La España vaciada se ha encontrado con un desafío inesperado en Cuenca: la gran crisis del ajo

Publicado el 08/06/2025 por Diario Tecnología
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La España vaciada se ha encontrado con un desafío inesperado en Cuenca: la gran crisis del ajo

España ocupa un lugar importante en el mapa mundial del ajo, pero eso no significa que los agricultores de Castilla-La Mancha o Andalucía que se dedican a cultivarlo lo tengan fácil. El ajo atraviesa turbulencias. El sector advierte de las dificultades con las que se encuentra para combatir las plagas, de los efectos de la sequía, la "burocracia excesiva" o la falta de relevo generacional, entre otros retos al acecho. Un panorama complicado que se mira con especial atención desde la provincia de Cuenca, donde se produce el Ajo Morado de Las Pedroñeras.

Al fin y al cabo el ajo es mucho más que una hortaliza que fluctúa en el mercado: el sector reivindica que es un cultivo que ayuda a "vertebrar" la España vaciada.

"En crisis". El recién nombrado presidente de la Mesa Nacional del Ajo, José Carlos Patiño, lo tiene claro: no corren buenos tiempos para su negocio. En una entrevista con elDiario.es el agricultor manchego, el nuevo rostro visible de los ajeros, advertía de que el sector "está sufriendo una crisis" agravada, entre otros factores, por la escasez de agua, la reducción de hectáreas de cultivo, la falta de relevo generacional y una burocracia que consideran "excesiva".

No es nada nuevo. Su predecesor, Julio Bacete ya usaba la misma palabra para describir la situación que encaran los agricultores dedicados al cultivo del ajo: "crisis". Hace un año, durante una charla con Xataka, admitía de hecho que el sector estaba pasando por "momentos complicados", una tendencia que se visibiliza sobre todo en la pérdida de hectáreas dedicadas a plantaciones.

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¿Y eso por qué? Por una suma de factores. Aunque no todos pesan igual. A la hora de explicar la situación los agricultores suelen señalar sobre todo la pérdida de recursos para combatir las plagas. Aseguran que su arsenal se ha visto recortado por las regulaciones, lo que les resta herramientas para proteger los cultivos… y sus inversiones. "No se trata de hablar mal de la Agenda 2030 ni del Pacto Verde, pero la reducción que llevamos en fitosanitarios nos está afectando mucho. Hay enfermedades, plagas, hongos que no podemos controlar", avisa Patiño.

"Tenemos una merma muy grande. Hay falta de rendimiento, simplemente en la propia semilla. En la nascencia hay parcelas que tienen una merma de un 30% de daño. Al final, eso son kilos de ajo", comenta el representante del sector. No es el único que opina así. El presidente de la Asociación Nacional de Productores y Comercializadores de Ajo (Anpca), Fernando Rubio, compartía hace poco un mensaje similar con El Confidencial: "Las plagas comienzan a ser resistentes porque tenemos muy poca variedad de materia activa que podemos usar".

Cuestión de plagas... y algo más. Aunque la escasez de recursos para tratar plagas y hongos suele ser uno de los hándicaps más citados por los agricultores no es el único que explica la "crisis" que encara el ajo. El gremio señala otros igual de graves, tanto de tipo estructural como coyunturales: escasez de agua, profesionales especializados y relevo generacional, "exceso de burocracia", pérdida de hectáreas, el coste del arrendamiento de la tierra, escasa visibilidad en el mercado doméstico o incluso el efecto de las importaciones y los aranceles de Donald Trump.

El sector lleva tiempo lidiando con la competencia de China, gran exportador mundial de ajo y que destaca sobre todo por sus precios. Con ese telón de fondo, en el gremio preocupa ahora que la guerra arancelaria y la imposición de gravámenes al comercio chino en EEUU acabe llevando a los agricultores asiáticos a redirigir su mercancía hacia otros destinos, complicándole las exportaciones a España. No es el único reto coyuntural con el que ha lidiado el sector, que en los últimos años ha tenido que vérselas con el encarecimiento de la energía o los fertilizantes.

Pendientes de las hectáreas. La transformación del sector puede medirse también en cifras. Por ejemplo, el de la superficie cultivada. Los datos no siempre coinciden, pero muestran una pérdida clara de suelo: el informe presentado hace un año por la Mesa Nacional del Ajo al Comité Mixto de Frutas y Hortalizas señala que se ha pasado de 29.826 hectáreas en 2021 a una previsión de 21.000. Otras fuentes señalan que se ha bajado de 24.900 h en 2023 a algo menos de 23.000 en la temporada de 2024. El descenso sería aun más acuciado en algunas regiones.

"Mucha inversión". "Poner una hectárea de ajo lleva mucha mano de obra, mucha inversión. Para iniciarla te puedes ir a 12.000 euros por hectárea. Llevamos unos años con falta de producción y no hay más ruina que esa", advierte Patiño en elDiario.es. Menos terrenos no tiene por qué equivaler siempre a menos cultivos. Algunos datos apuntan al elevado peso del ajo spring, variedad que destaca por su ritmo de producción y rendimiento, y una pérdida de terreno del ajo morado.

En cuanto a precios, el directivo espera buenos valores, por encima de los del año pasado. El Ministerio señala que los 100 kg de ajo seco están en 125 euros.

Cuestión de ajos (y algo más). No todo el mundo vive igual las turbulencias que atraviesa la hortaliza. Al fin y al cabo, como advertía hace poco Rubio, el ajo juega un papel clave como generador de empleo en parte de la España vaciada. "Se va a perder el cultivo que vertebra a muchos pueblos de la España rural, el motivo de unos 60 jornales por hectárea", añade el presidente de Anpca. En ese contexto, hay una variedad de cultivo a la que presta atención el sector: el ajo morado.

En un lugar de Cuenca… "En el ajo morado es un problema muy serio. Está en peligro y puede llegar a dejarse la producción", señala Patiño a El Confidencial. El motivo es sencillo: al resto de desafíos que atraviesa el colectivo ajero, la variedad morada añade la falta de visibilidad en las tiendas. Aunque el Ajo Morado de Las Pedroñeras cuenta con una Indicación Geográfica Protegida, el sector lamenta su falta de difusión en un mercado en el que el cliente valora sobre todo el coste.

Mirando al plátano de Canarias. "No pasa con el plátano, que se diferencia mucho de la banana. Aquí las calidades tampoco tienen comparación, pero no hay cultura de buscar el ajo de Las Pedroñeras en el súper"s, reflexiona Rubio. A esa falta de reconocimiento se añade el rendimiento de la variedad, menor que la de otros cultivos alternativos, como el ajo spring, y su exposición a las plagas.

"Es el más atacado por enfermedades y merma mucho. Llevamos dos, tres años con producción de 100.000 kg anuales por hectárea y así no salen las cuentas", señala el presidente de la Mesa NAcional. En su opinión es poco probable que el cultivo desaparezca, pero sí admite que "va mermando cada vez más". "Se está luchando para que no ocurra, además tenemos una IGP y se lucha mucho, pero el consumidor no tiene conciencia de lo que es el ajo morado y no lo valora".

"Acabará dejando las tierras". Esas advertencias centran la atención en la zona de Cuenca en la que se cultiva el ajo de Las Pedroñeras, un área de la Mancha Baja delimitada por el propio municipio de Las Pedroñeras, La Alberca de Záncara, Mota del Cuervo, El Provencio, Santa María del Campo Rus y San Clemente. Al fin y al cabo la sentencia de Rubio sobre los retos que afronta el sector del ajo a nivel general resulta rotunda, sobre todo para zonas ya afectadas por la despoblación: "La gente acabará dejando las tierras porque esto no sale a cuenta".

Imágenes | Rajesh Kavasseri (Unsplash), Wikipedia y Team Voyas (Unsplash)

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