Los monopolios como Google o Meta crecen en cada revolución y es por una decisión de 1995 para la seguridad de un navegador viejo

Publicado el 25/07/2025 por Diario Tecnología
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Los monopolios como Google o Meta crecen en cada revolución y es por una decisión de 1995 para la seguridad de un navegador viejo

La "The Same Origin Policy" o política del mismo origen es un mecanismo de seguridad que restringe la forma en que un documento o script cargado por puede interactuar con un recurso de otro origen. Fue introducida originalmente por Netscape Navigator en 1995, con el objetivo inicial de evitar que scripts maliciosos accedan a datos confidenciales en diferentes sitios web, lo que garantiza una experiencia de navegación más segura.

Fue una solución rápida que el equipo del navegador Netscape implementó una noche de los años 90 y que sigue con el tiempo rigiendo cómo funciona el software a día de hoy. Y resulta que muchos problemas que encontramos en el uso de la tecnología tiene su origen en esta elección arquitectónica de hace 30 años. Como recuerda Xataka, en la práctica cada web quedó convertida en un universo aislado, incapaz de comunicarse con otras.

El ex ejecutivo de Google y Stripe, Alex Komoroske (que considera que el futuro de la IA no necesita estar centralizado) ha escrito un análisis que rastrea todos estos problemas que han llevado a que esa antigua medida de seguridad, de alguna manera se convirtiera en la física invisible que rige todo el software moderno. Según sus palabras:

"Hay un error en el sistema operativo de Internet. Es por eso que tus fotos quedan atrapadas en el ecosistema de Apple, no puedes mover fácilmente tus datos entre aplicaciones y cada nueva aplicación comienza desde cero sin saber nada sobre ti. Lo más importante es que es la razón por la que la revolución de la IA, a pesar de todas sus promesas, corre el riesgo de hacer que las grandes empresas tecnológicas sean aún más grandes en lugar de poner herramientas poderosas en manos de los usuarios".

Cada revolución solo hace a las grandes empresas mayores de lo que son

Tras pasar más de una década como gerente de producto y estratega en empresas como Stripe y Google, Komoroske afirma que ha visto oleadas de tecnología y  revoluciones del sector que prometían cambiarlo todo y que solo han acabado haciendo a las empresas más grandes que existen que sean mayores aun, consolidando sus monopolios.

La movilidad, las redes sociales, la nube, son algunas de las revoluciones que han contribuido a esto, reforzando las estructuras existentes en lugar de darnos poder crear otras nuevas.

El motivo de esto es que cada sitio web, cada aplicación, es su propio universo. El navegador trata a amazon.com y google.com como mundos completamente separados que nunca pueden cruzarse. Lo mismo ocurre con la aplicación de Instagram y la aplicación de Uber en tu teléfono. Según el experto, "el aislamiento es absoluto".

En la práctica, se traduce en restricciones que atan las manos de los diseñadores de sistemas: los arquitectos de los sistemas operativos y navegadores de los que todos dependemos. Estos diseñadores se enfrentan a una elección imposible. Pueden construir sistemas que respalden: datos confidenciales (sus correos electrónicos, fotos, documentos), acceso a la red (capacidad de comunicarse con servidores), código no confiable (software de desarrolladores que no conoces), pero sólo pueden habilitar dos a la vez, nunca los tres.

Básicamente porque si un código no confiable puede acceder a sus datos confidenciales y comunicarse a través de la red, podría robarlo todo y enviarlo a cualquier parte. Así, los diseñadores de sistemas eligieron la seguridad a través del aislamiento. Cada aplicación se convierte en una fortaleza: segura pero solitaria, afirma el ex directivo de Google.

Qué se podría hacer con la IA

Sobre la revolución que estamos viviendo ahora, el mismo Komoroske tiene ideas para evitar que acabe siendo un sistema centralizado que haga más grandes a los monopolios ya existentes. Recuerda que la visión de Sam Altman sobre el potencial de la IA para resolver los mayores desafíos de la humanidad es convincente, pero como director ejecutivo de OpenAI (cuyo ChatGPT se ha convertido en la interfaz de consumo dominante para IA), hay una dimensión crucial que falta en su análisis: cómo se distribuirá y controlará realmente esta tecnología.

Según sus previsiones, la "suposición implícita de que la transformación será orquestada por un puñado de proveedores centralizados de IA sugiere un punto ciego importante que amenaza la misma agencia humana que él intenta defender". La visión de Altman corre el riesgo "de crear un dictador digital perfecto: un sistema de IA omnisciente que nos conoce mejor que nosotros mismos, anticipando nuestras necesidades y conduciendo a la sociedad hacia la prosperidad" y recueda que la historia nos ha enseñado que "no existe ningún dictador bueno".

Considera que ya hemos visto "esta película" antes con las redes sociales: muchos de los mismos ejecutivos que ahora lideran empresas de inteligencia artificial trabajaron en empresas de redes sociales y afirma que sus técnicas para que todo el mundo usara las redes "dejó a la sociedad ansiosa, polarizada y adicta".

Según sus teorías, en lugar de competir para construir una IA que los gobierne a todos, deberíamos construir tecnología intencional alineado con las aspiraciones humanos y no con los KPI corporativos. Se traduce a que cada persona merece una inteligencia privada que trabaje sólo para ella, sin motivos ocultos ni conflictos de intereses. "Su IA debería ser como tener su propia nube personal: tan privada como ejecutar software en su propio dispositivo, pero con la comodidad de la nube".

Vía | Xataka

Imagen | Xataka

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