Puede que España no tenga F-35, pero está a punto de hacer historia por mar: se llama F110 y está lista para cualquier guerra
Publicado el 18/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
No ha sido un verano cualquiera para España en materia de Defensa. En el mes de agosto se supo que renunciaba a alrededor de 50 F-35 que el Ministerio de Defensa tenía “apalabrados” con Estados Unidos. Se decía también que la idea era apostar por la inversión europea en defensa. Lo cierto es que España tiene casi listo el que será motivo de orgullo de su Armada. Se llama F110 y es un portento.
Una nueva generación. La botadura de la fragata Bonifaz, primera de la clase F110, en los astilleros de Navantia en Ferrol, ha marcado un hito para la Armada española y para la propia industria naval del país. Con un grado de avance superior al 70% y entrega prevista en 2028, el buque inaugura una serie de cinco unidades concebidas para sustituir a las veteranas F80 Santa María, herederas a su vez de la arquitectura estadounidense Oliver Hazard Perry de los años ochenta.
La F110 representa no solo un relevo generacional, sino también una apuesta estratégica por un diseño polivalente y altamente automatizado, concebido desde el inicio para crecer y adaptarse a nuevas exigencias. La construcción de las demás unidades ya avanza: la F112 tiene la quilla colocada desde abril de 2025 y los bloques de las siguientes fragatas se montan en paralelo en los talleres ferrolanos.
Un buque flexible. Desde su concepción, la F110 fue diseñada como una fragata de guerra antisubmarina de primer orden, con un paquete tecnológico que la coloca entre las más avanzadas de Europa en este terreno. Incorpora un sonar de casco combinado con el potente CAPTAS-4 Compact remolcado de Thales, capaz de detectar submarinos a gran distancia y con precisión, además de un helicóptero NH90 o SH-60 dedicado a este cometido, acompañado de un segundo hangar pensado para drones o sistemas no tripulados.
Todo ello convierte a la nueva clase en un multiplicador de fuerzas bajo el agua, un campo cada vez más relevante en un contexto en el que la actividad submarina rusa ha recuperado protagonismo en el Atlántico Norte. Pero la F110 no renuncia a otras dimensiones: es también un buque multipropósito con amplias áreas de misión y espacio para acomodar futuros equipos, lo que la convierte en una plataforma abierta a la evolución tecnológica.

La dimensión estratégica. Uno de los elementos más distintivos del diseño es su enorme mástil, que alberga el radar AN/SPY-7(V)2 de Lockheed Martin, derivado del sistema de discriminación de largo alcance instalado en Alaska. Su posición elevada le otorga un campo de visión excepcional y lo convierte en un sensor capaz de seguir incluso objetos en el espacio.
Aunque la fragata no porta armas capaces de interceptar misiles balísticos en pleno vuelo, sus datos pueden alimentar redes aliadas, reforzando la defensa antimisiles de la OTAN y complementando las capacidades de las F100 españolas, optimizadas para la guerra antiaérea. La integración de este radar con el sistema de gestión de combate nacional SCOMBA simboliza la cooperación tecnológica con Estados Unidos sin renunciar al control industrial propio, un equilibrio que potencia la autonomía estratégica de la Armada.
Armamento equilibrado. En materia de defensa aérea, la F110 sorprende con un arsenal relativamente moderado en comparación con sus predecesoras: dos módulos Mk 41 que albergan hasta 64 misiles ESSM Block 2, eficaces contra amenazas de corto y medio alcance. Es una configuración que garantiza protección local y cierta cobertura de área, aunque queda abierta la puerta a integrar en el futuro misiles de la familia Standard, lo que ampliaría el alcance defensivo.
En la lucha de superficie, el buque combina el misil Naval Strike Missile de Kongsberg, con un alcance discreto pero preciso y difícil de detectar, con un cañón de 127 mm en proa, dos de 30 mm y ametralladoras ligeras. A ello se suman sistemas de guerra electrónica, contramedidas, lanzamiento de embarcaciones rápidas y un conjunto de sensores que refuerzan su papel como escolta y como nave de presencia en misiones de la OTAN o la Unión Europea.
Comparaciones internacionales. El planteamiento de la F110 se enmarca en una tendencia global de fragatas polivalentes con énfasis antisubmarino, semejante al de la británica Type 26, elegida también por Australia, Canadá y Noruega, o a la estadounidense Constellation, basada en el diseño italiano FREMM. Paradójicamente, la Marina estadounidense rechazó en su día la propuesta española de una fragata derivada de la F100, optando por la FREMM, y hoy paga las consecuencias con un programa que acumula retrasos, sobrepeso y sobrecostes.
En contraste, el calendario español avanza puntualmente, con la Bonifaz incluso adelantada a lo previsto. Esta disciplina industrial refuerza el atractivo de la F110 como posible producto de exportación en un mercado internacional que demanda buques versátiles, modernos y con costes controlados.
Relevancia múltiple. Si se quiere también, la incorporación del buque de guerra consolidará la transición de la Armada hacia una flota de fragatas complementarias: las F100 como especialistas en defensa aérea de área y las F110 como cazadores de submarinos con un equilibrio suficiente en capacidades de superficie y aire. Juntas, ofrecerán a España una combinación estratégica de medios adaptados a los desafíos del Atlántico y Mediterráneo, a la vez que proyectan interoperabilidad plena con los aliados de la OTAN.
Así, F110 no es solo un nuevo buque: es la materialización de una estrategia nacional que combina tecnología propia con integración internacional, un puente entre tradición y futuro que, a diferencia de otros programas internacionales (muchos en apuros), parece avanzar con paso firme y podría situar a Navantia en el escaparate mundial como constructora de referencia.
Imagen | Navantia