Es una obra maestra del cómic español, pero tuvieron que descubrir 'Paracuellos' en Francia para que aquí le hiciéramos caso
Publicado el 30/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Está unánimemente considerada una de las obras maestras del cómic español: 'Paracuellos' de Carlos Giménez es genuinamente (por su tono, por su grafismo y, por supuesto, por su temática) de aquí. Sin embargo, no le resultó fácil encontrar un hueco en nuestras librerías. Como si de uno de los raquíticos niños protagonistas de la obra se tratara, 'Paracuellos' fue fruto de una incomprensión inicial que obligó a Giménez a buscar espacio en otros mercados. Y luego volvió por todo lo alto.
'Paracuellos' es una de esas obras capitales del cómic español que es sencilla de encontrar en cualquier librería. Se codea en ese sentido con 'Maus', con 'Watchmen', y dentro del espacio nacional, con Mortadelo, con Superlópez y con pocos más, porque el mundo editorial del cómic en España es un continuo reciclaje de éxitos. Pero encontrar 'Paracuellos' es, desde hace años, muy fácil: de hecho, Penguin Random House ha lanzado una Edición Total con motivo de su 50 aniversario que recopila todos los volúmenes de esta obra en formato gigante.
Sus virtudes son obvias desde el primer momento: por encima de todo, el exquisito dibujo de Giménez, sobrenaturalmente dotado para dotar de personalidad arrolladora a sus criaturas, es ya en 1975, cuando empezó a crearla, absolutamente extraordinaria. Un montón de niños vestidos todos igual, pero cada uno con una personalidad marcadísima gracias a las miradas, tristes e ingenuas todas, pero muy distintivas, con las que reciben los designios de los adultos (educadores, celadores, monjas, inspectores, familiares, miembros de la Falange).
Como buen heredero de la tradición del esperpento y la caricatura berlanguiana española, es el retrato de una situación terrible pero sin que el humor desaparezca del todo de las vidas de los niños. Niños marcados por miedos de muy diverso tipo (a ser abandonados, a ser golpeados, a perder los pocos privilegios que rascan entre sus iguales -porque saben dibujar, porque tienen un juguete, porque saben jugar al fútbol-), pero que a la vez son incapaces de perder la inocencia, lo que convierte sus peripecias en experiencias a medio camino entre lo entrañable y lo terrible.
Y, por supuesto, por encima de cualquier otro valor, está el retrato despiadado, en primera persona (no estamos, eso sí, ante un cómic estrictamente biográfico, aunque en parte lo sea) de una realidad atroz: la vida de los niños internados en los hogares de Auxilio Social durante la posguerra franquista. Hijos de vencidos en la Guerra Civil, huérfanos o de familias en extrema pobreza, educados bajo el yugo del nacionalcatolicismo y la disciplina falangista. Hambre, castigos, soledad, violencia institucional... un retrato que, pese a su crudeza no está carente de esperanza y ternura.
Gustó más en Francia
Los primeros episodios de la serie se publicaron a partir de 1975 en varias revistas españolas como 'Muchas Gracias', 'El Papus' y 'Yes'. Tuvieron en su día un éxito muy limitado, por lo que Giménez se vio obligado a abandonar la obra tras la publicación de solo dos álbums. Así lo contaba para RTVE.es: "Ningún editor español de la época quiso publicarlos en sus revistas. Les horrorizaba el solo hecho de ver aquellas páginas llenas de niños famélicos y tristes con aquellos ojos desproporcionados y aquellas orejas más desproporcionadas aún". No se trataba tanto de incomprensión como de falta de músculo editorial: en los setenta la industria en España era tan raquítica que tuvo que continuarse fuera.
La ausencia de erotismo o humor para adultos en 'Paracuellos' le cerró las puertas en España, pero en Francia encontró una vía alternativa en la legendaria revista 'Fluide Glacial', que comenzó a publicarla en 1976. Un mercado mucho más proclive a reconocer el talento en la historieta la convirtió en un éxito y de ahí saltó a otros países de Europa, con éxito similar. 20 años más tarde, a finales de los 90, Giménez retomó la obra con cuatro álbums más. En 2016 volvería de nuevo a ella coincidiendo con el 40 aniversario de la serie, con tres álbums que finalmente la concluirían.
'Paracuellos' queda, pese los amplios paréntesis en el tiempo, y gracias a la integridad y la calidad de Giménez, como una obra total, de un calibre que ha hecho que se presente su candidatura en alguna ocasión al Princesa de Asturias de las Artes. Es una pieza esencial de nuestro cómic que, sin embargo, tuvo que ser reconocida fuera para que se le empezar a apreciar en su país de origen.
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