España tiene un gigante ferroviario en las sombras. Y acaba de conseguir el “contrato del siglo”
Publicado el 26/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Si has viajado a Bélgica, es probable que hayas descargado la aplicación de SNCB para desplazarte de una ciudad a otra. Se trata de ‘la Renfe’ belga y, hace unos años, anunciaron que iban a renovar el 50% de su flota de aquí a 2032. Lo interesante del asunto es que es una operación de 3.400 millones de euros que no ha recaído en cualquiera: lo ha hecho en una empresa española llamada CAF.
Y si te estás preguntando qué diantres es CAF, estás en todo tu derecho, pero seguramente habrás montado en uno de sus trenes.
“El contrato del siglo”. En un comunicado de SNCB, el operador detallaba el preacuerdo alcanzado con la española, algo que replicaba la propia CAF detallando que el compromiso inicial del mismo será de 1.695 millones de euros. Esto incluye el desarrollo, fabricación y suministro de 600 trenes AM30 (trenes interurbanos con motor integrado y autonomía mediante batería cuando operen en líneas no electrificadas) con un total de 170.000 plazas, aunque el compromiso inicial es de 1.695 millones de euros para 54.000 plazas.
La propuesta de CAF ha tenido que competir con otros fabricantes, como la francesa Alstom que argumentaba precios más baratos, fábricas en Bélgica y ese fomento industrial local. No está todo cerrado, ya que aunque SNCB se ha decantado por la española, los intereses políticos entran en juego en algo así. Hay un debate alrededor de la firma y, por ejemplo, como leemos en Crónica Vasca, un diputado del partido belga Staf Aerts ha desacreditado a la empresa, señalado que CAF está colaborando para crear una línea de metro desde Jerusalén hasta los territorios palestinos ocupados por Israel”
Como decimos, está por ver que el acuerdo se cierre finalmente, pero por su magnitud, ya se habla del “contrato del siglo” del sector ferroviario, con evidentes consecuencias en la cartera de CAF.
Centenaria. Esta noticia, por su magnitud, ha saltado a la primera plana de numerosos diarios económicos nacionales y europeos, pero la gran pregunta que muchos podríamos tener es… qué es CAF y por qué es tan importante. CAF responde a ‘Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles’ y se trata de una empresa que nació en 1917 en Beasain, País Vasco.
Se fundó sobre talleres que ya existían desde el siglo XIX y desde el principio se dedicó a la fabricación y alquiler de vagones, así como otros elementos para el transporte ferroviario. Y en este más de un siglo, se ha convertido en una de las empresas más grandes del país.

Salto mundial. Fueron desarrollando su negocio dentro de nuestras fronteras, suministrando trenes a Renfe, pero en la década de los 90, consolidaron el salto internacional al operar de forma más firme en otros países gracias a la apertura de una treintena de filiales. En España tienen, sobre todo, trenes de alta velocidad de ancho variable fabricados junto a la propia Alstom, así como trenes eléctricos y diésel para servicios regionales y los Cercanías de Renfe.
Sin embargo, gran parte de su cartera de pedidos es para la exportación. Han fabricado unidades para ciudades como Londres, Bruselas, o Sídney, así como el Metro de Santiago de Chile y México, trenes ligeros para ciudades estadounidenses como Boston o los OARIS: trenes de alta velocidad (hasta 350 km/h) que forman la espina dorsal de la red ferroviaria de Noruega. Y, para cubrir las necesidades, han ido abriendo fábricas por todo el mundo.
¿Por qué el misterio? Pese a todo, que no conozcamos demasiado CAF más allá de su área de influencia directa (donde tienen las fábricas y contratan empleados) tiene todo el sentido del mundo. Antes hablábamos de Talgo, también una histórica ferroviaria que no sólo destacó por sus trenes, sino por bautizar los vehículos con su propio nombre. Subir al Talgo era sinónimo de subir al tren al igual que pedir un kleenex es pedir un pañuelo o, en algunos países, jugar “a la play” es jugar a cualquier videoconsola en general.
En el caso de CAF no ocurrió lo mismo y, aunque es un orgullo industrial en Euskadi y muy reconocida entre expertos de todo el mundo, su negocio ha permanecido “en las sombras”. Operan principalmente en el sector B2B, lo que implica trabajo para grandes operadores tanto públicos como privados y no para el consumidor final, y no bautizan sus creaciones como “CAF”, lo que los mantiene en una posición desconocida para el gran público.
Sin embargo, las últimas décadas su negocio ha crecido, sobre todo en el exterior, y con contratos como el conseguido en Bélgica y el salto a grandes medios, es más probable que el nombre ‘CAF’ nos vaya sonando más y más.
Imágenes | Jordi Verdugo
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