Mientras Francia y Suiza apagan reactores por el calor, España sigue generando electricidad. La diferencia está en la previsión
Publicado el 04/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Europa está viviendo su peor ola de calor con temperaturas que han superado los 40 °C en varios países. Lo más inaudito, si cabe viendo la situación, es que algunas centrales europeas han tenido que cerrar temporalmente.
Un hecho insólito. El calor no solo se siente en las calles: también está afectando al corazón del sistema energético europeo. Según Euronews, esta semana se han desconectado tres reactores nucleares en Francia y Suiza por la subida de temperatura en los ríos que utilizan para enfriarse. En Golfech, al sur de Francia, se paró uno de los reactores al acercarse el río Garona a los 28 °C. En Suiza, la central de Beznau hizo lo mismo: uno de los reactores quedó fuera de servicio y el segundo quedó operando a mitad de capacidad por el calor en el río Aare.
Medidas de prevención. El motivo detrás de este cierres temporales responde a una normativa ambiental que obliga a reducir la producción cuando el agua de los ríos se calienta en exceso, ya que podría afectar al ecosistema al ser devuelta aún más caliente, como han detallado en Euronews. Además, se han aplicado restricciones o reducciones de potencia en centrales francesas como Bugey, Blayais y Cruas.
El origen del problema. El agua es clave en cualquier central nuclear. Sin ella, no hay forma de mantener la temperatura del reactor bajo control. Pero con ríos cada vez más calientes, sobre todo durante las olas de calor, esa función empieza a fallar. Lo peor es que muchas de estas plantas se construyeron entre los 60 y los 80, cuando el cambio climático no era un factor a tener en cuenta. Ahora las consecuencias son claras: según The New York Times, Francia podría acabar perdiendo hasta cuatro veces más electricidad en verano si este tipo de cierres se vuelve habitual.
Un problema que se agrava. Durante las olas de calor se necesita más electricidad para encender los aires acondicionados o ventiladores, por lo que la demanda aumenta al mismo tiempo que cae la capacidad de generación. Esto ha generado un efecto dominó en el mercado eléctrico europeo. Según El Economista, el megavatio hora ha llegado a duplicarse en cuestión de días en Francia, afectando a los países como Alemania, Países Bajos y Bélgica que dependen de la electricidad gala.
¿Y en España? A pesar de registrar temperaturas igual o incluso más elevadas, España no ha tenido que cerrar ninguna central nuclear por calor. Como ha explicado El Economista, la clave está en la infraestructura y el diseño. A diferencia de Francia, donde muchas plantas dependen directamente de ríos como el Garona o el Ródano, en España se han adoptado soluciones como las torres de refrigeración, que enfrían el agua antes de devolverla al entorno natural. Un ejemplo paradigmático es la central de Trillo, cuya capacidad para operar durante olas de calor se debe a este tipo de sistema.
Además, como hemos detallado en este medio, las centrales nucleares españolas están diseñadas con un sistema de refrigeración triple: un circuito primario cerrado que contiene las barras de combustible, un circuito secundario que genera el vapor para mover las turbinas, y un tercer circuito externo que introduce agua fría —proveniente de ríos, embalses o torres— para condensar el vapor. Además, tras Fukushima, todas las centrales incorporaron sistemas portátiles y autónomos de respaldo, capaces de mantener las funciones de refrigeración incluso ante emergencias climáticas o cortes eléctricos.
¿Más interconexión? La situación que atraviesan Francia y Suiza no es un hecho aislado, sino un síntoma de una Europa energética aún fragmentada. Mientras en el sur de Francia se apagan reactores por el calor, España mantiene operativas sus centrales e incluso podría aportar más electricidad al continente si existieran mejores interconexiones.
Estas situaciones ponen de manifiesto el cuello de botella que limita la capacidad de exportación eléctrica de la Península Ibérica. España cuenta con un parque nuclear adaptado al calor y una base creciente de renovables —especialmente solar y eólica— que podrían servir de pulmón energético para una Europa cada vez más afectada por eventos extremos. El futuro energético del continente no solo pasa por adaptarse al calor, sino por conectarse mejor.
Imagen | Pixabay
utm_campaign=04_Jul_2025"> Alba Otero .