La apuesta de Telefónica por la TV en abierto no es solo un nuevo negocio: es una redefinición de su identidad

Publicado el 10/03/2025 por Diario Tecnología
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La apuesta de Telefónica por la TV en abierto no es solo un nuevo negocio: es una redefinición de su identidad

Telefónica se prepara para dar un paso importante en el panorama mediático español: pujará por un canal de televisión en abierto tras el nombramiento de Javier de Paz como presidente no ejecutivo de Movistar+, según adelantó El Economista.

El movimiento, que coincide con los planes del Gobierno para subastar una nueva licencia de TDT, según avanzó El Confidencial en verano citando sus propias fuentes, podría materializarse mediante un acuerdo con accionistas españoles de Prisa críticos con su actual presidente, Joseph Oughourlian.

Esta decisión llega en un momento crítico para la teleco centenaria. Telefónica, que ha llegado a los cien años superando todo tipo de transformaciones, está ahora en una encrucijada estratégica que definirá su futuro.

La apuesta por la tele en abierto no es solo un movimiento táctico: es parte de una reflexión más profunda sobre su identidad corporativa.

La teleco vive meses de grandes cambios, pero permanece atrapada entre dos mundos que representan perfectamente su dilema existencial:

  1. Por un lado, el negocio tradicional de las telecomunicaciones, donde los márgenes se estrechan, la competencia se intensifica y la relevancia decrece.
  2. Por otro, la aspiración de transformarse en una empresa tecnológica con capacidad para competir en terrenos de mayor valor añadido.

El canal en abierto —posiblemente bajo el nombre 'La Séptima', una continuación del plan de Prisa— sería un nuevo capítulo en este intento de diversificación.

Lo interesante aquí es cómo convergen distintas necesidades en esta iniciativa:

  • Para Telefónica es una oportunidad de expandir su presencia más allá de la televisión de pago, especialmente valiosa ante la incertidumbre sobre los derechos del fútbol que deberán renovarse en un par de años.
  • Para ciertos accionistas de Prisa supone una alternativa ante sus desavenencias con la actual dirección.
  • Y para el Gobierno ofrece la posibilidad de ampliar el espectro mediático con un nuevo actor.

El contexto empresarial de Telefónica explica muchas de sus decisiones actuales. La paradoja que dejó Pallete en su gestión es notable: redujo la deuda a la mitad mientras el valor bursátil se desplomaba un 57%. El mensaje del mercado no podía ser más claro: el saneamiento financiero ya no basta, los inversores buscan historias de crecimiento, no de supervivencia. Y en ese terreno, diversificarse hacia un canal en abierto puede ofrecer precisamente la narrativa atractiva que necesitan.

La dupla Murtra-Gayo, la nueva guardia de Telefónica, parece un tándem más proclive a explorar este tipo de territorios. La entrada de los saudies y del Estado vía SEPI facilita tomar decisiones más arriesgadas que en la etapa anterior.

El panorama de la TDT al que se enfrentaría Telefónica es complejo: es un mercado maduro en el que Mediaset y Atresmedia capturan casi el 85% de la inversión publicitaria, unos 1.700 millones de euros al año.

Esta aproximación a los medios no es exclusiva de Telefónica ni del mercado español. AT&T apostó por convertirse en una empresa de medios adquiriendo Warner (aunque terminó vendiéndola años después). Verizon compró Yahoo y AOL para luego desprenderse de ambas por la mitad de lo que le costaron. La integración vertical entre distribución y contenidos ha demostrado ser un camino complicado... pero potencialmente rentable si se ejecuta con precisión. Y sobre todo, viendo más allá del retorno directo.

Lo que distingue a este caso es su coordinación con la agenda regulatoria. El proyecto de sacar a concurso un nuevo canal de TDT coincide con el Plan de Acción por la Democracia del Gobierno, que incluye medidas para la transparencia mediática y ayudas al sector. Esta sincronización plantea interrogantes sobre la independencia del futuro canal, pero también ofrece un marco para su viabilidad en un mercado altamente competitivo.

Para Telefónica, más allá del potencial retorno económico, un canal en abierto representa una nueva dimensión de influencia. En un momento en que su negocio tradicional está siendo cuestionado y cuando busca posicionarse como algo más que un simple "tubo" de datos, la capacidad de generar y distribuir contenidos propios, y de ganar influencia, toma un valor estratégico que trasciende los balances trimestrales.

El verdadero reto no estará en conseguir la licencia —el viento sopla a favor— sino en convertir esta iniciativa en un componente coherente de su transformación digital. Telefónica ha demostrado su capacidad para reinventarse a lo largo de un siglo. Ahora debe probar que puede hacerlo una vez más en un entorno que cambia mucho más rápido que antes.

Este paso puede parecer una simple diversificación de negocio, pero esconde la redefinición de uno de los gigantes empresariales españoles y su relación con el poder político y mediático.

El espectador final apenas intuirá las corrientes de fondo que determinarán lo que verá en su pantalla, pero son precisamente estas dinámicas las que darán forma a lo que consumiremos en los próximos años. Y será la prueba del algodón para comprobar si gigante nacido cuando el teléfono era un lujo puede encontrar al fin su voz en el ruidoso ecosistema digital del siglo XXI.

Desde Xataka nos hemos puesto en contacto con Telefónica para contrastar la información publicada por El Economista, pero la teleco ha declinado hacer comentarios al respecto.

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