Otto quiere romper moldes con el Phantom 3500: adiós a las ventanas para los pasajeros, hola a las pantallas inmersivas
Publicado el 08/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Un fuselaje que parece esculpido por el viento. Ni una sola ventana en cabina. Y un objetivo claro: revolucionar la aviación privada. El Phantom 3500 no es un avión convencional y eso se nota desde el primer vistazo. Otto Aviation lleva años perfeccionando este diseño, primero con el Celera 500L como banco de pruebas, y ahora con un modelo que quiere ir más allá. Sobre el papel, lo que propone no es menor: un avión capaz de superar radicalmente a otros jets ejecutivos comparables.
La clave técnica del proyecto es el flujo laminar. Otto propone un enfoque basado en superficies perfectamente perfiladas, diseñadas para que el aire se desplace mejor. Esta optimización aerodinámica busca reducir la resistencia y mejorar la eficiencia en vuelo. Según la empresa, uno de sus grandes objetivos es reducir el consumo de combustible de forma significativa respecto a jets comparables. En combinación con combustibles sostenibles (SAF), Otto aspira a lograr una huella de carbono mucho menor.
Sin ventanillas, pero con vistas digitales y ambiciones muy reales
Las cifras operativas que maneja Otto apuntan alto. El Phantom 3500 aspira a una autonomía de hasta 6.482 km, una altitud de crucero de 51.000 pies (15.544 m) y un consumo sostenido de 435 litros por hora. Esto lo sitúa, sobre el papel, por debajo de modelos como el Bombardier Challenger 350 o el Citation Latitude, cuyos valores medios de consumo rondan los 1.135 litros. Parte de la ventaja está en su ala de gran superficie y perfil optimizado, que mejora la sustentación y permite operar desde pistas más cortas de lo habitual.
Por dentro, también se desmarca. La cabina prescinde por completo de ventanas para pasajeros. En su lugar, Otto implementa un sistema llamado “Super Natural Vision”, basado en pantallas de alta definición que muestran en tiempo real el entorno exterior. El objetivo no es solo ofrecer una experiencia inmersiva, sino también ganar en eficiencia estructural: al eliminar aberturas, el fuselaje se refuerza y se abarata la producción. Ahora bien, no todos verán con buenos ojos esta solución: para muchos pasajeros, una parte esencial del atractivo de volar está en poder mirar por la ventana y disfrutar del paisaje. Sustituir esa experiencia por una imagen proyectada podría no resultar igual de estimulante.

El ámbito civil no es el único en el que Otto quiere dejar huella. En materiales anteriores, la empresa ha dejado entrever aplicaciones militares, especialmente en misiones logísticas o de despliegue desde pistas remotas. También ha colaborado con la agencia DARPA en varios proyectos.

En paralelo al desarrollo técnico, la compañía trabaja con la FAA para obtener la certificación del avión. Paul Touw, CEO de Otto Aviation, declaró recientemente a FlightGlobal que el primer vuelo podría producirse en 2027, aunque la entrada en servicio no se espera antes de 2030. Para agilizar los procesos y contener los costes, Otto está integrando herramientas de simulación desarrolladas por Galorath, que permiten estimar impactos técnicos y económicos antes de pasar a producción.
Con todo, como señalamos arriba, el Phantom 3500 no parte de cero. Es la evolución directa del Celera 500L, una plataforma que sirvió como demostrador tecnológico. El diseño ha sido profundamente reformulado, pero el principio de base sigue intacto: maximizar la eficiencia sin renunciar a prestaciones reales. Si consigue cumplir sus objetivos, Otto no solo pondrá en el aire un nuevo tipo de avión. Podría inaugurar toda una nueva categoría en la aviación ejecutiva.
Imágenes | Otto Aviation
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