He probado las gafas inteligentes Ray-Ban Meta tres semanas y ahora entiendo por qué todo el mundo va a querer unas
Publicado el 25/04/2025 por Diario Tecnología Artículo original
La primera vez que vi las Ray-Ban Meta fue en una de esas campañas publicitarias de aeropuerto en las que todo parecía demasiado perfecto. Gente en la playa, en conciertos, grabando recuerdos con un simple toque en la patilla de sus gafas. Lo confieso: pensé que era marketing aspiracional, de ese que vende promesas que no se cumplen. De lo que quieres conseguir, pero donde la tecnología aún no tiene las piezas para conseguirlo de esa forma. Sinceramente, sobre el papel tampoco me convencieron. Pero las he probado tres semanas. Y en el día a día me han demostrado que hay algo especial aquí. Si la verdadera magia de la tecnología es cuando desaparece, las Meta son, sin duda, gafas mágicas.
A primera vista, nadie se imagina que estás usando un dispositivo inteligente. No hay pantallas ni LEDs chillones, ni formas futuristas. Son gafas Ray-Ban. Bonitas, sobrias, de esas que podrías encontrar en cualquier óptica del centro. Pero están vivas. Escuchan, ven, graban y responden. Y todo eso sin sacrificar diseño ni estilo. Como si la tecnología se hubiera colado en un objeto cotidiano sin pedir permiso, como un susurro en vez de un grito. Ese es su secreto. Es justo aquí estaba el oro.
No me costó integrarlas en mi rutina. Salir de casa, coger las llaves, el iPhone y las gafas. Y ya está. La diferencia es que ahora también tengo una cámara en la mirada y una IA susurrándome respuestas, recordándome que la información ya no vive en nuestros bolsillos, sino a escasos centímetros de nuestros ojos. Ojo porque esa cercanía lo cambia todo. Y es que una tecnología consigue el éxito cuando ocurren dos cosas: quienes quieren usarla encuentran en ella la mejor forma de hacerlo, y quienes no se planteaban usarla quieren hacerlo también. No hace falta sacar el móvil si quieres hacer algo que hacen las gafas. Un doble toque y ya estás preguntando una duda, escuchando música, llamando por teléfono o capturando el instante, justo como lo ves. Como lo vives.
Ver el mundo con tus ojos, y compartirlo con los de otros

El primer día que grabé un vídeo con las Meta fue en mi cafetería favorita. Una de esas escenas intrascendentes - cotidianas - que, al verlas después, te das cuenta de lo mucho que cuentan. Los gestos de las personas al reír, la textura del café en la taza, la música de fondo colándose suavemente. Todo grabado con naturalidad, sin levantar un dispositivo, sin romper el momento. Como si estuviéramos capturando un recuerdo en lugar de una imagen.

Hablemos de las escenas intrascendentes. ¿Si pudierais elegir, que fotografía no hecha de vuestro pasado querríais tener? Muy probablemente, no sea la de ninguna celebración, viaje o acontecimiento - porque de esas ya tendréis muchas. Probablemente querríais una foto de vuestra habitación de la niñez - lo que daría yo por ésta - o de la primera casa donde vivisteis con vuestros padres. O aquel quiosco destartalado donde comprábamos religiosamente las Micromanías a finales de los 80. Los auténticos tesoros, y de esto quizás te das cuenta con la edad, son los instantes cotidianos de la vida que ya no van a volver de ninguna forma.

Pero, ¿y si pudieran hacerlo? ¿Y si tuviéramos una tecnología tan cómoda como nuestros ojos para capturar estos fotogramas fugaces, que se desvanecen o cambian en los segundos que tardamos en sacar nuestro móvil y hacer click? Aquí es donde entendí que el secreto de las Ray-Ban Meta no es su tecnología, es que te permite capturar la vida de otra forma: y es muy cómodo hacerlo. No hablamos de fotos perfectas, de definición impoluta. Hablamos de la vida, borrosa, desenfocada, sin contraste de blancos, bruta. La belleza de lo imperfecto, capturada de una forma única: como la vemos.

La cámara de 12MP hace aún así un trabajo sorprendentemente bueno. No esperes un modo retrato de nivel DSLR, pero sí colores vivos, nitidez más que suficiente y una capacidad para captar lo espontáneo sorprendente. Sobre todo porque aquí el “fotógrafo” desaparece. No hay mano levantada, ni encuadre forzado, la gente a tu alrededor no se condiciona por ver a alguien con una cámara o móvil delante. Sólo tú, viendo el mundo como siempre… pero con la posibilidad de inmortalizarlo al momento.

El sonido también tiene su magia. Los altavoces direccionales son discretos pero funcionales. No te van a llenar una habitación, pero para una llamada rápida, un audio de WhatsApp o incluso algo de música suave en el metro, cumplen perfectamente. De hecho, es en las llamadas donde brillan de verdad: el micrófono es una joya. Claridad, cancelación de ruido ambiental y una sensación de estar realmente hablando “con” alguien, no “a través de algo”.

Las primeras veces te llevas la mano a las orejas - “¿no llevo los AirPods?”. Es una sensación irreal: escuchas el sonido justo dentro de tu cabeza, pero no tienes nada en los oídos. Lo que llevas en la cara son unas gafas normales. Hace unos años esto nos habría parecido auténtica ciencia ficción, que es exactamente lo que se siente con unas Ray-Ban Meta cuando sales a la calle. Sobre todo cuando te das cuenta que esto de las gafas inteligentes va a ir a más, y entiendes que la obsesión de Tim Cook actualmente es ganar este trono con una generación aún más avanzada.

La batería es, sin duda, uno de los puntos a mejorar. No esperes un día completo si usas mucho la cámara o las llamadas. Pero aquí entra en juego el estuche de carga, una maravilla de diseño práctico: carga rápida, imán firme, acabado premium. No parece un estuche de tecnología, parece un complemento de moda. Y eso resume bien la filosofía de las Meta: ser tecnología sin parecerlo, ni innovación sin estridencias. Me gusta también la metáfora de la carga con las Ray-Ban Meta: nunca cargas las gafas directamente, sólo las guardas en el estuche - esto acentúa más la sensación de que son gafas normales, a nivel inconsciente.
Mis sensaciones con estas gafas es que son el inicio de una carrera precisamente enorme. Me sentí de forma similar a cuando tuve mi primer reloj inteligente: era el Pebble original, el modelo que hizo creíble la tecnología y nos hizo conscientes a todos de la revolución que se acercaba. De eso hace 12 años. Lo que hoy llevamos en la muñeca era el sueño de aquellos días. Las gafas que llevemos dentro de 10, serán el sueño de hoy.
La IA como copiloto de tu día a día, aunque con reservas

Usar las Meta en Europa es como tener un coche de Fórmula 1 pero limitado a 80km/h. Sabes que puede dar más, que hay un potencial ahí encerrado, esperando ser liberado. La inteligencia artificial de Meta integrada en estas gafas es prometedora, pero de momento, en nuestro continente, llega a medio gas. Puedes activar funciones básicas con la voz, hacer preguntas simples o pedir que te hacer una foto o un vídeo o incluso usar traducción simultánea en tiempo real (llegó hace unos días, ya os contaré más) pero la experiencia completa - la que los usuarios en EEUU ya disfrutan - todavía no ha cruzado el charco. Por ejemplo, una funcionalidad de las que más me interesa a mi, la “inteligencia visual” de hacer una foto y pedirle cosas a la IA en base a ella, no funciona aún en Europa.

Aun así, lo que ya se puede hacer cambia la percepción de lo que significa “tener la información a mano”. ¿Qué catedral hay en esta ciudad? ¿Qué canción está sonando? ¿Qué tiempo hará mañana? ¿Me das una receta paso a paso de una tarta de manzana? No necesitas buscar el móvil, ni siquiera sacar las manos del bolsillo. Basta un toque o un susurro. Y esa inmediatez convierte cada pregunta en una acción, cada duda en un resultado. Y sí, cambia hacerle esas preguntas a una pantalla o a unas gafas: con lo segundo te olvidas de la tecnología y parece que le estés preguntando a alguien a tu lado. La naturalidad, de nuevo.

Es justo aquí donde uno entiende que no estamos ante un gadget más. Las Ray-Ban Meta no quieren ser el centro de atención, sino lo contrario: su virtud está en desaparecer, en actuar en silencio, en asistirte sin interrumpirte. Como una buena herramienta, que sólo se nota cuando no destaca pero es útil. Esto es también el leitmotiv de Apple con su tecnología - conseguir hacerlo con algo que literalmente llevas en la cara es rozar los límites de la técnica. Y también del estilo, por qué no decirlo.
Entre la nostalgia del diseño y la promesa del futuro

Hay algo profundamente emocional en ponerse estas Ray-Ban. Recuerdan a las fotos de nuestros padres en verano, a los anuncios en revistas de los 90, al cine de Scorsese o a los paseos por la ciudad cuando todavía no había selfies. Esa carga nostálgica se mezcla, en este caso, con una ambición descomunal: convertir esas mismas gafas en la plataforma tecnológica del futuro.
Apple y Meta han comenzado en los extremos opuestos, pero quieren lo mismo. El santo grial de los dispositivos de tecnología: llevar una experiencia de computación espacial completa a un hardware miniaturizado y escondido en el diseño de unas gafas convencionales que podemos llevar por la calle. Ahora mismo, esto es imposible - aunque el Project Orion de Meta empieza a dar los próximos pasos hacia esta dirección. Apple también lo está haciendo, como ratificaba hace unos días Gurman.

Apple Vision Pro, que es precisamente desde donde estoy escribiendo este artículo, es el objetivo a miniaturizar. Las Ray-Ban Meta son el diseño donde encajarlo. Este es el punto intermedio donde, eventualmente, ambas compañías (y seguro que alguna otra) se encontrarán en el futuro. Personalmente - tras probar este primer bocado con ambos dispositivos - soy consciente de que ese punto de encuentro será el momento que volverá a transformar como consumimos e interactuamos con la tecnología - de la misma forma a cómo lo consiguió el iPhone en 2007.
Ray-Ban | Gafas inteligentes Meta Wayfarer, Negro mate/grafito degradado polarizado, Regular
Después de varias semanas con ellas, lo tengo claro. Son un producto fantástico, que recomiendo a quien busque asomarse a lo que viene. Las Ray-Ban Meta no quieren sustituir nada. No vienen a reemplazar tu móvil, ni tus AirPods, ni tu cámara. Al menos, no aún, con este modelo. Pero lo que hacen, lo hacen de una forma tan natural, tan silenciosa y tan eficaz… que cuando vuelves a tus gafas de siempre, sientes que les falta algo. Que has probado el futuro, y ahora, todo lo demás parece un poco más torpe.
Y es justo así como comienzan las transformaciones.
utm_campaign=25_Apr_2025"> Pedro Aznar .