El plan de la humanidad era depender menos del gas para generar energía. La IA opina otra cosa muy distinta

Publicado el 25/05/2025 por Diario Tecnología
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El plan de la humanidad era depender menos del gas para generar energía. La IA opina otra cosa muy distinta

Cuando saltaron las alarmas por el aumento de temperaturas a nivel global, se puso en marcha el plan de la descarbonización. Países, las grandes empresas tecnológicas y de automoción marcaron hace años objetivos para reducir sus emisiones de carbono con metas fijadas para 2030 y 2050. Han ido aplicando medidas para ello, pero con lo que la industria -y el planeta- no contaba era con el auge de la inteligencia artificial y su voracidad energética.

Una tan extrema que hay quien se frota las manos: las empresas que crean turbinas de gas.

El amago de las renovables. 2024 fue un buen año para las renovables. Aunque es algo que ha provocado una auténtica guerra entre empresas chinas, la saturación del mercado ha permitido que el precio de los paneles baje considerablemente. Esto facilita la instalación de sistemas de autoconsumo, pero también ha permitido que florezcan enormes parques hasta en lugares tan dependientes del petróleo como Texas.

Hemos sido testigo del sorpasso de las renovables en Europa, hay países que han funcionado durante meses únicamente con renovables y ese empujón de las placas solares está haciendo que se avance en la carrera por el hidrógeno verde.

Inteligencia artificial. Las empresas también han ido adaptando sus sistemas para ser más eficientes, consumir menos agua y hasta construir instalaciones más respetuosas y sostenibles, pero del mismo modo que 2024 fue el año de la explosión de las renovables, también lo fue para la IA. Es por ello que las principales tecnológicas han empezado a ampliar y construir centros de datos por todo el mundo (algo que no se ve bien en todos sitios) para poder satisfacer la actual demanda de esta tecnología.

Cambio de planes. Ese consumo energético tan elevado ha empujado a algunas de las Big Tech a optar por algo llamativo: operar sus propias centrales nucleares. Gigantes como Amazon, Google o Microsoft han mostrado sus planes para crear o reactivar centrales nucleares, pero no es lo único. Las petroleras europeas han reajustado su estrategia de apoyo a las renovables y hay ya hemos visto que, durante los picos de consumo de la IA, se ha recurrido tanto a la quema de carbón como al gas para poder cubrir la demanda energética.

Interés en el gas. Ese renovado interés por el gas es algo que ya tiene consecuencias, y Siemens es un ejemplo perfecto. Como podemos leer en Bloomberg, la empresa alemana estimaba un resultado financiero cercano al equilibrio para este año fiscal, pero tras el creciente interés en el gas, ahora estiman que sus ingresos podrían crecer hasta un 15%.

Siemens Energy fabrica, entre otras cosas, turbinas de gas y estos últimos meses han visto cómo esa avalancha de inversiones en centros de datos con una alta demanda energética han impulsado los pedidos de turbinas. De hecho, al contrario de lo que podríamos pensar teniendo en cuenta que queríamos dejar de depender del gas, la compañía ha visto que los pedidos recibidos se han duplicado durante los tres primeros meses del año.

Y aumento de precio. Según la Agencia Internacional de la Energía, la demanda energética de los centros de datos se duplicará para 2030 debido a las cargas de trabajo de la IA y, aunque las renovables están en clara expansión, como el suministro es intermitente, hay ocasiones en las que no satisfacen la constante demanda de esos centros de datos.

El gas es aquí una red de seguridad para las empresas, ya que proporciona energía constante para la infraestructura de inteligencia artificial y el carbón se estaría utilizando para los picos de demanda.

Y ya hay quien vaticina que ese aumento de demanda del gas tendrá como consecuencia un aumento del precio del mismo de cara a los próximos inviernos. Y también de las emisiones de carbono, como ya estamos experimentando con casos como el de Microsoft y Google, con aumentos de un 30% y un 50% respectivamente en los últimos años.

Imágenes | Pexels, BalticServers

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