Estas imágenes reales eran impensables antes del telescopio Webb: son planetas orbitando otras estrellas a 130 años luz
Publicado el 20/03/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Uno de los propósitos originales del telescopio espacial James Webb era la observación directa de exoplanetas: mundos lejanos que orbitan sistemas estelares distintos al Sol. Las últimas imágenes del observatorio de 10.000 millones de dólares demuestran el nivel de detalle que es capaz de captar.
Jóvenes y gaseosos. El telescopio Webb, operado por la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA), ha estado observando un sistema planetario a 130 años luz de la Tierra. A la tierna edad de 30 millones de años, este vecindario llamado HR 8799 es mucho más joven que nuestro sistema solar, que tiene 4.600 millones de años.
Los cuatro planetas de la foto que giran alrededor de la estrella HR 8799 son gigantes gaseosos similares a Júpiter y Saturno. Al ser tan jóvenes, además de gigantes, conservan el calor residual de su formación, lo que hace que emitan una gran cantidad de luz infrarroja. Esta luz es lo que ha permitido al telescopio espacial Webb capturar imágenes claras y directas de los exoplanetas.
Un hallazgo importante. Uno de los aspectos más sorprendentes de estas observaciones es la presencia notable de dióxido de carbono en las atmósferas de los cuatro planetas gigantes. Un estudio publicado por The Astronomical Journal asocia el CO2 a una gran cantidad de elementos pesados como carbono, oxígeno y hierro en el cuerpo gaseoso de estos exoplanetas.
El estudio respalda la teoría de formación por acreción del núcleo, que es el mismo mecanismo propuesto por los astrónomos para la formación de Júpiter y Saturno en nuestro sistema solar. Según esta teoría, los planetas gigantes comienzan formando núcleos sólidos que después atraen grandes cantidades de gas del disco protoplanetario que rodea a una estrella joven.
Cocinado a fuego lento. La composición química observada por el Webb en el sistema HR 8799 es una pista de que los planetas se formaron por acumulación lenta de materiales pesados, en lugar de procesos alternativos más rápidos.
Los científicos han podido analizar también diferencias importantes entre los planetas. Por ejemplo, HR 8799 b, el más alejado de su estrella, muestra una mayor riqueza en dióxido de carbono, mientras que HR 8799 e, el más cercano a su estrella, parece haberse formado en condiciones muy diferentes, en una región más cálida y con una composición distinta.
Otro trabajo de NIRCam. Gracias a la cámara NIRCam y su coronógrafo, que bloquea la luz brillante de la estrella central, el Webb no solo ha podido observar el sistema HR 8799, sino también 51 Eri b, un planeta relativamente frío y joven situado en el sistema 51 Eridani, a 96 años luz de la Tierra.
Este planeta orbita a una distancia considerable de su estrella, semejante a una ubicación entre Saturno y Neptuno de nuestro sistema solar. En este caso, el Webb también ha detectado una atmósfera rica en dióxido de carbono, lo que apoya aún más la hipótesis del núcleo sólido como mecanismo de formación.
Imágenes | NASA, ESA, CSA, STScI, JHU
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