Japón tiene un problema con muchos de los residentes extranjeros que mueren: enterrarlos no es nada fácil
Publicado el 03/03/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Japón y su sociedad llevan tiempo inmersos en un proceso de transformación donde el papel del “extranjero” cada vez es más importante. Llegan oleadas al país, y en muchos casos para quedarse. El ejemplo más claro se está dando con muchos chinos que llegan para no regresar, pero es exponencial a todas las naciones. Esto está dando como resultado que la población de residentes extranjeros de avanzada edad sea cada vez mayor, y con ello, de muertes.
Un problema que nadie vio llegar. Lo contaba este fin de semana Nikkei. Los residentes extranjeros en Japón están lidiando con serias dificultades para enterrar a sus seres queridos. ¿La razón? La predominancia de la cremación, que se ha convertido en la norma en el país. El 99.99% de los fallecidos en Japón son cremados, según el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, lo que deja a quienes requieren entierro por motivos religiosos o simplemente por tradición con muy pocas opciones.
El problema es especialmente crítico para las comunidades musulmanas y cristianas, que consideran la cremación inaceptable. La situación se agrava a medida que la población extranjera envejece y crece la demanda de espacios de entierro, lo que ha convertido el tema en todo un desafío cada vez más urgente para la nación.
Ejemplos de una crisis. En el reportaje del medio contaban un caso ocurrido el pasado mes de enero tras la muerte de un hombre paquistaní en Kanagawa que desató una frenética búsqueda de un cementerio que permitiera su entierro. Su familia, con recursos limitados, no podía repatriar su cuerpo, y tras múltiples rechazos y costes elevados, finalmente lograron sepultarlo en el cementerio Honjo Kodama en Saitama, por un montante de 300.000 yenes (alrededor de 2.000 euros), pagado por amigos de la comunidad.
Hay más casos similares que se repiten en todo el país. Por ejemplo, el de una mujer cristiana coreana de 80 años que falleció en octubre, y su hijo tardó mes y medio en encontrar un sitio de entierro. Durante ese tiempo, su cuerpo tuvo que ser almacenado en una instalación policial.
Factores que dificultan los entierros. Hay varias claves para entender la polémica en torno a la escasez de cementerios que permitan entierros. El primero ya lo decíamos: el predominio de la cremación. Japón ha pasado de enterrar a sus muertos a incinerarlos casi en su totalidad en los últimos 50 años. En 1913, solo el 31% de los fallecidos eran cremados, pero para 1934 ya se había convertido en la práctica mayoritaria debido a preocupaciones sanitarias y falta de espacio.
Pero hay más. Otro de los problemas se deriva de la escasez de terreno, ya que la gran cantidad de tierra necesaria para cementerios en un país con espacio limitado es un obstáculo clave. También las preocupaciones ambientales, ya que existe el temor de que los entierros contaminen el agua subterránea (aunque no hay pruebas claras que respalden dicha afirmación). Por último, se apunta a la resistencia de la comunidad local, ya que en muchas regiones los residentes se oponen a la construcción de nuevos cementerios, lo que ha frustrado varios proyectos.
El envejecimiento de los “extranjeros” y el impacto futuro. Japón alberga actualmente a 3.41 millones de residentes extranjeros, de los cuales 220.000 tienen 65 años o más, un aumento del 150% en la última década. El envejecimiento de esta población implica que la demanda de entierros solo crecerá en los próximos años.
A este respecto, el profesor Hirofumi Tanada, experto en la comunidad musulmana en Japón, estima que hay alrededor de 350.000 musulmanes en el país, enfrentando problemas similares a los de otras minorías religiosas. Tanada advertía que en 10 o 15 años podría ser aún más difícil encontrar lugares de entierro, lo que intensificará la crisis.
Disparidad regional en la disponibilidad de cementerios. Otra de las patas del problema. Japón presenta fuertes desigualdades regionales en el acceso a cementerios. A saber: mientras en la región de Kanto (que incluye Tokio y sus alrededores) hay cuatro cementerios privados que permiten entierros, en regiones como Tohoku y Kyushu no tienen ninguno.
De nuevo: a pesar de la creciente necesidad, los esfuerzos por crear nuevos cementerios han encontrado obstáculos. En diciembre pasado, el gobernador de Miyagi propuso construir un cementerio en la región, pero recibió una avalancha de llamadas y correos electrónicos de ciudadanos expresando su oposición.
El intento de un cementerio musulmán. Ocurrió en 2018, cuando la Asociación Musulmana de Beppu en la prefectura de Oita intentó construir un cementerio en la localidad de Hiji. Tras siete años de negociaciones, finalmente acordaron con las autoridades locales y los residentes construir el cementerio en terrenos municipales, con condiciones como la limitación del uso del cementerio a residentes de Kyushu y un seguimiento regular de la calidad del agua.
Sin embargo, el proyecto se canceló cuando un nuevo alcalde revocó la venta del terreno, citando preocupaciones ambientales. Esto dejó a la comunidad musulmana sin opciones viables en la región.
Propuestas y barreras para una solución. Contaba el profesor Khan Muhammad Tahir Abbas, director de la Asociación Musulmana de Beppu, que la falta de cementerios no solo afecta a los extranjeros, sino también a japoneses naturalizados y conversos al islam o al cristianismo. Desde 2021, se han presentado peticiones al Ministerio de Bienestar Social solicitando la creación de cementerios adecuados para minorías religiosas. Sin embargo, hasta la fecha, Japón no ha adoptado ninguna política clara al respecto, argumentando que las diferencias en costumbres y creencias dificultan la implementación de una solución estándar.
Mientras tanto, otros países han logrado integrar los entierros religiosos dentro de su infraestructura funeraria. En Noruega, Estados Unidos, Canadá o Singapur, entre otros, se han designado secciones específicas en los cementerios públicos para musulmanes y otras minorías religiosas.
Un desafío que la nación no puede ignorar. Con las cifras de los residentes extranjeros en la mano, Japón se encuentra ante un problema que no puede obviar. La falta de cementerios accesibles para este grupo es un desafío que solo se agravará con el tiempo. Aunque la cremación sigue siendo la norma, el envejecimiento de la comunidad extranjera exige una respuesta más inclusiva por parte del gobierno japonés.
Como explicaban en Nikkei, si la nación quiere cumplir con su objetivo de ser una sociedad más diversa y acogedora, debería facilitar soluciones que permitan a las minorías religiosas enterrar a sus muertos con dignidad. Esto requiere superar la oposición local, adaptar políticas funerarias y desarrollar infraestructura adecuada, como ya han hecho otras naciones con poblaciones diversas. Mientras, muchas familias extranjeras en Japón siguen atrapadas en la angustia de no saber si podrán enterrar a sus seres queridos en el país que han llamado hogar durante décadas.
Imagen | Geoff Whalan
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utm_campaign=03_Mar_2025"> Miguel Jorge .