Barcelona probó una renta básica de 1.297 euros al mes y la búsqueda de empleo se redujo un 22%: la prueba fue un éxito
Publicado el 27/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
¿Si tus necesidades básicas de subsistencia estuvieran cubiertas, buscarías un trabajo? Esa es una cuestión casi filosófica e inherente a la naturaleza humana que se han preguntado muchos sociólogos y responsables de políticas económicas. Sam Altman, sin ir más lejos, planteaba establecer una renta básica universal para amortiguar el impacto de la IA en el mercado laboral.
En el mundo se han realizado distintos experimentos sobre la eficacia de proveer de una paga que cubra las necesidades básicas. Uno de esas pruebas se llevó a cabo en Barcelona entre 2017 y 2019 y se entregaban hasta 1.297 euros al mes a los hogares participantes. Los resultados de aquella prueba acaban de publicarse.
Renta universal básica en Barcelona. La ciudad condal puso en marcha uno de los experimentos sociales más ambiciosos que se han realizado en España: el programa B-MINCOME, con un coste total de 4,8 millones de euros.
822 hogares de distintos barrios vulnerables de la ciudad, recibieron una renta mensual (prestación de Apoyo Municipal a la Inclusión o SMI, por sus siglas en catalán), que llegaba hasta los 1.297 euros para familias de cuatro miembros, o de 663 euros para un hogar unipersonal. Ese importe se calculó en base a una estimación equivalente al 70%-80% del umbral de pobreza local.
Estos hogares se distribuyeron en tres grupos de control (en principio iban a ser cuatro grupos):
- Renta básica (SMI) vinculada a la participación voluntaria en actividades formativa y de inclusión social no supervisada.
- Renta básica (SMI) en modalidad limitada, que reduce la prestación en la misma medida que se recibe un salario. Es decir, si cobraban 300 euros de un empleo, se descontaban 300 euros de la renta básica, manteniendo los mismos ingresos.
- Renta básica (SMI) con retirada gradual en tramos, cada euro que se recibe de un salario, reduce la prestación 25 céntimos (para los primeros 250 euros) y el 35 céntimos (a partir de 250 euros). Es decir, que si cobraban 300 euros de un salario, una Renta Básica de 1.297 euros pasaba a ser de 1.216 euros por las reducciones, pero el total de ingresos era de 1.516 euros (renta+salario).
Un euro de SMI por cada un euro de salario: el fracaso. Uno de los puntos fuertes de este estudio es que los investigadores pudieron comprobar los efectos de la renta básica cuando se condiciona a distintos parámetros según el resultado que se busque obtener.
El estudio reveló una caída del 22% en las probabilidades de trabajar en el grupo al que se aplicaba la modalidad limitada. Es decir, aquel al que reducían un euro de Renta Básica por cada euro de salario. Esa pérdida económica desincentivaba la búsqueda de un empleo. Esta desincentivación en la búsqueda de empleo no solo afectaba al titular de la prestación, sino que afectaba al conjunto del hogar y reducía la probabilidad de que cualquier adulto del núcleo familiar buscase un empleo, perpetuando así su dependencia del subsidio.
Según el estudio, este modelo desanimó tanto la búsqueda de empleo a tiempo parcial como a tiempo completo, siendo más intensa en los empleos a jornada completa (y más salario), responsable de dos tercios del impacto en el abandono del empleo. Es decir, cuanto mayor era el importe del salario, más se desincentivaba la inserción laboral por que menor era el importe de la ayuda que se recibía, sin incrementar los ingresos familiares.
Renta básica con descuentos. En cambio, los resultados para el grupo que solo recibía un porcentaje de descuento por cada euro salarial recibido (entre el 25% y el 35%), las probabilidades de reinserción laboral se incrementaban un 6,5% con respecto a quienes no recibieron ayuda.
Es decir, al permitir un cierto incremento salarial con respecto a la renta básica, se incentivaba la búsqueda de un empleo para mejorar los ingresos familiares, haciendo compatible y rentable recibir la prestación con tener un empleo a tiempo completo.
Además, este modelo resultaba más eficiente para la Administración ya que en el caso del modelo que descontaba un euro de subsidio por cada euro de salario, cada euro transferido suponía 34 céntimos de gasto público adicional. En el modelo con descuentos, el coste era de solo 12 céntimos por cada euro entregado. Es decir, el impacto sobre el empleo era mejor y a menor coste cuando la ayuda aplicaba solo un descuento parcial.
Trabajar en casa y cuidar. El impacto más llamativo del experimento se concentró en hogares con hijos del grupo al que se les aplicaba el modelo de retirada total. En estos casos, algunos adultos, especialmente mujeres, redujeron su participación en el mercado laboral para dedicarse a los trabajos no remunerados del hogar, cuidados de personas dependientes e hijos.
Los investigadores hablan de una "sustitución entre trabajo remunerado por trabajo de cuidados". Algunas de estas familias optaron por cuidar a sus hijos o familiares dependientes sin miedo a caer en la exclusión social. Según apuntaban los investigadores, esta decisión "podría generar externalidades positivas, como mejoras en la educación y la salud de los niños o reducciones de la delincuencia adolescente", además de mejorar la conciliación familiar al resto de miembros de la familia.
Las conclusiones coinciden con Alemania. Los resultados del B-MINCOME no están aislados en el panorama internacional. En Alemania también se llevó a cabo un proyecto similar, en el que ser el beneficiario de una asignación mensual básica independiente de la situación laboral hizo que los participantes mejoraran su formación para obtener mejores empleos.
El hecho de mantener la salvaguarda de un ingreso asegurado incentivó a los beneficiarios alemanes a aventurarse a cambiar a empleos mejor pagados, a estudiar y formarse. La medida incluso redujo los niveles de ansiedad y otros problemas mentales al tener la certeza de llegar a fin de mes gracias a la renta básica vital.
No obstante, el principal éxito que deja este proyecto de Barcelona reside en que, al haberse aplicado distintos modelos al mismo proyecto, queda de manifiesto la importancia de aplicar unas condiciones adecuadas. Los resultados de este estudio son la prueba de que no basta con dar un subsidio a un determinado perfil de población en riesgo de exclusión social, sino que lo importante es aplicar la estrategia adecuada para incentivar su progreso, no estancar a ese grupo en lo que los investigadores denominan "trampas de pobreza" que perpetúa su dependencia.
Imagen | Pexels (Markus Spiske)
utm_campaign=27_Jun_2025"> Rubén Andrés .