La red no colapsó por falta de energía, sino por falta de control. Se sigue conectando renovables como si fueran pasivas
Publicado el 18/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Casi dos meses después del apagón que desconectó a España y Portugal, el Gobierno ha hecho público un informe técnico que pone el foco en un problema muy concreto: la falta de control de tensión en momentos críticos, especialmente en parques renovables.
¿Es posible? Como ha señalado en redes el ingeniero y experto energético Xavier Cugat, el debate sobre el control de tensión en instalaciones renovables no es solo técnico: hay tecnologías que ya lo permiten. Una de ellas es el sistema ‘Q at Night’ de SMA, que permite a plantas solares proveer energía reactiva incluso durante la noche.
La idea es clara: si una planta solar puede seguir prestando apoyo a la red incluso sin sol, parte del problema de estabilidad puede mitigarse. Esto no resuelve directamente la falta de inercia, pero complementa el soporte de tensión y mejora la resiliencia del sistema.
Energía reactiva. El principio es sencillo pero eficaz. Los inversores fotovoltaicos de SMA, equipados con la función Q at Night, se mantienen conectados a la red incluso cuando no están generando energía activa (es decir, cuando no hay sol). Esto les permite inyectar o absorber energía reactiva según se necesite, contribuyendo a mantener la tensión dentro de los márgenes aceptables.
En caso de alta penetración. Este tipo de energía es clave para evitar inestabilidades de tensión. En este caso particular, es para una red con baja presencia de centrales convencionales. Si bien no aporta inercia, permite que las plantas apoyen el equilibrio de tensión y permanezcan conectadas en eventos críticos en lugar de desconectarse preventivamente.
Entonces, ¿el tema de la inercia? Aquí es donde es necesario matizar. El informe del Gobierno ha dejado claro que el colapso no fue consecuencia de una caída de frecuencia, sino de una cascado de sobretensiones. Incluso en un escenario de mayor inercia, las desconexiones por sobretensión se habrían producido igualmente, según el informe. Por tanto, la falta de inercia no fue la causa directa del colapso; el colapso fue el que provocó la caída de la frecuencia.
Durante el apagón, diferentes plantas se desconectaron de forma preventiva al detectar sobretensiones. El problema es que, según el informe, varias de esas desconexiones se produjeron antes incluso de que se alcanzaran los límites máximos permitidos por la normativa. En otras palabras: no respondieron adecuadamente a las condiciones de la red.
Un sistema no adaptado a su propia transición El problema parece estructural: la red eléctrica no ha evolucionado al mismo ritmo que el despliegue masivo de renovables. Con el 82% de generación limpia y la menor cantidad de centrales síncronas operativas en todo el año, el sistema se enfrentó a un cóctel explosivo: mucha generación distribuida, poco control centralizado y poca capacidad de respuesta frente a eventos críticos. En apenas 12 segundos, se desconectó todo el sistema ibérico del resto de Europa.
Una transición sin red de seguridad. El apagón fue un síntoma, no una anomalía. España lidera la transición renovable, pero sin una red preparada, cada avance se convierte en vulnerabilidad. El control de tensión, la respuesta ante incidencias y la capacidad de mantener la estabilidad sin grandes máquinas girando son el gran reto del nuevo paradigma energético.
Imagen | Pexels
utm_campaign=18_Jun_2025"> Alba Otero .