He corrido, nadado y trabajado con los Suunto Aqua. Bajo el agua entendí qué proponen estos auriculares de conducción ósea
Publicado el 23/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Un problema común de los auriculares acuáticos es que, además de no ser Bluetooth por motivos físicos, suelen ser específicamente acuáticos. Es decir, poco o nada adecuados para usarlos fuera del agua.
El resto de auriculares deportivos suelen tener también algo en común: se olvidan del agua. No hablo de aguantar sudor o lluvia, sino nadar de verdad, tirarte a una piscina y olvidarte de todo salvo bracear.
Ahí es donde entran los Suunto Aqua, unos auriculares de conducción ósea que no solo están pensados para funcionar bajo el agua, sino que tienen al agua como su estado natural, pero siguen siendo plenamente funcionales en seco.
Los he probado corriendo, en paseos largos, incluso en casa mientras trabajaba. Pero no fue hasta que me los llevé a nadar cuando entendí lo que Suunto estaba intentando hacer con ellos.

Su fortaleza no es el sonido (porque no debe serla)
Lo primero que hay que entender de los Aqua es que no son unos auriculares al uso. Utilizan conducción ósea, una tecnología que transmite el sonido mediante vibraciones que viajan a través de los huesos del cráneo, concretamente del hueso temporal, hasta el oído interno. El canal auditivo queda libre: no necesitas tener nada dentro del oído para escuchar música o un podcast.
Eso aporta una doble ventaja. Por un lado, comodidad y seguridad en exteriores: puedes correr o ir en bici escuchando tu contenido sin aislarte del entorno. Por otro, una lógica aún más aplastante bajo el agua: nada se mete en el oído, no hay sonido distorsionado, no hay sensación de taponamiento. Todo sucede en ese pequeño transductor que se apoya sobre la oreja y que, contra todo pronóstico, logra que sigas escuchando incluso nadando.



Lo sorprendente es que, pese a esa forma tan diferente de transmitir el sonido, la experiencia funciona. No hay aislamiento, pero tampoco es lo que se busca aquí. Puedes oír la música, los podcasts, lo que quieras… y sigues conectado con lo que te rodea. En el agua, donde cualquier otro sistema falla, estos siguen cumpliendo.
Suunto ha ajustado la ecualización pensando precisamente en eso: en entornos al aire libre y, sobre todo, en inmersión. En seco, el sonido es suficiente; en piscina, mejor de lo esperado. No hay graves contundentes ni fidelidad de estudio, pero sí una propuesta sólida, coherente y mucho más afinada de lo que imaginaba.
Corriendo y nadando con ellos
Antes de probarlos en el agua, he estado meses corriendo con ellos. Literalmente. Enseguida noté que lo importante no era tanto la calidad de sonido como la sensación de libertad: nada dentro del oído, nada que se descoloque al moverte, y la música siempre presente sin desconectarte del mundo. Ideal para ir por ciudad o por caminos sin perder de vista ni oído lo que te rodea.
No había que ajustarlos cada poco, ni preocuparse por si se aflojaban. Simplemente funcionaban. Además, sus tres botones (dos en un lateral, uno en el otro) permiten cambiar volumen o pasar de canción. Todo estupendo. Pero aunque me habían convencido corriendo, lo mejor estaba por llegar.

La primera vez que los usé en piscina sentí un cierto asombro. No nado mucho, pero cuando lo hacía solía ser sin música porque todas las soluciones previas me habían parecido un compromiso: eran incómodas, poco fiables, o directamente frágiles. De hecho venía de usar unos Sony NW-WS413 –con sus humildes 4 GB– desde 2022.


Con los Aqua no hay que hacer malabares: los colocas, inicias la sesión desde los propios auriculares (sin el móvil, gracias a los 32 GB de almacenamiento interno) y te lanzas al agua.
Desde el primer largo, algo cambia. La música te acompaña. Y tú sigues nadando igual, sin preocuparte por nada. No hay cables, no hay gomas que se salgan. La banda que rodea la cabeza no se mueve. No se afloja. No molesta. Es como si no estuviera.
Pero lo más interesante llega después.
Estos auriculares te escuchan nadar
Al terminar la sesión, los datos aparecen en la app de Suunto: postura, ángulo de la cabeza, frecuencia respiratoria, deslizamiento en braza. Métricas de técnica que nunca había visto en unos auriculares. Y que, al menos en mi caso, me dijeron algo que no sabía: que respiro mal.

O más exactamente, que lo hago de forma asimétrica, con la cabeza girando más hacia un lado que al otro. Nunca me lo habían dicho en los entrenamientos. Tampoco lo había notado. Pero ahí estaba el gráfico.
Eso sí: no hay retroalimentación en tiempo real. Lo que obtienes es una lectura posterior, como si tuvieras un entrenador silencioso que toma notas mientras tú nadas.
Es cierto que la app podría ir más allá en su interpretación de los datos —falta contexto, falta orientación concreta—, pero como punto de partida, impresiona. Es otra forma de ver tu cuerpo en movimiento. De escucharte desde dentro. Para una futura versión sería estupendo poder escuchar instrucciones en tiempo real y no solo ver resultados a posteriori.
Son unos auriculares muy centrados en salud y ejercicio, no solo desde el deporte sino también desde lo funcional, desde la movilidad, la simetría, etc. Por ejemplo, tienen aviso de fatiga vertical si detectan que estamos demasiado tiempo con el cuello en la misma posición. También permiten hacer pruebas de dos minutos para evaluar la salud de nuestro cuello en base a su flexibilidad, ángulo de rotación, etc; o capacidad de salto (con altura del salto, tiempo en el aire, velocidad de impulso...).
Son claramente unos auriculares que entienden la salud como algo más que ejercicio y deporte, van a por los fundamentos más básicos de su territorio.


Por cierto, los Aqua prometen unas diez horas de autonomía, que en mis pruebas se han quedado entre siete y ocho en la mayoría de ocasiones (¿ya estaré perdiendo oído?). Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es que el cargador funciona como batería externa, con capacidad para recargar los auriculares dos veces más.
Es una base magnética que se engancha de forma firme, con USB-C, y que te permite irte de viaje –o los muy intrépidos, a una travesía muy larga– sin preocuparte de quedarte sin carga. Son detalles así los que marcan la diferencia entre un producto de escaparate y uno pensado para usarse.
¿Valen lo que cuestan?
Cuestan 200 euros. No es un capricho barato. Y si solo corres o haces bici, probablemente con unos Sonic, unos Wing o unos Shokz OpenRun (todos más baratos) tendrás suficiente.
Pero si nadas con frecuencia, y quieres algo que no solo aguante el agua sino que la entienda, los Suunto Aqua tienen pocas alternativas reales.
Y además, no son solo para escuchar música. Son, también, para escucharte a ti. Para aprender cómo te mueves. Cómo respiras. Cómo puedes mejorar.
No hacen magia, por supuesto. No te convertirán en un nadador olímpico. Pero sí te devuelven una sensación que en la tecnología deportiva empieza a escasear: la de que hay algo nuevo. Un avance real. Un producto que no se limita a hacer lo de siempre con otro diseño, sino que explora un territorio que otros dejaron de lado.
Y bajo el agua, eso se nota.
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Este dispositivo ha sido cedido para prueba por parte de Suunto. Puedes consultar cómo hacemos las reviews en Xataka y nuestra política de relaciones con empresas.
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