‘Atomic Garden’: los huertos "atómicos" para crear los mejores tomates y pepinos
Publicado el 27/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
El ser humano lleva desde los albores de la agricultura intentando mejorar sus cultivos. Antes de la llegada de las técnicas avanzadas de laboratorio como CRISPR o las herramientas que los dieron los transgénicos, nuestra especie probó con una retahíla de variadas estrategias con las que obtener frutas y verduras más grandes, más sabrosas o más resistentes.
Algunas más acertadas que otras. Algunas que bordeaban lo demencial.
A este último grupo pertenece el la horticultura atómica, atomic gardening.
El nombre de la técnica habla por sí mismo. La horticultura atómica partía de la idea de bombardear plantaciones con radiación. El objetivo de la horticultura atómica, o al menos el objetivo nominal de esta, era el de forzar en las plantas mutaciones que mejoraran las propiedades de los alimentos que de ellas se extraían.
Para ello los huertos se disponían en círculos concéntricos, en cuyo centro se ubicaba el material radiactivo (generalmente cobalto-60) capaz de emitir rayos gamma. La disposición implicaba que los sucesivos círculos recibían dosis de radiación que podían variar notablemente. Las plantas más cercanas acababan quemadas por la radiación y muchas cercanas desarrollaban problemas letales como tumores.
El resto de plantas recibirían dosis más moderadas que introducirían pequeñas mutaciones en su ADN. Estas mutaciones podrían ser nocivas o beneficiosas: la técnica podía acelerar el proceso natural de modificación genética, la selección, natural o humana, haría el resto.
El origen de esta práctica se encuentra en los primeros años de la era nuclear, en la década de 1950. Detrás de esta iniciativa podía encontrar una asociación llamada The Atomic Gardening Society, dedicada a promover esta llamativa práctica.
En un artículo publicado en 1962 la revista Nature, se definía a esta sociedad agraria como “un cuerpo científico, educativo y sin ánimo de lucro, el cual lleva a cabo investigación en la reproducción de plantas usando semillas y plantas tratadas radiativa y químicamente.”
Los distintos miembros de la asociación podían intercambiar a través de esta distintas semillas y la organización servía también para registrar las distintas variaciones genéticas introducidas en las plantas. The Atomic Gardening Society también publicaba su propia revista en la que los miembros podían compartir sus experiencias y conocimientos.
Señalábamos antes que el objetivo de esta práctica era el de mejorar las cualidades de las plantas y sus frutos, hacer los cultivos más productivos y resistentes y sus cosechas más nutritivas o sabrosas. Sin embargo detrás de esta práctica había algo más: marketing.
La década de los 50 fue la era de la iniciativa Átomos para la paz, en cuyo seno nacieron los jardines atómicos. Esta iniciativa pretendía mostrar que la energía responsable de la devastación en Hiroshima y Nagasaki podía también ser empleada para la mejora económica, en este caso, la mejora agraria.
Horticultura atómica en España
La horticultura atómica no fue una idea exclusiva de las grandes potencias nucleares como Estados Unidos o la Unión Soviética sino que diversos países desde Europa hasta Japón desarrollaron sus propios jardines. España también tuvo su propio huerto atómico.
El llamado Jarín Atómico de Alcalá es lo que queda del tanteo español en esto de la agricultura nuclear, el entonces llamado Campo de Radiación Gamma de El Encín. El origen de este experimento, el cual no utilizaba cobalto-60 sino cesio-137, está en 1959, cuando España comenzó a salir de su periodo aislacionista y pudo recibir este isótopo radiactivo procedente de las centrales nucleares estadounidense para el exótico objetivo de construir su propio huerto atómico no muy lejos de la capital.
Hoy en día la horticultura atómica es historia. Como señalábamos al inicio, hoy por hoy contamos con técnicas menos estrafalarias para introducir mutaciones en las plantas. Los alimentos transgénicos, pese a toda la polémica que generan, llevan décadas acompañándonos.
De hecho, el desarrollo de las “tijeras” de edición genética CRISPR ha dado un nuevo empujón a la edición genética de organismos. Esta herramienta permite un control nunca visto antes, facilitando notablemente el trabajo de quienes buscan mejorar la calidad, cantidad o resistencia de los cultivos.
La horticultura atómica es historia, pero sus resultados aún perduran. Lo hacen en forma de variantes de frutas, verduras e incluso plantas ornamentales cuyo origen está en una de las prácticas agrarias más singulares de la historia de la humanidad.
Imagen | Google Maps / catalania
utm_campaign=27_Jun_2025"> Pablo Martínez-Juarez .