Hace 67 años el Papa Pío XII protagonizó el adiós más macabro de la Iglesia. El motivo: explotó en pleno funeral
Publicado el 04/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
A lo largo de sus casi dos décadas como Papa, a Pío XII le tocó lidiar con el complejo escenario de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, lo que lo ha convertido en una figura controvertida. Sus críticos le acusan de haber callado ante el exterminio nazi. Sus partidarios ven en él un estratega que maniobró para salvar vidas y evitar que la ira de Hitler arreciera sobre cristianos y judíos. Curiosamente y tras la muerte de Francisco I, estos días su nombre está sonando por una razón bien distinta: sus calamitosas exequias, que probablemente hacen del entierro de Pío XII el más macabro y comentado de la larga historia del Vaticano.
Al fin y al cabo no son pocas las crónicas que sostienen que durante su funeral ocurrió una de las peores cosas que pueden suceder en semejantes circunstancias: su cadáver explotó para pasmo de la curia y los médicos. Literalmente.
Un adiós con polémica

Pío XII tuvo un pontificado convulso. Y muy a su pesar (y el de la Iglesia) sus últimos días se vieron empañados por la misma sensación. Aunque su agonía no fue especialmente larga (se sintió mal el 6 octubre de 1958 y falleció solo unos días después, el jueves 9) todo lo relacionado con su estado de salud se convirtió en una obsesión para la prensa. Tanto interesaba y tal era la pelea por publicar en primicia la muerte del Papa que algunos medios decidieron echar mano de una fuente de primer nivel: el doctor Riccardo Galeazzi-Lisi, quien durante décadas había sido amigo, confidente y médico personal (archiatra pontificio) de Pío XII.
"En aquellos días el Vaticano era sumamente hermético y ni se le habría ocurrido proporcionar a los medios un comentario detallado y continuo sobre la salud del Papa. Así que las agencias de noticias estaban encantadas de pagarle al médico por sus servicios", recordaba en 2005 el periodista Alexander Chancellor. Cuando en 1968 se puso al frente de la delegación de Reuters en Italia, él mismo se encontró con un viejo teléfono rojo en la oficina que, según le explicaron sus colegas, había sido instalado allí diez años antes para poder contactar con Galeazzi-Lisi.
El problema es que el doctor resultó ser una fuente tan influyente como poco fiable y falta de escrúpulos. Con el tiempo Galeazzi-Lisi acabaría expulsado del Vaticano por presuntamente querer sacar partido de su posición en la Santa Sede mientras el Papa agonizaba. Para ser precisos, lo acusaron de colar una cámara a escondidas en su cuarto para fotografiar al moribundo y luego vender el material. La recompensa era jugosa. ABC recuerda que hubo revistas y editoriales que le ofrecieron 3.200 dólares por las instantáneas y otros 20.000 por su relato.
No fue lo único de lo que se acusó al doctor.
De Riccardo Galeazzi-Lisi también se cuenta que se comprometió a darle la exclusiva de la muerte del Papa a un periodista. El pacto consistía supuestamente en que cuando Pío XII hubiese pasado a mejor vida, el médico abriría una ventana de la residencia papal. Con lo que no contaron, ni el médico ni la prensa, fue con que el calor del octubre romano llevase a una monja a abrir esa misma ventana para ventilar el edificio, lo que llevó al reportero a malinterpretar la señal.
Otras fuentes aseguran que a lo que se había comprometido Galeazzi-Lisi era a agitar un pañuelo y que el periodista lo confundió con una cortina movida por el viento. Sea cual sea la versión correcta, lo cierto es que el miércoles 8 de octubre, cuando el Papa estaba agonizante pero todavía vivo, varios medios salieron a la calle con una noticia tan rotunda como falsa: "Il papà è morto". Faltaban todavía varias horas para que Pío XII falleciera debido a un "trastorno circulatorio".