Si la pregunta es quién inventó el fútbol, a Inglaterra le ha salido un inesperado competidor: Escocia
Publicado el 22/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
No hace falta irse muy lejos para saber hasta dónde son capaces de llegar algunos ingleses cuando lo que hay en juego es el deporte rey. Hace apenas 24 horas la final de la Europa League dejó en la ciudad de Bilbao escenas barbáricas que recordaban a otras épocas con imperios de por medio. Por eso, el último descubrimiento arqueológico debería poner en guardia a Europa. ¿Qué pasaría si los ingleses descubren que al final no fueron los inventores del fútbol?
Peor aún, ¿qué pasaría si descubrieran que fueron sus vecinos?
El invento del fútbol (y sus reglas). Lo cierto es que el último hallazgo se suma a otros que han puesto en duda la autoría del deporte del balón sobre los ingleses. Ya lo hemos contado antes, los mayas jugaban al fútbol, o algo muy parecido, y lo mismo se podría decir de China hace miles de años o del Calcio florentino (en cuanto a las reglas modernas).
Sea como fuere, el último de los posibles “inventores” es, quizás, el que más le puede doler a los ingleses. Los amigos escoceses están detrás.
El inicio: cerdo. Primero vayamos con la teoría inglesa. Desde hace más de siglo y medio, la historia oficial del fútbol ha sido inequívocamente de ellos. Las raíces del llamado "juego bonito" se han rastreado comúnmente hasta las caóticas y brutales partidas del denominado mob football en la Inglaterra medieval, donde multitudes de campesinos se empujaban y golpeaban en luchas colectivas sin reglas claras por el control de una vejiga de cerdo inflada.
Con el tiempo, y para poner orden al caos, un joven abogado londinense redactó en 1863 el primer reglamento formal del deporte, adoptado por la Football Association, lo que consolidó a Inglaterra como la cuna reconocida del fútbol moderno. Esa narrativa, sin embargo, ahora se ha puesto en entredicho por un hallazgo arqueológico en Escocia que podría obligar a revisar los cimientos simbólicos del fútbol tal como se conoce.

El campo de Mossrobin. El descubrimiento, liderado por Ged O’Brien, fundador del Museo del Fútbol Escocés, y un equipo de arqueólogos de la Archaeology Scotland, consiste en lo que podría ser el campo de fútbol organizado más antiguo jamás hallado: una extensión rectangular de terreno llano en una antigua granja del siglo XVII en Anwoth, Kirkcudbrightshire.
La clave, al parecer, está en una carta escrita entre 1627 y 1638 por el reverendo Samuel Rutherford, pastor presbiteriano de la parroquia local, donde lamentaba que sus feligreses jugasen a Foot-Ball los domingos por la tarde, en lugar de asistir a los oficios religiosos. Como medida disuasoria, Rutherford ordenó levantar una fila de piedras para impedir los partidos, lo que los arqueólogos interpretan como una especie de precaria señal de “Prohibido jugar”.
Pruebas físicas y contexto. El equipo excavó y analizó el terreno, descartando cualquier uso agrícola o ganadero para la línea de piedras hallada, y determinó que databa de hace unos 400 años. La alineación, la configuración del campo (de unos 85 x 45 metros) y la evidencia documental respaldan la hipótesis de que allí se jugaba a lo más parecido a fútbol de forma regular y organizada.
O’Brien insiste en que esto no era mob football, sino una versión más civilizada y recurrente, practicada cada domingo con reglas sociales implícitas, como evitar la violencia excesiva para no impedir que los jugadores pudieran trabajar al día siguiente. La continuidad y la función del campo sugieren una práctica deportiva con estructura y periodicidad, lo que, de confirmarse, desplazaría al sur de Inglaterra como único origen legítimo del fútbol organizado.
Orgullo nacional y choque. Qué duda cabe, la reacción desde Inglaterra no se ha hecho esperar. Steve Wood, representante de la organización Sheffield Home of Football, ha respondido con escepticismo, alegando que no se puede saber qué tipo de “foot-ball” se jugaba en Mossrobin ni establecer una conexión directa con el fútbol moderno codificado en 1863.
Desde esa óptica, la fundación de Sheffield FC en 1857 (reconocido por la FIFA como el club más antiguo del mundo) seguiría siendo el verdadero punto de partida. Pero para O’Brien, esa actitud es una manifestación más del chauvinismo inglés, una forma sutil de menospreciar la historia y las aportaciones culturales escocesas. “No éramos demasiado pobres ni demasiado pequeños ni demasiado estúpidos para jugar al fútbol”, subrayaba. “Lo que se jugaba en Mossrobin fue el abuelo del fútbol moderno. Y era escocés”, zanjó.
Reescribiendo una leyenda. Contaba el New York Times que, si bien es improbable que este hallazgo sustituya de inmediato la narrativa oficial aceptada por las instituciones futbolísticas globales, su valor simbólico es enorme. Ofrece una mirada alternativa a la evolución del deporte rey, mostrando que el impulso de patear una pelota en comunidad no fue una invención súbita de los internados ingleses, sino una expresión cultural más extendida y antigua de lo que se creía.
Si se quiere también, la disputa va más allá del terreno de juego: una batalla por la identidad histórica de un fenómeno mundial, en la que una nación pequeña pero orgullosa exige su lugar en los libros de historia. Así, en pleno siglo XXI, el debate sobre el origen del fútbol no solo enfrenta a fans o historiadores, sino que se convierte en un terreno más en la pugna entre dos visiones de grandeza diametralmente opuestas dentro de las islas británicas.
Que tiemble Europa.
Imagen | James Kirkup
En Xataka | Los mayas jugaban al fútbol. Y ahora sabemos que bajo las canchas enterraban una sorpresa alucinógena
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