Europa ha conseguido crear su primer eclipse artificial con las naves Proba-3. Y todo gracias a una tecnología española

Publicado el 16/06/2025 por Diario Tecnología
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Europa ha conseguido crear su primer eclipse artificial con las naves Proba-3. Y todo gracias a una tecnología española

Por primera vez en la historia, dos satélites han volado en una formación perfecta para crear un eclipse solar artificial en la órbita terrestre, ofreciendo imágenes de la corona del Sol con un detalle que no es posible capturar durante los eclipses naturales.

Las imágenes de un eclipse artificial. La Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de hacer públicas las primeras fotos de la misión Proba-3, la culminación de un proyecto de más de una década que valida nuevas tecnologías de vuelo de precisión.

La gran ventaja de Proba-3 es que puede generar estos eclipses artificiales durante seis horas en cada órbita de 19,6 horas. Un eclipse solar natural, en cambio, ocurre como mucho un par de veces al año y dura apenas unos minutos. Esta capacidad de observación continua abre una ventana para resolver algunos misterios de nuestra estrella.

El papel de España en Proba-3. La misión de 200 millones de euros cuenta con la participación de 29 empresas en 14 países distintos, de los cuales España tiene un papel protagonista. España aportó el 40% del presupuesto y las tecnologías clave a través de Sener, GMV (responsable del software y los algoritmos del vuelo en formación) y Airbus Defence and Space en España.

Dos satélites sincronizados. La misión consta de dos naves espaciales: el Ocultador y el Coronógrafo. En marzo, lograron por primera vez lo que ninguna misión había conseguido antes: volar de forma autónoma a una distancia exacta de 150 metros la una de la otra, manteniendo esa formación con una precisión milimétrica durante horas.

Para ponerlo en perspectiva, es como si dos coches en una autopista mantuvieran una distancia fija entre ellos con la exactitud del grosor de una uña, pero en una órbita elíptica que se aleja hasta 60.000 km de la Tierra. Y mientras vuelan en esta formación perfecta, se alinean con el Sol.

Primer eclipse artificial creado por la misión Proba-3 de la ESA

Qué estamos viendo en estas fotos. Para conseguir estas imágenes, el Ocultador, que lleva un disco de 1,4 metros de diámetro, bloquea la luz directa del Sol, proyectando una sombra de apenas 8 centímetros sobre el instrumento óptico del segundo satélite, el Coronógrafo.

Cuando la apertura de 5 cm de su telescopio (llamado ASPIICS) queda cubierta por esa diminuta sombra, puede fotografiar la corona solar sin ser deslumbrado, algo parecido a lo que ocurre durante un eclipse total natural, pero pudiendo captar la actividad de la atmósfera del Sol durante horas.

Para qué queremos eclipses a la carta. Para tratar de resolver dos de los grandes misterios del Sol. En primer lugar, por qué la corona del Sol (que alcanza temperaturas de un millón de grados Celsius) es mucho más caliente que su superficie (que está a 5.500 ºC). Esta inversión térmica es uno de los mayores rompecabezas de la astrofísica y Proba-3, al poder observar tan cerca del limbo solar y con tan poca luz parásita, proporcionará datos clave para resolverlo.

La segunda es cómo se gestan las tormentas solares que amenazan a nuestra tecnología. La corona es la cuna del viento solar y de las eyecciones de masa coronal, explosiones masivas de partículas que el Sol lanza al espacio. Estos eventos son los responsables de las auroras, pero también pueden causar estragos en los satélites, los transformadores y otros dispositivos eléctricos en la Tierra.

Un éxito rotundo. El éxito de Proba-3 no solo está en las imágenes científicas, sino en la demostración de que el vuelo en formación de alta precisión es posible. Esto abre la puerta a futuras misiones con telescopios virtuales gigantes, formados por múltiples naves espaciales que actúen como una sola. El siguiente paso es alcanzar la autonomía total, donde el sistema funcionará con tanta confianza que ni siquiera necesitará supervisión rutinaria desde la Tierra.

Imágenes | ESA

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