La Universidad de Oxford ha encontrado reservas de una fuente de energía para 170.000 años. Y tiene la receta para explotarlas
Publicado el 21/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
En un mundo que busca dejar atrás los combustibles fósiles, hay un gas que ha comenzado a perfilarse como la promesa de un futuro limpio. Su potencial como fuente inagotable de energía verde ha despertado tanto entusiasmo como frustración: producirlo sin contaminar sigue siendo caro y tecnológicamente complejo. Sin embargo, un grupo de científicos podrían haber dado con la clave del hidrógeno bajo nuestros pies, desde las profundidades mismas de la Tierra.
Oro limpio bajo tierra. Lo hemos contado en otras ocasiones. El hidrógeno ha sido largamente promovido como una pieza clave en la transición hacia un futuro sin emisiones, pero también como un recurso esencial para la vida moderna: además de ser un combustible limpio, es indispensable para producir fertilizantes que sustentan a la mitad de la población mundial.
¿El problema? Que el 99% que se utiliza hoy proviene de hidrocarburos, lo que supone alrededor del 2,4% de las emisiones globales de dióxido de carbono. Con una demanda proyectada de 90 millones de toneladas métricas en 2022 a unos 540 millones en 2050, el desafío es monumental. Hasta ahora, las soluciones más limpias (como la electrólisis con energías renovables o la captura de carbono) no han logrado ser económicamente competitivas. Aquí aparece el nuevo estudio de Oxford publicado en Nature: la Tierra podría haber resuelto el problema por nosotros hace millones de años.
Un reservorio inexplorado. De esta forma, investigadores de Oxford junto a profesores de la universidad de Durham y Toronto han revelado que la corteza continental de la Tierra ha generado, a lo largo del último milenio geológico, cantidades de hidrógeno suficientes para abastecer las necesidades energéticas de la humanidad durante al menos 170.000 años. Esta inmensa reserva, natural y libre de emisiones, permanece en gran parte atrapada bajo tierra, intacta.
Aunque hasta ahora las mediciones eran esporádicas y dispersas, el nuevo trabajo ofrece por primera vez un marco coherente, un “mapa” si se quiere, para localizar estos reservorios: una “receta de exploración” (así la llaman) que detalla los tipos de roca, temperaturas, fluidos y condiciones geológicas necesarias para que el hidrógeno se forme, migre y quede atrapado en depósitos explotables. El enfoque no es teórico: está diseñado para guiar la búsqueda comercial de hidrógeno natural a nivel global, con el potencial de transformar radicalmente los modelos energéticos existentes.
Ingredientes, procesos y amenazas. Tal como explicaba en un comunicado el profesor Chris Ballentine, líder del estudio en la Universidad de Oxford, encontrar hidrógeno en la corteza terrestre es como hornear un suflé: si uno falla en cualquier componente (cantidad, temperatura, tiempo o tipo de roca), el resultado será inútil.
El estudio identifica los factores que permiten que un sistema geológico de hidrógeno sea viable: desde las reacciones químicas que lo generan, hasta las condiciones que lo destruyen, como la presencia de ciertos microorganismos subterráneos que se alimentan de él. Esta amenaza biológica, señalada por la coautora Barbara Sherwood Lollar, obliga a evitar zonas donde las bacterias subterráneas puedan consumir el hidrógeno antes de que pueda acumularse en concentraciones aprovechables.
Fuente ubicua, diversa y lista. Hay mucho más, ya que el trabajo también desmonta mitos previos sobre el origen del hidrógeno, descartando como inviables las fuentes provenientes del manto terrestre y centrando la atención en formaciones comunes de la corteza continental.
Estas pueden ser tanto recientes (de algunos millones de años) como antiquísimas, y están distribuidas globalmente, lo que amplía enormemente el potencial geográfico de exploración. Plus: lo crucial, dicen, no es encontrar un tipo específico de roca, sino comprender la interacción entre las condiciones químicas, térmicas e históricas que favorecen la generación y el almacenamiento del gas.
De la teoría a la acción. Conscientes del valor estratégico de sus hallazgos, los autores han fundado el Snowfox Discovery Ltd., una empresa dedicada a localizar reservas naturales de hidrógeno con impacto social. Su objetivo es claro: encontrar fuentes de hidrógeno competitivas, limpias y sostenibles, capaces de sustituir la producción actual altamente contaminante y alimentar la transición energética global sin necesidad de procesos industriales costosos.
Si la receta geológica desarrollada por estos investigadores puede repetirse con éxito en distintas regiones del planeta, estaríamos frente a lo más parecido a una revolución energética… subterránea. Una que no requiere nuevas tecnologías futuristas ni sueños de fusión, sino simplemente aprender a escuchar los secretos que la Tierra ha estado susurrando durante cientos de millones de años.
Imagen | Rita Willaert
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