Media Europa se está quebrando la cabeza para lograr que sus mujeres tengan más hijos. En Suecia hay brotes verdes

Publicado el 17/05/2025 por Diario Tecnología
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Media Europa se está quebrando la cabeza para lograr que sus mujeres tengan más hijos. En Suecia hay brotes verdes

Hace un tiempo Martin Kolk, un demógrafo de la Universidad de Estocolmo, se hizo una pregunta interesante: ¿Influye el nivel de renta en el número de hijos que tienen los hombres y las mujeres a lo largo de su vida? Y si es así, ¿en qué medida? Para responder a esas cuestiones se dedicó a peinar las bases de datos de fertilidad e ingresos de su país, Suecia, de las últimas décadas. El resultado lo publicó en 2022 en Population Studies, donde revela un cambio de tendencia en la sociedad sueca que, como destaca el propio Kolk, podría trasladarse a otras naciones.

Su conclusión es tan simple como interesante: Suecia parece haber puesto fin a la paradoja de que a menudo las personas más ricas son las que menos hijos tienen.

Cuestión de hijos y dinero. Tener hijos exige dinero. El año pasado Save the Children hizo cuentas y llegó a la conclusión de que, de media, en España sale a 758 euros mensuales, si se tienen en cuanto todos los factores que intervienen en la crianza, desde la comida a la educación, la sanidad o la necesidad de una vivienda más amplia. A pesar de esa realidad (la paternidad cuesta) hay muchos países con ingresos per cápita bajos en los que la tasa de fertilidad es muy superior a la de otras naciones más ricas. Por ejemplo, ocurre con Níger y Reino Unido.

La otra cuestión. Otro fenómeno que los demógrafos han observado en el pasado, como recuerda el Institute for Family Studies (IFS), es que en los propios países ricos las mujeres con mayor nivel de educación y perspectivas laborales  tienen menos hijos. "Si bien los argumentos teóricos que […] afirman que los padres más ricos deberían poder permitirse tener más hijos, las sociedades industriales del siglo XX han mostrado el patrón inverso", señala Kolk.

Estados Unidos ofrece un buen ejemplo: la tasa de natalidad más alta la alcanzan las familias más pobres. La gran pregunta es… ¿Sigue siendo cierta esa tendencia?

Buceando entre datos. Para responder a esa pregunta y a otras como en qué medida afecta la renta a la natalidad o, a la inversa, cómo influye la maternidad en los ingresos, Martin Kolk optó por una estrategia peculiar: tuvo en cuenta la renta acumulada por sus compatriotas a lo largo de su vida, analizando en detalle los datos e ingresos suecos de 40 años para cada cohorte de nacimientos. Su análisis abarca un amplio período que se extiende a las décadas de 1940, 1950, 1960 y 1970, valorando los "ingresos disponibles acumulados" en coronas suecas.

El análisis, por supuesto, tiene sus sesgos. Kolk se centró solo en la población sueca, dejando fuera incluso a las personas que habían emigrado. Con todo, su trabajo es minucioso: analiza personas con edades comprendidas entre los 20 y 60 años, valoró la renta que "acumulan" al llegar a los 50 años y tuvo en cuenta factores como los ingresos disponibles o las ayudas a la paternidad.

Hombres: más ricos, más hijos. En el caso de los hombres apreció una relación bastante clara entre renta acumulada y paternidad que no ha dejado grandes sorpresas con el paso de los años. "Los hombres más ricos son los que tienen más hijos y ese patrón se ha acentuado con el tiempo. A mayores ingresos, más hijos", comenta el experto de Estocolmo, que incluso advierte: "Cada vez es más frecuente que los hombres con ingresos muy bajos no tengan hijos".

En su estudio, Kolk señala que no se trata tanto de que los hombres más ricos acumulen mucha descendencia como que es más frecuente que tengan dos, tres o cuatro retoños frente a otros varones con un nivel de ingresos más ajustado.

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¿Y qué pasa con las mujeres? Es ahí donde la investigación se pone interesante. Entre las mujeres Kolk sí apreció un cambio de tendencia. Y claro además. Mientras entre las nacidas en las década de 1940 y 1950 unos ingresos más bajos (renta acumulada disponible) iban acompañados de más hijos, las que lo hicieron a lo largo de los años posteriores (entre 1960 y 1970) mostraban la foto contraria: los ingresos más elevados señalaban mayor descendencia. "La tendencia se invierte: el patrón es más similar al de los hombres", confirma.

La fotografía completa es algo más complicada. Las mujeres con los ingresos más altos por ejemplo no son necesariamente las que tienen mayor número de hijos y la tendencia no es exactamente la misma si hablamos de "ingresos acumulados" o de ganancias. Pero desde la Universidad de Estocolmo aprecian en cualquier caso un "cambio significativo" en el patrón de fertilidad de las mujeres. Y un cambio que rompe con la que fue la tónica general durante mucho tiempo.

"Los resultados contrastan con los de muchos otros países de renta alta de los siglos XX y XXI, en los que los investigadores han demostrado que era más habitual tener muchos hijos entre hombres y mujeres con ingresos más bajos".

Buscando las causas. Detectado el cambio de tendencia, la siguiente pregunta es obvia: ¿Por qué? ¿Qué la ha causado? Kolk apunta a los cambios sociales (sobre todo los relacionados con el mercado laboral) y las políticas familiares de Suecia. A diferencia de lo que podía ocurrir hace décadas, cuando buena parte de las mujeres que tenían hijos eran amas de casa dedicadas al cuidado del hogar, ahora "las mujeres ya no tienen que elegir entre tener hijos y seguir una carrera".

"Lo que se observa es una transformación de una sociedad donde las mujeres, hasta cierto punto, debían elegir entre una carrera profesional o tener hijos a una sociedad en la que ya no tienen que tomar estas decisiones". Entre las mujeres de las décadas de 1940 y 195o, las de menor renta eran a menudo amas de casa.

Es demografía… y sobre todo es economía. El estudio arroja otra lectura valiosa, sobre todo para países que han visto cómo su fertilidad descendía con el paso de los años. La investigación muestra que en general las personas con niveles de ingresos muy bajos no suelen tener hijos, algo extensible a hombres y mujeres. Además aclara que ese patrón "se ha acentuado con el tiempo", lo que constata hasta qué punto influyen los factores económicos en la maternidad.

"Hoy en día, un número cada vez mayor de mujeres y hombres con bajos ingresos en Suecia deciden no tener hijos", concluye el experto a modo de ejemplo.

"La paradoja se queda atrás". Para el IFS la investigación de Kolk revela que "al menos en Suecia la paradoja de que las personas más ricas tengan menos hijos parece quedarse atrás", aunque el organismo desliza alguna reflexión extra. En su opinión, los datos y sobre todo las diferencias que muestran en la fertilidad de las mujeres en función de si hablamos de ingresos acumulados o laborales constatan la importancia de las prestaciones sociales y el respaldo del Estado.

"Cuando el Estado proporciona amplias prestaciones, como la sustitución de ingresos durante el permiso parental y los subsidios por hijos, las mujeres de renta alta (y no solo los hombres) también tienen una mayor fecundidad que las mujeres y hombres de renta baja", señalan desde el IFS. En resumen: "Los costes de oportunidad de la maternidad en pérdida de ingresos son escasos".

¿Hay más datos? Sí. El estudio de Kolk no es el único que refleja cómo a día de hoy la fertilidad en Suecia es mayor entre las mujeres con más ingresos. Hace unos días El Economista se hacía eco de otro estudio con datos bastantes más recientes que reflejan la relación entre las tasas de fertilidad y la riqueza de las madres. De hecho en el cuartil de mayor renta la tasa sobrepasa el 2,1, la tasa de reemplazo.

No ocurre en todos los países. En EEUU en 2021 la tasa de natalidad fue más alta entre las familias con ingresos inferiores a 10.000 dólares anuales: alcanzaron los 62,75 nacimientos por cada mil mujeres, mientras que entre las familias que ganan 200.000 dólares anuales (o incluso más) ese mismo indicador fue de solo 47,57.

Imágenes | Kenny Eliason (Unsplash) y Martin Kolk (Population Studies)

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