He descubierto que mi verdadera pasión es la destrucción más burra y absoluta. Y todo gracias a Donkey Kong Bananza

Publicado el 01/07/2025 por Diario Tecnología
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He descubierto que mi verdadera pasión es la destrucción más burra y absoluta. Y todo gracias a Donkey Kong Bananza

Prácticamente ha pasado un mes desde que se ha lanzado Nintendo Switch 2. Durante las últimas semanas, es probable que, aquellos que tengáis la consola de Nintendo, no hayáis parado de quemar el asfalto con Mario Kart World, pero es momento de poner el punto de mirar en otras propuestas y, precisamente, en una de las más interesantes y prometedoras de este 2025: Donkey Kong Bananza.

El pasado mes de abril tuve la ocasión de probar un breve adelanto de la primera aventura de acción y plataformas en 3D de la saga en los últimos 26 años, que se dice pronto, y en aquel momento ya me brindó unas sensaciones maravillosas, además de dejarme con ganas de más y de descubrir qué más podía ofrecer esta aventura. Por suerte, eso mismo lo he podido comprobar recientemente gracias a la oportunidad de haber podido disfrutar del juego durante algo más de tres horas.

Una sesión que ha sido más que suficiente para darme cuenta de lo tremendamente divertido y satisfactorio que puede resultar hacer el cabra y liarla parda constantemente a base de destruir absolutamente todo a tu paso. Porque en este juego, cuando te dicen que puedes arrasar con lo que sea que te encuentres en el escenario, no es ninguna exageración. Naturalmente, hay ciertos límites, pero es una auténtica barbaridad la destrucción que puedes llevar a cabo.

Donkey Kong dispone de varias habilidades para hacer pedazos cualquier cosa que se encuentre por el camino. Los escenarios están diseñados de tal forma que te puedes liar a puñetazos y a palmadas con todo lo que haya alrededor, y en todas las direcciones, mientras ves cómo el suelo, las paredes o el techo se resquebrajan, se hacen picadillo, las rocas se reducen a cenizas y todo sale volando por los aires gracias a una jugabilidad de lo más frenética. Lo mejor de todo es que acaba resultando increíblemente adictiva con el paso de las horas.

El simple placer de destrozar todo es más que suficiente, pero al menos tiene una justificación de peso. Dentro de las montañas, cavernas, túneles, árboles, rocas y determinadas estructuras, que se nota que se pueden hacer añicos, se pueden encontrar artículos de todo tipo. La mayoría de las veces corresponden a pepitas doradas que hacen la función de moneda y la necesaria para volver a la vida si te quitan todos los puntos de vida o te caes por donde no debes, ya que en este caso pierdes una cierta cantidad de pepitas.

Además, también son necesarias para recargar la barra de energía de las transformaciones de Donkey Kong. Si no habéis visto ninguno de los tráilers, nuestro carismático simio contará con la capacidad de adoptar nuevas formas de lo más burras y demoledoras gracias a recolectar las susodichas pepitas. De las tres que han sido anunciadas, solo he podido probar dos y, desde luego, ya tengo bastante claro cuál es mi favorita: la que adopta una apariencia a la de un Donkey Kong Super Saiyan.

Dk Bananza 04

Esta transformación no es más que temporal, pero aumenta el tamaño de DK y su poder, convirtiéndole en una máquina de destrucción pura y dura, porque sus puñetazos y habilidades se vuelven extremadamente más devastadores. De hecho, como hay tantísimas pepitas ocultas por todas partes, al final era raro el momento en el que no estaba transformado en esta versión con cara de pocos amigos que parece que te va a hacer fosfatina con tan solo mirarle, pero sin perder ese toque tan cómico y simpaticón del juego.

Con respecto a la otra transformación, DK puede adoptar la forma de un avestruz que no aumenta su fuerza, aunque a cambio le otorga la habilidad de planear brevemente y hasta plantar huevos explosivos para que así la destrucción sea más masiva. Aun así, me sigo quedando con la anterior transformación porque no puedo parar de hacer hincapié en lo sumamente entretenido que es arrasar con el mapa. Al final, la acción llega a un punto en el que no puedes ver nada sin desear molerlo a puñetazos.

Y es que hay más motivos, aparte de para encontrar pepitas. También es posible localizar fósiles para intercambiarlos por nuevas prendas para modificar la apariencia de DK y de la pequeña Pauline, quien le acompaña a todas partes, lo que de paso les brinda algunas mejoras para hacer más daño, moverse más rápido, etc. Y tampoco falta otra de las características más básicas de la saga: los minijuegos. Es más, uno de ellos me pareció fascinante por ser un auténtico homenaje a la zona Bramble Blast de Donkey Kong Country 2, incluyendo su famoso temazo.

Por si no fuera suficiente, tanto en los minijuegos como en el propio escenario se ocultan bananas gigantes. Por todos es sabido lo loco que le vuelven a Donkey Kong al ser su comida favorita, así que hay que dar con todas ellas, porque al reunir una determinada cantidad harán que nuestro simiesco protagonista "suba de nivel" para desbloquear nuevas habilidades que le ayudarán a mejorar su vida, sus ataques y otras características para que se vuelva más demoledor todavía, y ya es decir…

Dk Bananza 02

Tuve que darme prisa sabiendo que tenía un tiempo limitado para jugar. No obstante, tengo clarísimo que cuando la versión final llegue a mis manos me voy a pasar horas y horas destruyendo absolutamente todo lo que pueda en el escenario con tal de encontrar todas las colecciones del juego, que no son pocas. En ese sentido, en infinidad de aspectos me recuerda a Super Mario Odyssey, así que es una forma divertida de pasar el rato y de disfrutar de la experiencia con tal de obtener el 100% y de observar las estadísticas que te marcan la cantidad de materiales que has hecho picadillo.

Claro está, no puedes hacer que desaparezca todo el escenario en sí, porque entonces no habría forma alguna de avanzar a otras zonas. De la misma manera, cabe la posibilidad de que te puedas pasar de bestia y cargarte algo que te impida llegar a otro lugar que se ha quedado en las alturas o un tanto inaccesible. Por suerte, existe la solución perfecta y es la de restaurar el escenario a su estado original con tan solo acceder al mapa, para así entrenar más todavía los puños de DK.

En general, lo que he jugado hasta ahora me ha provocado una sonrisa de oreja a oreja, porque también hay combates contra enemigos, jefes finales, puzles para resolver, una amplia variedad de formas de ir de un lado a otro, mundos con sus propios biomas completamente diferentes unos de otros, y todo ello sin que Donkey Kong pierda su alegría, con esa cara tan alocada y un aspecto de lo más achuchable.

Dk Bananza 03

Rompe Ralph (el protagonista de la película homónima de Pixar) decía: "¡Voy a romperlo todo!", y desde luego es una frase con la que me identifico plenamente y que pienso cumplir a rajatabla en cuanto Donkey Kong Bananza se ponga a la venta en Nintendo Switch 2 el próximo 17 de julio.

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