En Jerusalén acaban de descubrir un jardín de 2.000 años que coincide con una descripción de la Biblia: la tumba de Jesús
Publicado el 18/04/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Si nos ceñimos a la literatura de ese bestseller en clave religiosa que fue (y es) la Biblia, el relato evangélico del Evangelio de Juan sobre la sepultura de Jesús había resonado con una fuerza simbólica singular durante siglos. A saber: la muerte del “mesías” se dio en un “lugar de calaveras” y el entierro en “un jardín nuevo, fértil, sin uso previo”, casi como un eco del Edén. Ironías de la vida, una reforma en Jerusalén ha dado con un lugar extremadamente parecido.
El jardín bajo piedra. Aunque literariamente poderoso, aquel pasaje siempre ha carecido de lo mismo que otros tantos pasajes: precisión topográfica. Sin embargo, recientes excavaciones en la Iglesia del Santo Sepulcro, lideradas por un equipo de arqueólogos de la Universidad La Sapienza de Roma, han desenterrado indicios que podrían conferir a ese fragmento bíblico un inesperado respaldo empírico.
Aprovechando unas renovaciones iniciadas en 2019 tras décadas de disputas entre las comunidades religiosas que administran el templo (los ortodoxos, los franciscanos y los armenios), el equipo de la profesora Francesca Romana Stasolla comenzó, en 2022, un meticuloso trabajo bajo el pavimento decimonónico del santuario. Allí, bajo losas y siglos de liturgia, descubrieron los vestigios de una antigua cantera de la Edad del Hierro que, en tiempos de Jesús, ya servía como lugar de enterramientos excavados en la roca.
Del Imperio a la fe. Este espacio, aunque no era el único de su tipo en la Jerusalén de la época, fue el que los primeros cristianos identificaron como el lugar de la crucifixión y la sepultura del Nazareno, convicción que llevó al emperador Constantino (tras su conversión al cristianismo) a ordenar la construcción del primer templo sobre ese suelo cargado de memoria.
La actual iglesia, reconstruida por los cruzados en el siglo XII, es la última encarnación de esa veneración milenaria. Lo revelador del hallazgo actual es que, en el periodo entre la explotación de la cantera y la erección del templo, la zona fue transformada en un espacio agrícola.
El hallazgo. Los arqueólogos identificaron muros de piedra bajos y tierra rellenada para cultivo, así como evidencias de olivos y vides de hace 2.000 años. Para Stasolla y su equipo, estos descubrimientos ofrecen una posible correspondencia material con la mención del jardín que aparece en el Evangelio de Juan, lo que sugiere que quien escribió, o bien recopiló ese relato, poseía un conocimiento íntimo de la geografía y la organización territorial de la ciudad en aquel tiempo.
Cultivo de fe. Más allá de la fuerza simbólica del jardín y su potencial vinculación con el relato de la sepultura de Cristo, los hallazgos también incluyen monedas y fragmentos cerámicos del siglo IV, lo que sugiere un uso continuado del lugar incluso antes de su cristianización formal.
Aunque la misma Stasolla habla con cautela respecto a proclamar cualquier confirmación definitiva del lugar del entierro de Jesús, la investigadora sí subraya que el verdadero valor del descubrimiento reside en mostrar cómo generaciones enteras han proyectado su fe sobre ese sitio. La historia del Santo Sepulcro, insiste, no es únicamente la historia de un personaje o de una religión, sino una parte integral de la historia misma de Jerusalén.
La continuidad del culto, las transformaciones del entorno y el peso de la tradición han conferido a ese espacio una identidad viva que trasciende las certezas arqueológicas. Visto así, entre fragmentos de muros agrícolas, raíces milenarias y tierra sagrada, el hallazgo reciente no solo excava en la historia, sino también en la conciencia religiosa de Occidente.
Imagen | Gerd Eichmann
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