Es posible que veamos algo verdaderamente insólito en los próximos 10 años: la explosión de un agujero negro
Publicado el 16/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
En algún momento de los próximos 10 años probablemente seamos testigos de la explosión de un agujero negro, según un nuevo modelo publicado en Physical Review Letters. A la luz de los telescopios, este poderosísimo evento tiene el potencial de confirmar la teoría más famosa de Stephen Hawking y entregarnos un catálogo de partículas desconocidas del universo.
En corto. Un equipo de físicos teóricos de la Universidad de Massachusetts Amherst ha recalculado la probabilidad de ver en directo la violenta explosión de un agujero negro bajo el supuesto de que existan agujeros negros primordiales en hibernación.
Su conclusión es que el evento más potencialmente transformador de la cosmología moderna podría estar a la vuelta de la esquina: calculan más de un 90% de posibilidades de que seamos testigos de la explosión de un agujero negro primordial durante la próxima década, bajo los supuestos que plantea el modelo.
El premio gordo de la física. Ver explotar un agujero negro sería transformador en, al menos, tres frentes. Sería la primera observación directa de la radiación de Hawking, la famosa teoría de 1970 con la que Stephen Hawking postulaba que los agujeros negros pierden masa lentamente emitiendo partículas, por lo que no son completamente negros.
Además, se cree que un agujero negro en evaporación emite todas las partículas fundamentales cuya masa sea inferior a su temperatura. Por lo tanto, la explosión de un agujero negro debería revelar desde los electrones y quarks que conocemos, hasta hipotéticas partículas de materia oscura y otras completamente desconocidas para la ciencia.
Por último, el evento confirmaría los agujeros negros primordiales. A diferencia de los agujeros negros que se forman por el colapso de estrellas masivas, se cree que los primordiales se formaron en las condiciones extremas del universo menos de un segundo después del Big Bang. "Revolucionaría por completo la física y nos ayudaría a reescribir la historia del universo", dice en un comunicado Joaquim Iguaz Juan, coautor del estudio.
Cómo explota un agujero negro. La idea de que los agujeros negros pueden explotar deriva directamente de la radiación de Hawking. La teoría dice que cuanto más ligero es un agujero negro, más alta es su temperatura y más rápido emite partículas. Esto crea un proceso descontrolado: a medida que irradia, pierde masa y se calienta aún más. En consecuencia, irradia a un ritmo cada vez mayor hasta que, en sus momentos finales, se desvanece en una explosión de radiación de alta energía (principalmente rayos gamma).
El problema es que, hasta ahora, los físicos creían que las probabilidades de ver un evento así eran infinitesimales. Estos cálculos, basados en agujeros negros sin carga eléctrica (los agujeros negros de Schwarzschild), sugerían que las explosiones ocurren, como mucho, una vez cada 100.000 años. Con esas probabilidades, tendríamos que tener muchísima suerte para ver una.
De dónde sale ese 90% de probabilidad. Los investigadores decidieron cuestionar la suposición de partida: ¿y si los agujeros negros primordiales no son eléctricamente neutros? La nueva hipótesis propone la existencia de una fuerza similar al electromagnetismo, pero en el sector oscuro: con un "fotón oscuro" y un "electrón oscuro" muy pesado. Si un agujero negro primordial se formara con una pequeña carga eléctrica oscura, su destino cambiaría por completo.
Este mecanismo funciona como un freno. A medida que el agujero negro pierde masa por la radiación de Hawking, su relación carga/masa aumenta, haciendo que su temperatura baje drásticamente, lo que lo somete a un estado de hibernación durante miles de millones de años. Pasado ese tiempo, el campo eléctrico oscuro cerca del horizonte se vuelve tan intenso que descarga el agujero negro de golpe, provocando la explosión final que hemos estado esperando.
¿Por qué aumenta esto las probabilidades de observación? Porque este largo periodo de estabilidad permite que agujeros negros mucho más ligeros (y, por lo tanto, mucho más numerosos) sobrevivan hasta nuestros días. Un mayor número de candidatos cercanos aumenta drásticamente la tasa de explosiones locales, pasando de una cada 100.000 años a una cada 10 años.
Tenemos la tecnología para verlo. La mejor parte es que no necesitamos construir nueva tecnología. Observatorios de rayos gamma como HAWC en México y LHAASO en China ya están escaneando el cielo y son perfectamente capaces de detectar el estallido de un agujero negro primordial cercano, a una distancia de hasta 0,3 años luz.
"Ya tenemos la tecnología para observar estas explosiones, así que deberíamos estar preparados", dice Michael Baker, autor principal del estudio. De ocurrir, sería un momento histórico. Estaríamos viendo, por primera vez, el eco final de la creación del universo, un primer vistazo a los secretos más fundamentales del cosmos en un único y espectacular estallido de luz.
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