Renault, y ahora se perfila para liderar la transformación de Kering, holding de la moda de lujo que comercializa marcas como Gucci, Balenciaga o Boucheron. Brian Niccol, actual CEO de Starbucks, que antes había dirigido Chipotle y Taco Bell.
Ser CEO como meta. En cambio, tal y como señala el Financial Times, el modelo que predomina es el "one and done", en el que muchos directores ejecutivos optan por ocupar ese cargo solo una vez en su carrera, agotados por la presión, la exposición pública extrema y el desgaste que implica ejercer el liderazgo de una gran compañía hoy en día. El CEO de una empresa británica cotizada en bolsa reflejó este sentimiento declarando al Financial Times: "Después de este trabajo, habré terminado. Es muy gratificante, pero te deja exhausto. No volveré a ocupar el puesto de director ejecutivo nunca más".
Según datos de Russell Reynolds, en 2024 se produjeron 220 cambios en la cúpula de grandes compañías en los principales 13 mercados globales. De ellos, en 187 casos (el 85%) fueron nombramientos de personas que asumían el cargo de CEO por primera vez. Este fenómeno se ha acelerado desde 2018 y pone en evidencia un cambio sustancial en los criterios de elección de los nuevos CEO.
Como explica Laura Sanderson, directora en Russell Reynolds, "el declive de los CEO en serie probablemente refleja la naturaleza del puesto actual. Es de alta presión, de alto riesgo y muy está muy expuesto. El camino hacia una jubilación con la reputación intacta es complicado y, para muchos líderes, una sola experiencia como CEO es suficiente".
Jefes de la cantera. Ante la escasez de perfiles experimentados en la dirección de grandes compañías, muchas empresas han comenzado a invertir en sus canteras de talento interno. El ascenso desde otros altos cargos de dirección como directores de operaciones, directores financieros o jefes de área se ha convertido en una fórmula habitual para asegurar un relevo menos traumático porque quien asciende ya conoce la empresa.
Sin embargo, ya no basta con conocer bien la empresa y el sector en el que se mueve, sino que, como resume un estudio de Milltown Partners y The Chief of Staff Association, "los líderes de hoy se han convertido en directores ejecutivos que lo hacen todo, en todas partes y a la vez". El cargo ahora también requiere de otras habilidades que no siempre pueden ofrecer los directivos de la cantera: avance de la IA, la presión constante de los accionistas, el ambiente político y cultural. Cualquier frase fuera de lugar puede convertirse en una crisis reputacional para la compañía e incluso en un riesgo real para el directivo, que puede convertirse en blanco de atentados como fue el caso de del director ejecutivo de United Healthcare
Más difícil, más salario. El incremento en la exigencia de responsabilidad para los directores ejecutivos también ha ido acompañado de un incremento salarial equivalente. El salario medio de los CEOs de las grandes compañías estadounidenses alcanzó los 30,9 millones de dólares en 2024, lo que supone "más de una quinta parte superior al salario medio de 2023", según indica el estudio realizado por Equilar y Associated Press.
Sin embargo, ni el dinero ni los beneficios extraordinarios han logrado frenar la tendencia al abandono de los puestos directivos. Cada vez es más habitual que los candidatos rechacen estos puestos si ya han dirigido otras empresas con éxito antes o si las condiciones parecen especialmente exigentes.
El poder desgasta. Frente a esa situación de estrés continuo que sufre el primer representante de la compañía, se está imponiendo una nueva forma de retiro anticipado: el de la "carrera de cartera".
Con esta nueva modalidad, el ejecutivo da un paso al lado como cara visible de la empresa, pero seguir vinculado a ella aprovechando su experiencia como asesor o defendiendo los intereses de la compañía participando en las juntas directivas de terceras empresas. Un ejemplo sería Noel Quinn, quien, tras una prolífica carrera al frente del banco suizo HSBC, decidió retirarse en 2024: "ahora es el momento adecuado para lograr un mejor equilibrio entre mis vida personal y empresarial", explicó tras asumir la presidencia del banco suizo Julius Baer.
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Imagen | Wikimedia Commons (Alejandro Migl), Flickr (ACC District), unsplash (Pablo Varela)
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