La Comunidad Valenciana tiene una única isla habitada. Y cuando llega el verano el turismo es el menor de sus problemas

Publicado el 21/06/2025 por Diario Tecnología
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La Comunidad Valenciana tiene una única isla habitada. Y cuando llega el verano el turismo es el menor de sus problemas

Tabarca es una isla especial por muchas razones. Por su tamaño, apenas 1.800 metros de largo, unos cuantos cientos de metros de ancho y un área de 0,3 km2. Por su condición de única isla habitada de la Comunidad Valenciana, aunque su censo apenas pasa del medio centenar de vecinos. Y por la particular situación que vive en el escenario turístico de la Costa Blanca. Aunque en verano Tabarca recibe miles de visitantes al día, su principal problema con el turismo no es la masificación sino las deficiencias que padece el archipiélago y se agravan con la llegada del calor.

Tabarca es una isla singular. Y no siempre para bien.

En un lugar de Alicante… Tabarca es una pequeña isla de la costa alicantina, situada a escasos ocho kilómetros del puerto de Santa Pola. Y lo de “pequeña” está más que justificado. La isla ronda los 0,3 km2 y todo el archipiélago apenas pasa de los 1.800 m de largo y 400 de ancho, con lo que puede recorrerse de arriba abajo en un pequeño paseo.

Su tamaño y su población, de poco más de medio centenar de personas (según el INE hay censados allí 34 hombres y 25 mujeres) la convierten en un caso excepcional. A menudo se presenta como la única isla poblada de la Comunidad Valenciana y la más pequeña del país con población permanente. Su ubicación, playas y paisajes también la convierten en algo más: un destino concurrido en verano.

Tabarca

Una cifra: 10.000. Una cosa es la Tabarca de otoño, invierno y el principio de la primavera y otra muy distinta la Tabarca de verano. Cuando llega el calor la isla se convierte en un destino demandado. Tanto de hecho que el trasiego de bañistas y familias se multiplica de forma exponencial. Algunas estimaciones hablan de que en los días pico de verano supera los 5.000 visitantes. Otras lo elevan a 10.000. Se dé por buena una u otra cifra, en octubre eso se traduce en una presión turística que supera con creces su padrón.

Las cifras que maneja la prensa local no siempre coinciden, pero son igual de contundentes. Algunas estimaciones apuntan a más de 150.000 visitantes durante los meses de verano o incluso a 230.000 a lo largo del año. La afluencia de turistas se concentra además en una temporada muy concreta: el goteo empieza hacia Semana Santa, con la llegada de jubilados del Imserso, sigue entre finales de primavera e inicios de verano con los escolares y se intensifica en los meses más cálidos con visitantes atraídos por las playas.

¿Supone un problema? La marea de turistas se ha colado en el debate público de Alicante, con voces a favor de controlar el acceso a la isla y aplicar "límites al número de visitantes" diarios, una medida que ya se aplica en otros puntos del país, como en las Cíes, en Galicia. Al menos hace un año el Ayuntamiento almeriense no se mostraba sin embargo demasiado partidario de aforos y restricciones. Otros apuestan por desestacionalizarla demanda para que el grueso del turismo no se concentre en los meses de verano.

"La isla necesita un enfoque más equilibrado que considere no solo el turismo de playa, sino también el ecoturismo y el turismo cultural, que pueden ayudar a distribuir la carga de visitantes de manera más uniforme durante el año", comentaba en 2024 Alejandro Triviño, de la Universidad de Alicante, a Información. A su favor Tabarca tiene algo más que playas. Está considerada reserva marina desde 1986 y goza de una interesante historia que la vincula a piratas berberiscos y pescadores genoveses, además de un rico patrimonio que incluye la muralla o la Iglesia de San Pedro y San Pablo.

Algo más que masificación. Sin embargo el gran problema de Tabarca no es la afluencia masiva de visitantes, sino cómo llegan y qué se encuentran una vez desembarcan. Lo explicaba ayer El País en un artículo que recuerda que el principal reto de la isla en materia de turismo son las deficiencias que arrastra, unas carencias estructura es que se vuelven aún más visibles cuando llega el calor. "El problema no son los turistas", reconoce al diario Carmen Martí, presidente de la asociación vecinal. "Necesitamos un plan integral que acondicione la isla para los habitantes y visitantes".

¿El motivo? En verano Tabarca recibe una marea de viajeros dispuestos a pasar el día en sus costas, pero a diferencia de lo que ocurre en otros arenales de Alicante, en la isla  —denuncia Martí— no disponen de algunos servicios básicos. "Faltan aseos públicos, zonas de sombra, los atractivos turísticos como la iglesia o las bóvedas de la muralla están cerrados, el torreón está en ruinas…", insiste la dirigente vecinal antes de añadir una tarea más a la lista: regular los desplazamientos y un servicio de transporte público.

"Como hace 40 años". Martí no es la única que piensa así. La dueña de uno de los restaurantes de la isla reconoce a El País que Tabarca ha pasado de ser una pequeña comunidad que vivía básicamente de la pesca a un destino hiper turistificado, pero esa transformación no ha llegado acompañada de cambios que la hagan más asumible para los lugareños. "Viene mucha gente y estamos como hace 40 años", reflexiona. "Necesitamos un puerto más grande, para separar al turista de los barcos de mercancías y más actividad cultural para que la visita no sea solo de sol y playa".

La lista de peticiones de los residentes es amplia. Hablan del transporte, de la disparidad de precios con la que se encuentran los visitantes y el coste que asumen quienes trabajan en la isla, de servicios públicos tan básicos como la asistencia médica o de espacios públicos (merenderos o incluso zonas de sombra) en los que los visitantes puedan resguardarse durante las tardes más cálidas del verano.

¿Es algo nuevo? No. Llega una búsqueda rápida para comprobar que las quejas de los vecinos no son nuevas. Hace un año, durante una entrevista en Onda Cero, Martín explicaba que la isla soporta una presión turística similar a la de "cualquier zona turística de la península". "El problema es que no está preparada para acoger con garantías a los numerosos visitantes que se aglomeran sobre todo durante los meses de julio y agosto", advierte la representante de los vecinos, quien lamenta que "la impresión que se lleva el visitante es la de una isla bonita, pero con muchas deficiencias".

A lo largo de los últimos meses han sido noticia también algunas carencias del archipiélago. Hace unas semanas por ejemplo la cadena SER alertaba de que, a las puertas del verano, los visitantes se encontraban con que aún no se habían instalado ni sombrillas ni hamacas ni boyas de delimitación de baño. La advertencia más seria llegaba sin embargo en septiembre de 2024, cuando trascendió que Tabarca carecía de un médico en verano pese a que en los días de mayor afluencia desembarcaban allí miles de turistas.

Imágenes | Jose A. (Flickr), Les Haines (Flickr) y Wikipedia

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