La Iglesia lleva años sufriendo una alarmante pérdida de jóvenes creyentes. Ahora tiene su primer santo millennial

Publicado el 08/09/2025 por Diario Tecnología
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La Iglesia lleva años sufriendo una alarmante pérdida de jóvenes creyentes. Ahora tiene su primer santo millennial

Los millennials tienen ya a su propio representante en el Libro de los Santos de la Iglesia católica. Ayer, durante una ceremonia multitudinaria celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV canonizó a Carlo Acutis, un joven italiano fallecido en 2006 con solo 15 años. La fascinación generado por la figura de Acutis llega en un momento especialmente delicado para Roma, que ha visto cómo en los últimos años crecía la desafección entre la Iglesia y los jóvenes europeos. El nuevo "santo millennial" le ofrece una oportunidad única para reconectar con ellos.

También hay quien ha visto otra oportunidad: el mercado negro de reliquias.

¿Qué ha pasado? Que la Iglesia católica ya tiene a su primer santo millennial: Carlo Acutis, un italiano que falleció en 2006, con apenas 15 años, víctima de una leucemia fulminante. Su canonización no es ninguna sorpresa. Aunque el proceso que ha culminado con su santificación ha sido sorprendentemente rápido, hace ya tiempo que su inscripción en el Libro de los Santos se da más que por sentada.

Los engranajes para su canonización se activaron en 2012, siete años después se exhumó su cuerpo (con debate incluido sobre la "incorrupción" del cadáver) y en 2020 el Papa Francisco lo beatificó. Desde entonces los trámites del Dicasterio de las Causas de los Santos han avanzado a una velocidad fuera de lo común. Es más, su proclamación se esperaba para el pasado abril, coincidiendo con el Jubileo de los adolescentes, pero la muerte de Bergoglio desbarató esos planes.

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¿Quién era Carlo Acutis? Un joven italiano. Nada más. Nada menos. Y es esa aparente sencillez la que explica que se haya vuelto una figura tan relevante para Roma. Al haber nacido en 1991 Acutis es en teoría el primer santo de la cohorte "millenial" . De hecho así se le presenta una y otra vez en la prensa internacional, como "el primer santo 'millennial'". Si eso no fuera suficiente de por sí para hacerlo destacar, Acutis mostraba otra peculiaridad: era un chico más de su tiempo, con aficiones y un estilo que no desentonaría con el de cualquier joven de los 2000.

En los últimos años se ha presentado a Acutis como un joven 'normal y corriente' que rompe con la imagen que habitualmente acompaña a la santidad: le gustaba el fútbol, jugar con la PlayStation, montar vídeos con sus amigos y parecía sentir una inclinación por la informática. Tanto es así que se dice que usó sus conocimientos de programación, adquiridos gracias a la lectura de manuales, para elaborar varias webs con fines altruistas, incluida una dedicada a enumerar milagros

En la que probablemente sea la máxima reafirmación de ese carácter 'normal', de persona de su tiempo, el cuerpo de Acutis descansa  tras un sepulcro acristalado en la iglesia de Santa María la Mayor, Asís, vestido con una sudadera azul, pantalones vaqueros y zapatillas deportivas. Nada de túnicas ni ropajes ceremoniales.

¿Por qué es importante? Porque quizás por su historia, su apariencia o la mezcla de ambas Acutis se ha convertido en una figura especialmente interesante para Roma. Para empezar ha despertado un interés fuera de lo común. Se dice que a lo largo del último año un millón de peregrinos han visitado su tumba en Asís, una cifra que, desliza The Wall Street Journal, podría superarse este año.

Otra prueba de su enorme popularidad es que ayer el Papa León XIV no solo lo canonizó a él. En la misma ceremonia se consagró santo a Pier Giorgio Frassati, otro joven activista fallecido en 1925 con solo 24 años.  Su nombre ha quedado sin embargo eclipsado por el fenómeno de masas del "primer santo 'millennial'". "Lo que está sucediendo con Carlo es difícil de explicar. Es algo que supera con creces nuestras expectativas", reconoce el obispo de Asís, Domenico Sorrentino. Esa devoción quedó patente ya desde muy pronto, en 2006, durante su funeral.

¿Hay más razones? Sí. Acutis no solo era un millennial por su fecha de nacimiento. Los relatos sobre su vida insisten en que compartía las aficiones de la mayoría de los jóvenes de su edad, como el deporte, la tecnología o los videojuegos, gustos que compaginaba con su devoción religiosa. "Iba a misa y rezaba el rosario todos los días", relata su madre, Antonia Salzano. "Vivíamos en el centro de Milán, en un edificio rodeado de mendigos. Él quería ayudarlos, hablar con ellos, llevarles comida y mantas". En los últimos años no ha faltado quien advierte que la imagen construida en torno a Acutis está forzada y asegura que al joven no le gustaba el fútbol o prefería los mocasines a las deportivas que calza en su sepulcro.

¿Es relevante eso? Sí que lo es. Acutis es una bocanada de aire, un balón de oxígeno para una Iglesia católica que ha visto cómo a lo largo de los últimos años crecía la brecha del laicismo, sobre todo entre los jóvenes. Al menos en parte del mundo. En junio Funcas publicó un estudio, basado en datos de la Encuesta Social Europea, que muestra que el año pasado apenas el 32% de la población de entre 18 y 29 años se identificaba como católica. Si echamos la vista a hace apenas dos décadas, 2002, ese porcentaje era de casi el doble, alrededor del 60%. 

No es el único ejemplo de esa desafección creciente. Otro informe reciente de Fundació Ferrer i Guàrdia señala que casi el 60% de los españoles menores de 44 años se declaran no religiosos. En otros países de Europa la situación no es muy diferente. Hace poco la Universidad de St Mary's en Londres hizo un sondeo entre diferentes países del continente y se encontró con que en buena parte de ellos el porcentaje de jóvenes adultos sin religión se acercaba o ya superaba el 50%. 

Ayer mismo, duranta le ceremonia celebrada en Roma, León XIV reconoció sentirse "alegre" de ver "tantos jóvenes" e insistió en señalar a Carlo (y Frassati) como modelos a seguir para las nuevas generaciones. "Son una invitación para todos nosotros, especialmente para los jóvenes, a no desperdiciar nuestras vidas, sino a encaminarlas hacia lo alto", proclamó el Sumo Pontífice en un momento en el que los seminarios españoles sufren una sequía histórica de vocaciones. Para reforzar aún más su imagen, hay quien ya se refiere a a Acutis como "el influencer de Dios" o "santo patrón de Internet", un honor que ostenta Isidoro de Sevilla.

¿Interesa solo a la Iglesia? No. La devoción en torno a la figura de Acutis, a quien la Iglesia atribuye dos supuestas sanaciones milagrosas, ha generado algo mucho menos edificante: un mercado negro de reliquias atribuidas al adolescente italiano. Lo censuró ya en marzo el obispo de Asís, quien alertó de la existencia de subastas online con vestigios del beato. Para ser más precisos el prelado Domenico Sorrentino denunció ante la policía el anuncio de una subasta de "ex capillis con garantía", es decir, cabellos que supuestamente pertenecieron al joven. 

Es más, el obispo de Asís lamentó publicamente que las reliquias que salían a puja estaban asociadas también a otros santos relacionados con su región, Umbría. "En Internet existe un mercado de reliquias de varias santos, como nuestro Francisco de Asís, con lista de precios incluida. Es algo imposible de aceptar", zanjó.

¿Y por qué lo hacen? Porque la veneración por Acutis se deja sentir más allá que en el santuario de Asís.  Associated Press asegura que los mechones del joven se vendían por más de 2.000 euros antes de ser retirados y Wall Street Journal va más allá y habla incluso de que al mercado negro han llegado otras reliquias, como fragmentos de tela de su ropa o retazos de sus cuadernos manuscritos. 

El vestigio más preciado es el corazón del joven italiano, que se encuentra en un cofre en la Catedral de San Rufino. Otros fragmentos del pericardio han dado la vuelta al mundo antes de su canonización, incluida España. Ayer en Roma podían encontrarse a la venta una amplia oferta de artículos que mostraban la imagen del nuevo santo católico, como estatuillas, pegatinas, camisetas o abanicos.

Imágenes | Wikipedia (Dobroš), SalesianLink (Flickr)

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