Los egiptólogos siempre han estado intrigados por el misterioso Decreto de Canopo. Tras 150 años han dado con una pista clave
Publicado el 18/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Los egiptólogos y sobre todo aquellos eruditos dedicados al estudio de los jeroglíficos y la dinastía ptolemaica están de enhorabuena. Y con razón. Un equipo de arqueólogos ha localizado en el yacimiento de Tell El-Faran´in, en la ciudad de El Husseiniya (Sharqia), un tesoro sin parangón en el último siglo y medio. No por los materiales con los que está fabricado o su fastuosidad. No. La clave está en lo que dice, cómo lo dice y sobre todo qué no dice. Lo que han hallado los expertos es ni más ni menos que una estela de piedra del famoso Decreto de Canopo.
Eso sí, una muy especial.
¿Qué es el Decreto de Canopo? Un decreto egipcio promulgado por el rey Ptolomeo III Evergetes en mazo de 238 a.C., en plena dinastía ptolomeica. El documento se redactó después de que los sumos sacerdotes se reunieran en la ciudad de Canopus, al este de Alejandría, para honrar al monarca, su esposa Berenice y la hija pequeña de ambos, fallecida por esas mismas fechas. Quizás suene aburrido, pero el decreto lleva décadas fascinando a los egiptólogos.
En el texto se exalta la figura de los monarcas ("los dioses benévolos"), sus donativos, campañas y la veneración en los templos. También de cuestiones más prácticas, como la decisión de bajar impuestos aquellos años en los que los cultivos no recibiesen suficiente agua del Nilo, o la creación de un nuevo rango sacerdotal y una festividad religiosa. Otro de los anuncios que recoge es la deificación de la hija fallecida de Ptolomeo III Evergetes y Berenice, que se llamaba como su madre.

¿Dice algo más? Sí. Entre otras cuestiones plantea la introducción de un nuevo sistema de años bisiestos que añadiría un día extra cada cuatro años para ajustarlo a los rituales religiosos. Ptolomeo III quería que esa jornada adicional sirviera para conmemorarlo a él y a su esposa, pero la idea no acabó de cuajar. Hoy nos recuerda lo avanzada que estaba la astronomía egipcia y cómo se adelantó al calendario juliano, introducido por Julio César en el 46 a.C. en sustitución del romano.
Más allá de lo que dice, el decreto es valioso por cómo lo dice. El documento deja claro que su contenido debía plasmarse en estelas que mezclasen tres sistemas de escritura distintos: los jeroglifos egipcios, el demótico y el griego koiné. Las copias debían distribuirse además entre los principales templos para que el edicto llegase a todos los rincones del reino. Cuando en el siglo XIX el arqueólogo Karl Richard Lepsius descubrió uno de esos ejemplares en Tanis se encontró con una valiosa ayuda para descifrar los jeroglifos. Tan o incluso más que la piedra de Rosetta.
¿Cómo es la nueva estela? De arenisca, 127,5 centímetros de alto y 83 de ancho, con un grosor de 48. Su parte superior está redondeada y, además de la inscripción de la sección central, distribuida a lo largo de 30 líneas de jeroglifos tallados en relieve, la piedra muestra algunas decoraciones interesantes.
El diseño está coronado por un gran disco solar alado flanqueado por dos cobras reales que muestran las coronas blanca y roja de Egipto, símbolo de la unión de las Dos Tierras. En el centro destaca una inscripción en la que puede leerse "Di-Ankh", un mensaje que podría traducirse como "el que otorga la vida".
¿Por qué importa el hallazgo? Porque no abundan los ejemplares del decreto de Canopo. O al menos no los hemos encontrado. Como recuerda el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, la estela hallada en Tell El-Faran´in se sumará a las otras seis versiones conocidas y desenterradas enKom el-Hisn, Tanis o Tell Basta. Algunas están completas. Otra son solo fragmentos. "Este descubrimiento se considera el más significativo de su tipo en más de 150 años, ya que desde entonces no se ha encontrado ninguna versión nueva y completa del decreto", subraya.
¿Se diferencia en algo? Sí. Y esa es una de las razones por las que la estela recuperada en Tell El-Faran´in ha generado tanto interés. Aunque el decreto de Ptolomeo III dejaba claro que debía plasmarse en estelas que combinasen los tres sistemas de escritura (jeroglífica, demótica y griega), el ejemplar que acabamos de encontrar muestra solo uno. Así lo confirmó Mohamed Ismail Khaled, del Consejo Supremo de Antigüedades, quien aclara que la estela está escrita "íntegramente en jeroglíficos", lo que la diferencia de otras versiones anteriores trilingües.
¿Para qué nos sirve? Más allá del evidente valor histórico, arqueológico y patrimonial del hallazgo, la estela de Tell El-Faran´in tiene una utilidad clave. De entrada, ha servido al ministro egipcio de Antigüedades, Sherif Fathy, para sacar pecho por los "continuos logros" de las misiones arqueológicas del país y el "apoyo" del Gobierno a las campañas de excavación, algo que le sienta especialmente bien en plena polémica por el megaproyecto turístico del Sinaí. Cuestiones políticas aparte, los eruditos confían en exprimiendo el contenido de la estela.
Las autoridades esperan que les ayude a ampliar sus conocimientos sobre los documentos reales y religiosos de la era ptolemaica y "enriquezca" la comprensión de ese período histórico. Si algo ha despertado interés es sin embargo que la piedra incluya un único sistema de escritura, lo que parece una excepción a la norma que recoge el decreto. "Abre nuevos horizontes para nuestra comprensión de la lengua y proporciona información adicional sobre los decretos ptolemaicos, así como sobre los sistemas ceremoniales reales y religiosos", añade el Gobierno.
Imágenes | Ministry of Tourism and Antiquities, Gobierno de Egipto y Wikipedia
En Xataka | Una copa de 2.000 años nos ha revelado una faceta inesperada de los egipcios: cocteleros psicodélicos
utm_campaign=18_Sep_2025"> Carlos Prego .