Los algoritmos modernos deciden por nosotros qué ver. YouTube es el último reducto donde el algoritmo no elige por ti

Publicado el 19/04/2025 por Diario Tecnología
Artículo original

Los algoritmos modernos deciden por nosotros qué ver. YouTube es el último reducto donde el algoritmo no elige por ti

El Internet de 2025 está dominado por algoritmos que parecen conocernos mejor que nosotros mismos. Ya solo faltaban los chatbots con memoria que sumar a su capacidad para leer entre líneas.

En este escenario, YouTube es cada vez más una hermosa anomalía. Mientras TikTok, Instagram o X nos arrastran de un tema a otro según los caprichos de un sistema que optimiza por engagement puro, la plataforma de vídeo de Google mantiene un respeto casi anacrónico por nuestras elecciones.

Es el último reducto donde lo que buscamos aún importa más que lo que nos hace reaccionar.

La diferencia está en su arquitectura algorítmica.

  • YouTube recomienda principalmente dentro de los ecosistemas temáticos que ya hemos elegido.
  • TikTok, en cambio, puede lanzarnos desde recetas veganas hasta teorías de la conspiración en un mismo rato si eso mantiene nuestros pulgares deslizando.

Esta verticalidad temática no es altruismo, es parte de su modelo de negocio: necesita mantener sesiones largas dentro de temas específicos, donde los anuncios segmentados tienen mayor valor. Solo que su consecuencia es positiva para el usuario. O al menos más positiva que la del resto.

La mejor forma de entender qué hace diferente a YouTube es vivirlo como usuario. Cuando busco vídeos del Valencia, el algoritmo me mantiene en ese mundo: entrevistas post-partido, tertulias, montajes de los mejores goles de la temporada y por lo general recuerdos de un pasado mejor.

No salta repentinamente a política polarizante ni me arrastra hacia contenido incendiario pasa provocar mi indignación. YouTube respeta el ecosistema temático que elijo. Amplifica nuestras búsquedas, no trata de manipularnos mejor.

La experiencia de usuario refuerza esta sensación de control:

  1. Una barra de búsqueda prominente.
  2. Canales a los que suscribirnos.
  3. Listas que construimos activamente.
  4. Un historial que podemos gestionar.

Son vestigios de un Internet donde navegábamos con propósito, no donde éramos navegados.

También es justo indicar que YouTube pertenece a Google, uno de los grandes arquitectos de la actual Internet algorítmica. No es inmune a problemas –el clickbait florece y sus propios intentos con YouTube Shorts demuestran que no está por encima del mercado–. Sin embargo, mantiene un equilibrio distinto.

Y la pregunta es obvia: si este modelo más equilibrado funciona para la plataforma de vídeo más grande del mundo, ¿por qué el resto de la industria se decanta por sistemas que prácticamente anulan nuestra agencia?

YouTube también tiene problemas serios. Sus rabbit holes (algo así como 'pozos sin fondo') pueden llevarnos por caminos empedrados por la radicalización. Su sistema de monetización favorece la extensión y la recurrencia sobre la calidad. No estamos ante un héroe, sino ante un superviviente que ha encontrado un nicho donde prosperar sin eliminar completamente nuestra autonomía.

Al final esto esa cronología de la evolución de Internet. La Web (ayer gloria, hoy supervivencia) originalmente era un espacio donde elegíamos nuestros destinos. Hoy los algoritmos deciden por nosotros. YouTube conserva vestigios del modelo anterior mientras se adapta al nuevo, convirtiéndose en una especie de "Internet dentro de Internet".

Esta "autonomía algorítmica limitada" permite algo no solo bueno, sino casi sagrado: la previsibilidad. Podemos anticipar qué encontraremos, creando una experiencia más satisfactoria. También permite la fragmentación de comunidades centradas en intereses específicos, sin forzar que todo compita en un único feed homogeneizado, que es el gran mal del X actual y la identidad perenne de TikTok.

YouTube no es perfecto –nadie lo es– pero nos hace cuestionarnos si podemos podemos diseñar plataformas que sirvan a los usuarios que quieren disfrutar saludablemente, sin ser enganchados ni arrastrados hacia donde no quieren, y no solo a anunciantes.

YouTube, con todas sus contradicciones, es una señal de que es posible un camino intermedio. Donde haya cierta manipulación algorítmica (es el mercado, amigo), pero que coexista con la agencia total del usuario.

En Xataka | Los podcasts están viviendo su gran revolución, pero no en Spotify ni Apple Podcasts: YouTube está ganando la partida

Imagen destacada | Xataka con Mockuuups Studio

utm_campaign=19_Apr_2025"> Javier Lacort .