Qué es la paradoja de Fermi: la conversación entre genios que dio nombre al mayor enigma del universo

Publicado el 14/07/2025 por Diario Tecnología
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Qué es la paradoja de Fermi: la conversación entre genios que dio nombre al mayor enigma del universo

Corría el año 1950. En los Álamos, Nuevo México, tuvo lugar la mejor conversación de cafetería de todos los tiempos. El físico Enrico Fermi, comiendo con sus colegas Emil Konopinski, Edward Teller y Herbert York, se preguntó: "¿dónde está todo el mundo?". Nacía así la paradoja de Fermi.

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Qué dice la paradoja de Fermi

Si nuestra galaxia, la Vía Láctea, contiene entre 100.000 y 400.000 millones de estrellas, muchas de ellas miles de millones de años más antiguas que el Sol. Si, por extensión, estamos rodeados de un número enorme de exoplanetas. Si, tal y como sabemos hoy, los planetas rocosos son comunes en la zona habitable de otros sistemas solares. ¿Por qué no hemos encontrado ninguna evidencia de vida extraterrestre?

Esa es la esencia de uno de los problemas más inquietantes de la ciencia moderna: la paradoja de Fermi. De la abundancia de mundos debería haber surgido inteligencia y tecnología capaz de colonizar la galaxia o al menos enviar señales detectables. Una contradicción flagrante entre la alta probabilidad de que exista vida inteligente en otros lugares y la absoluta falta de pruebas: un silencio cósmico que persiste en nuestros telescopios y exploraciones.

Hasta hoy no hemos visto ni una prueba convincente de visitas, ni de señales artificiales provenientes de otras civilizaciones. La Vía Láctea es vieja: tiene 13.000 millones de años. Una especie capaz de hacer viajes interestelares "lentos" bastaría para colonizarla en menos de 100. Pero seguimos sin ver sus megaestructuras. Y lo que es peor, seguimos sin detectar sus transmisiones de radio. O son civilizaciones extraordinariamente raras, o no existen.

Cuál es la diferencia con la ecuación de Drake

La paradoja de Fermi es una observación empírica que nació de una conversación informal. Para darle estructura y matemáticas, el astrónomo Frank Drake propuso en 1961 la ecuación de Drake: una fórmula probabilística que intenta estimar el número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas y con capacidad de comunicarse que debería haber en nuestra galaxia.

La ecuación multiplica una serie de factores, como la tasa de formación de estrellas, el número de planetas por estrella y la fracción de planetas que podrían desarrollar vida. Las estadísticas son abrumadoramente favorables. La fórmula de Drake sirve para darle un sentido a la búsqueda de vida extraterrestre, alimentando nuestra esperanza estadística. Pero mientras la ecuación de Drake nos dice que debería haber alguien ahí fuera, la paradoja de Fermi nos pregunta por qué no hemos encontrado a nadie.

Esta contradicción es en realidad el corazón de la pregunta de Fermi. No es una teoría formal, sino una línea de argumentación que nos obliga a preguntarnos por qué el universo parece tan vacío. Y tal vez el mejor homenaje posible a Enrico Fermi sea que los astrónomos siguen buscando respuestas a su pregunta 75 años después.

Quién fue Enrico Fermi

Conocido como el "arquitecto de la bomba atómica", fue un físico ítalo-estadounidense que recibió el premio Nobel de Física en 1938 por sus trabajos sobre la radiactividad inducida.

Fermi fue una figura clave en el Proyecto Manhattan, el programa que desarrolló la primera bomba nuclear durante la Segunda Guerra Mundial. Dirigió la construcción del Chicago Pile-1, el primer reactor nuclear artificial del mundo. Su equipo logró la primera reacción nuclear en cadena autosostenida en 1942.

Nacido en 1901, murió de cáncer a los 53 años, poco después de formular la paradoja de Fermi. La pregunta "¿Dónde está todo el mundo?" surgió durante un almuerzo con sus colegas en el Laboratorio Nacional de Los Álamos. A pesar del carácter informal de la conversación, la profundidad de la pregunta y la autoridad de quien la planteaba le dieron un peso que ha perdurado 75 años, convirtiéndose en un pilar del pensamiento sobre la vida extraterrestre.

Respuestas a la paradoja de Fermi

Gráfica de la esperanza de vida potencial de la vida inteligente en la galaxia Imagen | Jiang et al. (CC BY-NC-SA 4.0)

A lo largo de estas décadas, científicos, filósofos y astrónomos han propuesto innumerables hipótesis para resolver la paradoja de Fermi. Estas respuestas se pueden agrupar en tres grandes familias de hipótesis.

La vida inteligente es extremadamente rara. Quizá la solución más simple y desoladora. Sugiere que hay un "Gran Filtro", una barrera o una serie de barreras extremadamente difíciles de superar para que aparezcan seres vivos, evolucionen o lleguen a expandirse por la galaxia.

Puede que las condiciones para que surja la vida sean tan increíblemente específicas que solo ocurrieran una vez, aquí en la Tierra. Puede que pasar de microorganismos simples a vida compleja y pluricelular sea el verdadero cuello de botella. O puede que la inteligencia como la nuestra no sea una consecuencia inevitable de la evolución.

O tal vez, como sugiere el Reloj del Apocalipsis del Boletín de Científicos Atómicos, las civilizaciones tecnológicas tiendan a autodestruirse antes de poder expandirse por la galaxia, ya sea por una guerra nuclear, por los cambios climáticos o por las pandemias. En cualquier caso, los humanos no solemos acertar en nuestras predicciones apocalípticas.

Existen, pero no podemos detectarlos. Hay muchas hipótesis para explicar nuestra falta de contacto. Un reciente estudio financiado por la NASA daba con la más sencilla. El espacio es tan grande y llevamos tan poco tiempo observándolo, que lo normal es que sigamos sin pistas:

"La paradoja de Fermi es una extrapolación muy grande a partir de una observación muy local. Podrías mirar por la ventana y concluir que los osos no existen porque no ves ninguno".

Quizás su tecnología sea indetectable. Tal vez no necesiten construir megaestructuras como Esferas de Dyson que serían visibles para nosotros. Podrían usar fuentes de energía que ni siquiera comprendemos. Quizá hayan decidido entrar en hibernación y estén dormidos. Como dice la hipótesis de la estivación, es posible que estén esperando a que el cosmos se enfríe dentro de billones de años para maximizar sus capacidades computacionales.

¿Y sus comunicaciones? Como postula el astrofísico Amri Wandel, nuestras señales de radio solo han viajado unos 100 años luz. Cualquier respuesta tardaría lo mismo en volver. Podríamos necesitar entre 400 y 50.000 años para un primer contacto, asumiendo que alguien que esté escuchando decida responder. Pero primero tendrían que encontrar nuestra aguja en el pajar.

Existen, pero nos evitan deliberadamente. Las hipótesis más inquietantes proponen que otras civilizaciones más avanzadas conocen nuestra existencia, pero han decidido no interferir, tratándonos como a una reserva natural o un "zoológico". Nos observan desde la distancia para no alterar nuestro desarrollo natural, una especie de regla cósmica similar a nuestras leyes de bienestar animal.

Más inquietante que la hipótesis del zoológico es la hipótesis del "bosque oscuro". Popularizada por el novelista de ciencia ficción Liu Cixin, sugiere que el universo es un lugar peligroso, un bosque oscuro lleno de cazadores.

En este escenario, la estrategia de supervivencia más lógica es permanecer en silencio absoluto, porque cualquier civilización que revele su ubicación corre el riesgo de ser aniquilada por otras más avanzadas y paranoicas. El Gran Silencio no sería una prueba de la ausencia de vida, sino de que todos se están escondiendo.

Sea cual sea la respuesta, la paradoja de Fermi sigue siendo un motor fundamental para la ciencia. Nos empuja a mejorar nuestros telescopios, a refinar nuestras técnicas de búsqueda y, sobre todo, a reflexionar sobre nuestro propio lugar en el cosmos y el futuro de nuestra civilización.

Ya sea que estemos solos, esperando un primer contacto o escondiéndonos en un bosque oscuro, la pregunta de Enrico Fermi, "¿dónde está todo el mundo?", sigue resonando en el vasto silencio del universo observable a la espera una respuesta.

Imagen | ESO

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