Los incas no necesitaron la escritura para forjar un imperio. Y estamos más cerca de resolver el objeto clave en su organización
Publicado el 05/01/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Del mismo modo que la rueda es tecnología, la escritura también lo es. Nos ha permitido almacenar y difundir información desde que, en el 3.300 a.C., apareciera en Mesopotamia la escritura cuneiforme. Pudieron existir sistemas mucho más antiguos, pero el consenso es que todo parte de ese momento. En Mesoamérica, todo apunta que la escritura apareció en el 900 a.C. con los olmecas, pero civilizaciones americanas tenían un sistema mucho más antiguo: el quipu.
Estos objetos fueron fundamentales para el Imperio Inca, y en un nuevo estudio se explora una conexión entre dos de los quipus más importantes de la historia. ¿El resultado? Es un follón.
Los quipus. Antes de nada, veamos qué es un quipu. Se trata de un sistema de cuerdas de lana y algodón y nudos. Hay una cuerda principal de la que salen otras cuerdas, y a estas se les hacen nudos. Se sabe que fueron empleados miles de años antes de Cristo como sistema de contabilidad, almacenamiento de relatos y hay hipótesis sobre su uso como sistema gráfico de escritura, pero además resultaron esenciales para los incas.
En el apogeo del Imperio Inca no se dejaron registros escritos, pero sí numerosos quipus antes de la llegada de españoles. Es por eso que se entiende que fueron su principal sistema de registro. Y no sólo se hacían nudos en cuerdas para, por ejemplo, censar a la población, realizar inventario de almacenes o contar, sino que había un sistema de colores que definía el campo al que pertenecía el quipu. Era otro lenguaje, vaya, ya que los colores, la longitud de las cuerdas, sus nudos y si había cuerdas auxiliares eran como nuestro sistema alfanumérico.
La conexión. Dicho esto, la investigadora Karen Thompson de la Universidad de Melbourne ha analizado alguno de los quipus más importantes encontrados en el norte de Chile. Uno es el más grande encontrado hasta la fecha, con más de 1.800 cuerdas y unos cinco metros de longitud. El otro es más pequeño, pero muy complejo debido a lo intrincado de su sistema de 600 cuerdas. Al analizarlos, Thompson encontró que la organización de ambos era similar.
El más grande se organizaba en diez grupos de siete cuerdas, mientras que el pequeño estaba dividido en siete grupos de diez cuerdas, aunque con varias adicionales. Su conclusión es que ambos registraron los mismos datos, pero con organizaciones diferentes. Eso sí, mantienen similitudes, como las cuerdas divisorias rojas y blancas para separar grupos de decenas. Y su conclusión es que el quipu más pequeño es un resumen de la información del más grande.
Y el misterio. Para hacernos una idea, es como si una empresa hubiese llevado dos libros de contabilidad paralelos, pero muy diferentes. Blanqueamiento de dinero, pensaríamos, pero en el caso de los quipus, hay alguna hipótesis que puede tener sentido. Thompson apunta que tal vez el más grande registró la recolección de diferentes cantidades de cultivos de la comunidad, mientras que el pequeño registró cómo esos alimentos se distribuyeron entre los almacenes.
Legado. Aunque tiene sentido, lo malo es que sólo podemos hacer eso, especular esperando que esa sea la forma correcta de utilizar estos dos quipus debido a que no hay ningún registro escrito que confirme las hipótesis. Tampoco nadie que los utilice como antaño, ya que tras la conquista de los españoles, aunque los quipus no fueron suprimidos de inmediato, se desincentivó su uso. Y unos 150 años después se olvidaron.
Preservando el pasado. Muchos se destruyeron, otros se conservaron en manos de coleccionistas privados y los que se han hallado en tumbas pertenecen, en su mayoría, a la época colonial. La mayoría están en museos fuera de su Perú de origen y el gran peligro era que no se estaban digitalizando, por lo que son, en cierto modo, sistemas desconocidos. Eso sí, existen iniciativas como el Open Khipu Repository o el Khipu Field Guide que los están digitalizando para preservarlos. También universidades como la de Harvard han luchado por esta preservación de los quipus.
Ese esfuerzo por conservar y digitalizar los quipus es lo que ha permitido que investigadoras como Thompson los estudien y encuentren patrones y conexiones que arrojan luz sobre los usos específicos de estos sistemas que fueron clave los habitantes de los Andes. Y quién sabe, si algún día conseguimos descifrarlos al completo, puede que nos ayuden a comprender mejor una civilización que logró un vasto imperio sin un sistema de escritura tradicional.
Imágenes | Museo Chileno de Arte Precolombino, Khipu Dtabase Project