La Generación Z ha vuelto a la oficina con una nueva estrategia contra el estrés: fingir estar muy ocupados
Publicado el 04/03/2025 por Diario Tecnología Artículo original
En general, todos los empleados están sufriendo, de una forma u otra, su propio proceso de adaptación a la vuelta a la oficina. Sin embargo, la generación Z es la única que no ha tenido una experiencia laboral previa desde ese contexto ya que se ha incorporado al mercado laboral en plena era del teletrabajo.
Eso ha generado que el 36% de los genzers haya adoptado una nueva estrategia para afrontar la vuelta a la oficina: el "task masking". Una táctica, que consiste en aparentar estar superocupado, sin estarlo realmente para rellenar el tiempo libre que les queda tras hacer su trabajo.
Task Masking: el arte de parecer ocupado. Si has estado navegando últimamente por los reels de Instagram o TikTok, probablemente te habrán aparecido algunos vídeos (medio en broma medio en serio), mostrando cómo parecer muy ocupado en la oficina, sin hacer realmente nada productivo.
Este fenómeno ha ganado importancia a medida que las empresas exigen pasar más tiempo en la oficina, lo que lleva a algunos empleados a buscar formas de demostrar su valía sin necesariamente aumentar su productividad real. En realidad, lo que se oculta tras esta práctica es un problema más profundo relacionado con la gestión del tiempo, la carga de trabajo y la cultura empresarial.
Volver a la oficina no tiene impacto en la productividad. Según una reciente encuesta llevada a cabo por la plataforma de recursos humanos Workhuman entre 3.000 participantes de EEUU, Reino Unido e Irlanda, el 36% de los jóvenes admitió aparentar que trabajaba, cuando en realidad ya había terminado su trabajo asignado.
El 70% de ellos reconoce que el task masking no ha tenido ningún efecto en su ritmo para sacar adelante su trabajo habitual y han terminado las tareas asignadas en un tiempo inferior a su jornada. Pero al tener que pasar más tiempo en la oficina, deben aparentar que todavía trabajan en ellas para que sus jefes no les sobrecarguen con más trabajo.
Sí, en realidad, son más productivos. Si has llegado hasta este punto habiendo leídos los dos párrafos anteriores probablemente tu conclusión sea que han conseguido hacer su trabajo en menos tiempo del previsto. Eso les convierte en empleados más productivos. ¿Por qué enmascarar esa cualidad?
Según expertos consultados por Fortune, la falta de compromiso con los valores de la compañía y la creencia de que su trabajo no se está valorando lo suficiente, es lo que podría estar llevando a los jóvenes a poner en marcha esta variante de la Renuncia silenciosa. Lo jóvenes únicamente hacen el trabajo que se les asigna, rellenando el resto de la jornada con un espectáculo en el "teatro de la productividad" que ha traído la vuelta a la oficina.
No se limita solo a los empleados. Fingir estar muy ocupado no es algo que se limite a los empleados más jóvenes. El estudio de Workhuman ha revelado que el 38% de los altos ejecutivos y el 37% de los gerentes intermedios fingen estar más ocupados de cara a la galería de lo que realmente están.
Los empleados de la Generación Z sienten que su valía se mide por su presencia en la oficina y su aparente dedicación, en lugar de por los resultados reales que entregan. Esta percepción se ve reforzada por la cultura de algunas empresas que valoran más las horas trabajadas que la eficiencia.
"Tu carrera no se construye sobre las horas que pasas en tu mesa escritorio, sino sobre los resultados, las relaciones y la reputación. Si no ves el valor de estar en la oficina, ten una conversación abierta con tu empleador. Si la cultura sigue valorando más la apariencia de trabajo que la contribución real, quizá debas reconsiderar si ese es el entorno adecuado para tu crecimiento", declaraba a Fortune Victoria McLean, fundadora de la consultora laboral City CV.
Las causas que lo provocan. Según las respuestas obtenidas por el estudio de Workhuman, el principal motivo de este comportamiento es mejorar el balance entre vida personal y laboral, algo que la generación Z valora por encima de todo. Si sus jefes se enteran de que pueden hacer más trabajo en menos tiempo, les asignarán mucho más. Cuando no puedan hacerle frente, deberán sacrificar tiempo personal para sacarlo adelante. Esa es una línea roja que no piensan traspasar.
El ciclo del estrés. No obstante, fingir ser productivo para que los jefes no les asignen más trabajo y crezca su estrés, contribuye precisamente a generar un nuevo foco de estrés: la carga mental constante que supone mantener una apariencia creíble de estar ocupado.
Jenni Field, fundadora y directora ejecutiva de Redefining Communications aseguraba a Fortune que: "Si las personas deben estar en la oficina, debe haber un propósito claro más allá de sólo ser vistos, especialmente si el trabajo se podría hacer desde casa. Si no existe ese propósito, empleados y gerentes deberían trabajar juntos para definir cómo debería ser el trabajo presencial y abordar las causas fundamentales del task masking".
Imagen | Unsplash (Mina Rad)
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