La proteína en polvo se ha convertido en el accesorio estrella del bienestar moderno. Los nutricionistas tienen algo que decir

Publicado el 21/06/2025 por Diario Tecnología
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La proteína en polvo se ha convertido en el accesorio estrella del bienestar moderno. Los nutricionistas tienen algo que decir

Hay un ritual silencioso que se repite cada tarde en los vestuarios de los gimnasios. Unas manos sudadas abren el compartimento de la mochila, sacan un bote con letras brillantes —vainilla, chocolate, cookies & cream—, lo vierten en un shaker, agitan con fuerza y beben casi con devoción. Es el batido de proteínas, compañero fiel de quienes buscan rendimiento, músculo o simplemente la sensación de haber cumplido.

La escena se ha hecho tan común como el café de media mañana o la tostada con aguacate. La proteína en polvo ha pasado de los sacos industriales de culturistas a los estantes del supermercado, al carrito de la compra de oficinistas, estudiantes y padres con prisa. Su promesa es tentadora: fuerza, salud, cuerpo. Su forma, práctica. Pero… ¿es realmente necesaria para todos? ¿Nos está ayudando o, sin darnos cuenta, nos estamos volviendo dependientes de este polvo de sabor dulce y promesas veloces?

Para entenderlo, hemos hablado con tres nutricionistas que conocen bien tantos su beneficios como sus riesgos. Porque detrás de cada batido, hay algo más que proteína: hay decisiones, hábitos y a veces, un deseo desesperado por controlar el cuerpo.

La proteína en polvo: ¿milagro herramienta? Saray López, nutricionista y entrenadora personal, ha sido determinante: “Estoy totalmente a favor de su uso, salvo intolerancias, porque no tiene contraindicaciones y puede ayudar a alcanzar los requerimientos proteicos diarios”. En cambio, Jesús Guardiola, dietista-nutricionista, ha ofrecido una visión más matizada: “Si llevamos una dieta equilibrada, no vamos a necesitar ningún tipo de suplemento proteico para cubrir nuestras necesidades”. Su enfoque se centra en evitar que la suplementación sustituya a una alimentación real.

Por su parte, Nuria Esteves, nutricionista clínica, va más allá de lo funcional y entra en lo simbólico: “No es una prioridad en nuestra alimentación como a veces se nos intenta vender”. Para ella, el problema está en cómo se posiciona en el mercado: como una especie de superalimento obligatorio, cuando en realidad su utilidad es limitada y muy contextual.

¿Es para todo el mundo? Los tres expertos han coincidido en que la proteína en polvo puede ser beneficiosa en determinados contextos clínicos o personales. Saray López lo ha detallado de forma precisa: personas con trastornos de la conducta alimentaria, adultos mayores con dificultades de masticación, pacientes con cáncer o sarcopenia, personas en etapa de ganancia muscular o incluso trabajadores que comen frente al ordenador. Además, Guardiola ha destacado su valor como “motivador” postentreno: tomar el batido como pequeña recompensa puede ayudar a crear adherencia al entrenamiento.

Ahora bien, ¿quién debería evitarlos? La nutricionista Esteves es contundente: “Puede ser un riesgo en personas que no tienen una buena relación con la comida, o que la utilizan como sustitutivo de comidas completas. Ahí ya no hablamos de salud, sino de ansiedad, rigidez y miedo”. Por su parte, Jesús Guardiola ha añadido a la lista personas con patologías renales, que deben tener un control estricto sobre su ingesta proteica.

La dependencia de los suplementos. Según Nuria Esteves, sí hay una tendencia creciente hacia el uso de suplementos como parte del “pack fitness”: “Se ha extendido la idea de que sin suplementos no lo estamos haciendo bien. Y eso puede alimentar la obsesión por el cuerpo perfecto”. Jesús Guardiola también percibe esta dependencia en la práctica: “Mucha gente prioriza el batido antes que la comida real. Pero si no tienes una dieta estructurada, tomarte un batido no va a hacer nada”. Para él, el orden importa: primero la comida, después —si es necesario—, el suplemento.

Más no es mejor. El auge del consumo de proteína en polvo ha traído consigo una serie de errores. Uno de los más comunes, según los tres expertos, es tomar más proteína de la necesaria, bajo la falsa creencia de que cuanto más se consuma, mejores serán los resultados. Sin embargo, el cuerpo tiene un límite de absorción, y el exceso —más allá de no aportar beneficios— puede desplazar otros nutrientes importantes.

Por su parte, Jesús Guardiola ha señalado un error especialmente común: pensar que, por tratarse de un producto “fitness”, no engorda. La gente cree que un batido de proteínas no tiene calorías o tiene muy pocas, y no es así. Es un alimento más y aporta energía, como cualquier otro”, ha advertido. También es frecuente sustituir comidas completas por un simple batido, especialmente entre quienes buscan perder peso de forma rápida o quienes tienen una relación rígida con la comida. Nuria Esteves ha señalado que esta práctica, además de nutricionalmente pobre, puede derivar en una relación alimentaria conflictiva: "Cuando se usa la proteína como única opción o desde el miedo a comer, deja de ser un complemento útil para convertirse en una conducta de riesgo”.

¿Todas las proteínas son iguales? Spoiler: no. No todas las proteínas en polvo funcionan igual. Jesús Guardiola ha aclarado que hay que individualizar: “No se puede recomendar una para todos. Depende de la persona, su tolerancia y el momento del día”. López ha recomendado proteína de suero (whey) si no hay intolerancias, por su perfil de aminoácidos más completo. La caseína, de absorción lenta, puede ser útil antes de dormir. Y las proteínas vegetales, como guisante o arroz, son buenas opciones para veganos, siempre que estén bien formuladas. Además, Esteves ha añadido un criterio esencial: la biodisponibilidad y tolerancia digestiva. No se trata solo de tomar proteína, sino de cómo la procesa y absorbe el cuerpo.

¿Y la etiqueta? Si está entre las opciones empezar a tomarlo, los tres han coincidido en que es importante leer antes de mezclar. Buscar a proteínas completas, verificar la proporción real de proteína (al menos 70-80%), evitar edulcorantes artificiales en exceso y asegúrate de que la marca sea confiable. Saray López ha alertado sobre un engaño que muchas marcas utilizan: “Algunas trampean el aminograma añadiendo aminoácidos sueltos para abaratar el coste. Eso aumenta el valor nitrogenado, pero no su valor nutricional”.

Ni mala ni milagrosa. Tampoco imprescindible. Puede ser útil si se usa con criterio, pero no sustituye una dieta variada, adaptada y saludable. Como ha resumido Nuria Esteves: “El foco debería ir siempre hacia una alimentación que respete y se adapte al contexto de cada persona”.

Imagen | PixaHive

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