He jugado las diez primeras horas de Kingdom Come: Deliverance 2 y su apasionante mundo medieval no para de conquistarme cada vez más

Publicado el 10/01/2025 por Diario Tecnología Artículo original

Ahora que ya ha empezado el 2025 y tenemos ante nosotros unos cuantos meses en los que se producirán centenares de nuevos lanzamientos, va siendo momento de poner el foco de atención en algunos que llegarán a lo largo de las próximas semanas. Uno de los más esperados de todos ellos es Kingdom Come: Deliverance 2, la segunda entrega de la saga desarrollada por Warhorse Studios que se presenta como una de las propuestas más prometedoras de este primer trimestre.

El pasado verano tuve la oportunidad de viajar a Praga para probar un extenso adelanto de unas cuatro horas que se centraba en dos partes de la aventura y me dejaron con una satisfacción enorme. Si bien tenía la sospecha de que esta secuela iba a ser un juegazo de lo más interesante, en aquel momento pasó a formar parte de mi lista de deseos para este año por las ganas que me dejó de seguir adentrándome en su majestuoso mundo medieval.

A tan solo un mes de su llegada a las tiendas, he tenido la oportunidad de ponerme a los mandos de su versión final, aunque en este caso solo os voy a contar lo que me han parecido sus diez primeras horas, sobre las que os puedo asegurar que a cada minuto que iba pasando se aumentaba la expectación que me generaba y el querer seguir profundizando en la trama, la jugabilidad y todo lo que me pudiese ofrecer esta aventura en primera persona.

Una buena parte de lo que he jugado fue exactamente la misma sección que la de la última vez. Esto mismo equivale a una especie de prólogo en el que Henry, el protagonista del título original, está acompañando a Sir Hans Capon y al resto de soldados en una misión para entregar una misiva, pero el grupo es asaltado y aniquilado, a excepción de los dos personajes principales, quienes acaban huyendo y se ven envueltos en una terrible persecución en la que sus vidas no paran de estar en juego constantemente.

El destino logra que vayan a parar a casa de una anciana herborista que acaba curando sus heridas y devolviéndoles a un buen estado, no sin antes ser atacados una vez más por otro de los malhechores. Es entonces cuando se produce uno de los momentos que más me ha gustado de todo lo que he jugado hasta ahora, el cual me ha permitido darme cuenta de la inmensa libertad que te ofrece el juego a la hora de abordar las situaciones de diferentes maneras.

Y es que resulta que la última vez lo primero que hice fue enterrar el cadáver de este soldado que machaqué, porque sabía que más tarde aparecerían en escena otros dos enemigos haciendo preguntas acerca de si habíamos visto a su compañero, lo que provocaba que te ataquen si les dices que eres el causante o que se marchen sin hacer ruido si les mientes a la cara. En cambio, esta vez no oculté el cuerpo del delito y lo dejé ahí tirado a la vista de todos, lo que provocó que, sin mediar palabra alguna, me atacasen en el acto y tuviese que librarme de ambos con un arma.

Es decir, hasta el momento he descubierto tres maneras distintas de salir adelante de una misma situación, lo que me ha dejado con ganas de saber si en realidad puede haber más o no. Aun así, no es el único caso en el que he tenido que tomar unas decisiones similares, porque más adelante me he visto envuelto en conversaciones en las que las respuestas influyen drásticamente en lo que va a ocurrir a continuación e incluso en el futuro de la aventura.

Esto se debe a que puedes comportarte de mala manera con todo el mundo, dando malas contestaciones o burlándote de ellos, lo que influye en que la reputación y la manera en la que te miran disminuya considerablemente. Por el contrario, si eres una persona bondadosa y no te dedicas a cometer ningún delito, entonces te mirarán bien, te tratarán con respeto y no las pasarás canutas a la hora de ir de un lado para otro o al visitar pueblos. De hecho, eso mismo lo he comprobado también cuando he intentado recorrer las calles de una pequeña aldea y los guardias no paraban de preguntarme qué hacía o solicitándome "amablemente" que me diese media vuelta.

Podría haber optado por ignorar sus recomendaciones, pero sabía que en este caso tenía todas las de perder. Es más, en uno de estos momentos hasta se me hizo de noche y me dijeron que me arrestarían si no llevaba una antorcha, porque no podía ir por ahí completamente a oscuras. Por suerte, llevaba una en el inventario y la cosa no fue a mayores, así que hay que tener mucho cuidado y con mil ojos de por dónde andas para que no te pillen nunca con las manos en la masa, porque aquí ningún personaje es tonto y se percatan rápidamente si te has adentrado en algún lugar en el que no deberías de estar.

Volviendo al tema de las conversaciones, también puedes optar por permanecer callado y no decir nada, aunque sin querer eso acabó desencadenando una pelea que creo que debía de producirse con toda seguridad por motivos argumentales, pero también me dio la sensación de que tal vez podría haber ocurrido otra cosa por las respuestas por las que me podía decantar. Hasta hubo otro momento en el que unos individuos estaban molestando a un tercero, le ofrecí mi ayuda advirtiéndole que avisaría a los guardias para que le dejasen en paz, pero con lo que no contaba es que él no quería eso bajo ningún concepto y me molió a palos en un santiamén.

Lo cierto es que no lo entendí muy bien, pero eso no fue lo peor de todo de este encuentro. Resulta que este personaje en cuestión iba desarmado, así que decidí luchar en igualdad de condiciones para no matarlo y que no me acusaran de asesinato. Por lo tanto, en esta pelea en la que me vi envuelto no me ha terminado de convencer por la manera en la que se controlan los puños para propinar una buena tunda. Al contrario que con las espadas, hachas y armas similares, no me ha parecido igual de intuitivo al no quedarme muy claro desde qué lugar me van a atacar para esquivarlo o protegerme.

Esto también se debe a que el manejo de las armas me ha parecido fantástico. Los combates están muy bien logrados y te brindan una sensación plena de estar sujetando un arma al tener que moverla en todas direcciones dependiendo del lugar por el que te van a atacar, de la misma manera que se pueden hacer bloqueos perfectos para contraatacar. Eso sí, la resistencia es un factor excesivamente importante a tener en cuenta, porque el ponerte a pegar como un loco o bloquear todo el rato provoca que Henry se fatigue y se vuelva demasiado vulnerable, al igual que le sucede a los propios enemigos.

Por otro lado, se nota que estamos en un mundo abierto, porque las dimensiones del escenario son de las que te dejan con los ojos como platos. Es alucinante la gran cantidad de terreno que hay para ir de un lado a otro y sobre todo lo bien que se ve, porque si hay otro aspecto que me ha fascinado del juego es su apartado artístico. Te sientes realmente como si formaras parte de este mundo medieval con sus campos, bosques, ríos, montañas, poblados y sus habitantes que están viviendo el día a día realizando sus propias tareas o tomando algo en las tabernas.

Aun así, no todo es perfecto y en estas primeras horas me he topado con varios fallos, como frases que no se escuchan, numerosos fallos visuales, animaciones extrañas en algunos personajes, un terrible popping y algunos tiempos de carga que me han parecido más largos de lo normal (he jugado en PS5). Por el contrario, las secuencias cinemáticas son alucinantes con unas voces en castellano que desde luego son perfectas y con las que se nota que ha llevado a cabo un trabajo magistral, mientras que su banda sonora es digna de querer escuchar sus temazos sin parar.

La trama de Kingdom Come: Deliverance 2 me está gustando, aunque también es cierto que no le he dedicado demasiado tiempo porque soy de los que si ve una misión secundaria la prioriza con tal de descubrir qué más me puede ofrecer el juego y sobre todo si sirve para desbloquear nuevas habilidades u obtener más recompensas. De todos modos, no me cabe duda de que todo lo que he visto hasta ahora es una nimiedad en comparación con todo lo que me espera, de ahí que tenga un plan perfecto para las próximas semanas antes de publicar el análisis definitivo de la que apunta a ser una de las mayores obras maestras de 2025.

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