Llevamos desde el Pleistoceno domesticando el aguacate. Tardó 8.000 años en adoptar la forma que queríamos

Publicado el 23/03/2025 por Diario Tecnología
Artículo original

Llevamos desde el Pleistoceno domesticando el aguacate. Tardó 8.000 años en adoptar la forma que queríamos

Cuando hablamos de domesticación, automáticamente pensamos en la de los animales que nos rodean. La del perro, la del gato -algo más complicada- o la de los animales de granja y trabajo. Pero la humanidad lleva miles de años domesticando frutas y verduras. Un ejemplo es el del aguacate, una fruta que se ha convertido en obsesión para medio mundo y que no existiría si no la hubiésemos salvado hace 7.500 años.

Y el aguacate de entonces poco tiene que ver con el de ahora.

Megafauna. El aguacate apareció hace unos 400.000 años en lo que ahora conocemos como México. Al igual que otras muchas frutas y verduras, era muy diferente a como lo conocemos actualmente. El aguacate era más redondeado, con una piel fina y una semilla más pequeña que la actual. Era como una manzana pequeña y se dispersaron por todo el territorio gracias a la megafauna del pleistoceno.

Estos animales devoraban el fruto completo y masticaban la semilla. Gracias a sus heces, iban esparciendo la simiente y dando lugar a, al menos, tres especies distintas de aguacate: la mexicana, la guatemalteca y la antillana. Sin embargo, llegó la gran extinción del Pleistoceno que acabó con esa megafauna.

El meteorito del aguacate. Como leemos en The New York Times, sin animales lo suficientemente grandes como para alcanzar la fruta, comerla entera y esparcir sus semillas, el área de distribución del aguacate prehistórico se redujo enormemente. Es algo que ocurrió hace unos 13.000 años, pero afortunadamente los humanos intervinieron.

En un estudio sobre la domesticación del aguacate publicado por investigadores de la Universidad de California, detallan que esa domesticación del aguacate surgió debido a la necesidad. “Sin la megafauna, los humanos necesitaban nuevas fuentes de alimento. Comenzaron a cultivar el fruto, salvando los aguacates”, expone Doug Kennet, uno de los autores del estudio.

Cave 5 Uc Santa Barbara Excavaciones en 'El Gigante'

‘El Gigante’. Es decir, la fruta, que prácticamente estuvo al borde de la extinción, fue recuperada por necesidad por parte de los humanos. En la investigación, los autores se centraron en un sitio al oeste de Honduras llamado ‘El Gigante’. Se trata de una cueva elevada que estuvo habitada hace 11.000 años y donde se han encontrado montones de semillas de calabaza, granos de maíz, hojas de agave y otros desechos vegetales que han sido estudiados estos últimos 20 años. Entre esas semillas, había restos de aguacate.

Jugando con la genética. Como si fueran Mendel con los guisantes, los pobladores empezaron a guardar semillas y plantar sus propios árboles. Cosecha tras cosecha, fueron podando las ramas para fomentar el crecimiento de los árboles, pero también seleccionando los aguacates más grandes y carnosos.

Así, hace 7.500 años, los humanos ya habían logrado que las semillas fueran más grandes y las cáscaras más resistentes. Unos 3.000 años después, las semillas alcanzaron el tamaño de un albaricoque y la cáscara se volvió aún más gruesa, lo que sugiere una manipulación intencional del fruto. “Es un indicador de que las personas comenzaron a guardar semillas para plantar sus propios árboles”, señala Amber VanDerwarker, otra de las autoras.

“Creo que la gente, probablemente, lleva comiendo guacamole desde hace 10.000 años” - Amber VanDerwarker.
Avocado Remains 3x2 Uc Santa Barbara El cambio de tamaño de la semilla es considerable

Transporte. Puede que el propio peso de las semillas y el tamaño del fruto fuera lo que propiciara esa forma de ‘pera’, pero más allá de especulaciones, desde el estudio apuntan que los humanos favorecieron las cáscaras gruesas por una mera cuestión práctica: cuanto más gruesa, más resistente y, por tanto, más fácil de transportar la fruta de un lado a otro sin peligro para el carnoso interior.

La dispersión del mismo, de hecho, es alucinante, con evidencias de que hace miles de años se consumía en Perú, México, Colombia y Panamá. Además, apuntan a otro posible motivo por el que favorecían esa cáscara gruesa y resistente que no se diferencia mucho de cómo consumimos aguacate en la actualidad. VanDerwarker apunta que una posible razón para cultivar frutas con una cáscara gruesa es la facilitación de la extracción de la carne con una cuchara.

Además, la investigación molecular apunta a que el cambio completo para obtener una fruta similar a la actual se dio hace no tanto: hace unos 2.200 años.

Esencial. Al final, se diera por lo que se diera, el aguacate fue vital para las civilizaciones mesoamericanas. Mayas y aztecas lo convirtieron en un alimento estrella, desarrollando algunas de las variedades del aguacate para adaptarlas a las condiciones de altura y clima de diferentes zonas, como las Tierras Bajas y las Tierras Altas. Además, contribuyeron a la expansión del aguacate gracias a su influencia cultural y sus líneas comerciales.

Fiebre mundial y guerras. Actualmente, vivimos una auténtica fiebre del aguacate. Se ha convertido en una fruta de moda gracias a sus propiedades nutritivas, pero también a su importancia en platillos como el guacamole que Estados Unidos consume a lo grande, sobre todo durante la Super Bowl de fútbol americano. Tal es la importancia de la fruta que es un arma arrojadiza entre México y Estados Unidos.

Pero bueno, los investigadores de la Universidad de California aseguran que, aunque los descubrimientos sobre el aguacate son interesantes, a medida que avance la investigación seguramente se descubrirán más evidencias sobre los mismos, pero también más tipos de plantas alimenticias manipuladas por los humanos.

Imágenes | Thomas Harper y Ken Hirth (Universidad de California Santa Bárbara), Edurafi2, Hariadhi

En Xataka | Hay miles de millones de personas preocupadas por el cambio climático, pero hay un grupito que no lo está: los viticultores ingleses

utm_campaign=23_Mar_2025"> Alejandro Alcolea .