Hubo un tiempo en que la caca movió la economía de medio mundo. Se llamaba guano y enseñó una valiosa lección a Perú
Publicado el 23/02/2025 por Diario Tecnología Artículo original
A lo largo de la historia, la humanidad se ha interesado por diferentes recursos. Quizá la fiebre del oro es el mejor ejemplo para ver cómo la obsesión por uno en concreto desata la locura en quienes buscan convertirlo en su principal fuente de ingresos, arramplando con todo lo que encuentran sin pensar que puede ser pan para hoy, y hambre para mañana. Con el caso del oro es lógico, pero… ¿sabías que pasó algo muy similar con excrementos de aves marinas?
Esta es la historia del guano, el ‘oro blanco’ que transformó la economía peruana tanto para bien como para mal.
Oro blanco. Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander von Humboldt fue un hombre con mucho tiempo libre. Nacido en 1769, este alemán fue filósofo, científico, geógrafo, naturalista y explorador, entre otras cosas. Durante un viaje por América del Sur en 1802, Humboldt visitó la costa peruana y se interesó por cómo los locales utilizaban un elemento blanco como sustrato para las cosechas. Su nombre era guano, y era el resultado de los excrementos secos de las aves marinas.
Se dice que, paseando por una zona en la que había mucho guano almacenado, empezó a estornudar descontroladamente, y fue su curiosidad la que lo animó a enviar muestras a Europa para estudiar sus componentes. Lo que pasó a continuación no es algo que nos pille por sorpresa a estas alturas: las civilizaciones precolombinas llevaban generaciones utilizando el sustrato, los europeos encontraron que el guano era un fertilizante magnífico y comenzaron a interesarse por él.
Abono. El guano es, literalmente, abono. Su propio nombre “wánu” en quechua significa “abono”, y realmente tenía una composición única para enriquecer los suelos. Este guano era una maravilla fruto de las condiciones de la zona. La mezcla entre el clima seco de las islas peruanas y chilenas, la composición de las rocas en las que caían y el propio excremento fruto de la dieta marina de las aves daba como resultado un compuesto rico en nitrógeno, fósforo, calcio y potasio.
Resultaba ideal para mejorar la salud de las plantas y promover su crecimiento, por lo que los agricultores europeos y estadounidenses empezaron a prestar mucha atención al sustrato. ¿El motivo? El aumento de la población estaba provocando una sobreexplotación de los campos, lo que llevó a su agotamiento y a una serie de cosechas infructuosas. Había que encontrar una solución milagrosa, y el guano tenía todas las papeletas para ser esa solución.
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Mina de caca. Los dos territorios empezaron a explotar el recurso a base de bien. Entre 1840 y 1880, la demanda del guano explotó y las islas peruanas se convirtieron en un bien muy preciado. Estados Unidos y el ‘Viejo Continente’ cargaban decenas de barcos con este oro blanco y a Perú no le vino nada mal. En esos 40 años, Perú explotó unos 11 millones de toneladas de guano, con unos ingresos estimados de unos 38 millones de dólares.
Puede que esa cantidad descontextualizada no nos diga demasiado, pero los ingresos del guano permitieron desarrollar el país con puertos, ferrocarriles y carreteras. No en vano, el primer año de explotación del guano, el recurso aportó el 5% de los ingresos al país. De cara a la última década de bonanza, esa aportación era del 80%. Una auténtica barbaridad.
La “guerra del guano”. Fue tan popular que Estados Unidos, para sorpresa de nadie, creó la Ley del Guano de 1856, por la que cualquier ciudadano estadounidense podía reclamar islas deshabitadas que tuvieran depósitos de guano. Esto llevó a la apropiación privada de un centenar de islas en el Pacífico y el Caribe, pero la cosa se puso seria entre 1879 y 1884.
Fue cuando tuvo lugar la “Guerra del guano”, un conflicto entre Perú, Chile y Bolivia por el control de los yacimientos más ricos tanto de guano como de salitre. Como resultado, Chile anexó algunos enclaves muy importantes, como el desierto de Atacama (que hoy es una de sus maravillas para la producción de energías renovables), y las cosas para Perú empezaron a cambiar de rumbo.
Curiosamente, las naciones que entraron en esa guerra habían sido aliadas años antes contra España, donde el control del guano también fue un punto importante en la guerra hispano-sudamericana.
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Y crisis. Perú se centró tanto en la exportación del guano que, cuando la fiebre remitió a finales del siglo XIX, el país entró en una crisis económica. No es que el mundo dejara de querer guano, ya que seguía siendo un recurso muy preciado, pero hubo dos motivos que llevaron a los principales compradores del sustrato a mirar para otro lado. El primero fue que las reservas se empezaron a agotar y ya no se podía mantener el ritmo de producción.
El segundo fue que empezaron a aparecer fertilizantes sintéticos que podían ser más o menos eficientes, pero que sobre todo eran más baratos porque no había que traerlos a través de peligrosas travesías de miles de kilómetros en barco. La lección en la economía peruana fue que no se podían centrar en un solo recurso y su economía no podía depender de algo así, lo que destacó la necesidad de diversificar para evitar situaciones similares en el futuro.
Actualidad. Ahora, el guano sigue siendo un fertilizante excelente y no sólo lo producen las aves marinas del Pacífico. El guano de murciélago también tiene unas fantásticas propiedades como fertilizante (además de ser más sencillo de obtener). Y también es muy valorado el resultante de los excrementos de focas y pingüinos, pero también un recurso muy caro debido a que las poblaciones van menguando.
Al final, el guano jugó un papel importante no sólo en la economía de los países implicados, sino en el inicio de la modernización de la agricultura, al estimular la inversión en fertilizantes y, cuando éstos empezaban a escasear, al desarrollo de los fertilizantes artificiales.
El ciclo se repite. Por otro lado, fue un ejemplo más de cómo desde el Viejo Continente se explotaron los recursos de América Latina, utilizando mano de obra local en condiciones de casi esclavitud para el beneficio del forastero.
Y, escribiendo estas líneas, es imposible no trazar el paralelismo con las tierras raras en la actualidad, donde la mayor parte de la producción depende de un único país -China- con el resto de occidente como locos buscando recursos, y una Estados Unidos con el ojo puesto en Ucrania y Groenlandia debido, precisamente, a estas tierras raras.
Vital. Al margen de las consecuencias económicas, la 'cosecha' indiscriminada de guano ha provocado la colonización de islas remotas que sólo estaban habitadas por aves y la pérdida del guano provoca la desaparición de decenas de especies que dependen, directamente, del sustrato. Es su alimento y, por ejemplo, hay ecosistemas de peces, bacterias, hongos e invertebrados que dependen de él.
Ahora este equilibrio es algo que se tiene en cuenta a la hora de recoger el guano (y otros recursos), pero en la época de máxima explotación, debió ser una de las últimas variables a considerar.
Imágenes | Acatenazzi, Sanchezn, putneymark
utm_campaign=23_Feb_2025"> Alejandro Alcolea .