Del iPhone 4 al iPhone 17: un viaje por 15 años de keynotes del iPhone que cambiaron la historia
Publicado el 04/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Recuerdo perfectamente aquel verano de 2010, con Steve Jobs en el escenario del Moscone Center presentando el iPhone 4. Era un evento de junio, todavía ligado al calendario de la WWDC, cuando el iPhone era el gran invitado en la fiesta de los desarrolladores. Jobs subió al escenario con aquella sobriedad característica, camiseta negra de cuello alto y jeans, y nos enseñó un teléfono que parecía sacado de un futuro cercano. El diseño de acero inoxidable, la pantalla Retina que hacía invisible el píxel, y esa sensación de estar asistiendo a algo mucho más grande que un simple producto tecnológico. Ya lo habíamos visto antes, en una sonada filtración inédita en la era de Jobs.
El iPhone 4 fue el último modelo presentado en ese ciclo veraniego de Apple. A partir de 2011, con el iPhone 4S, la compañía decidió mover la cita a septiembre, un mes que poco a poco se convirtió en sinónimo de iPhone. Ya no era un aperitivo en la conferencia de desarrolladores, sino un plato fuerte con protagonismo propio. El cambio fue mucho más que una cuestión de fechas: fue el inicio de un ritual anual que impacta en el calendario tecnológico de todo el planeta.
El impacto en los consumidores fue inmediato. Ya no esperábamos junio, sino septiembre. Y con cada invitación enviada, con cada eslogan enigmático cuyo juego siempre es descifrar las pistas que creemos que Apple nos deja, comienzan semanas de especulación, análisis y filtraciones. El evento del iPhone se transformó en un fenómeno cultural: ya no solo se trataba de un lanzamiento de producto, sino de una cita obligatoria para medios, analistas y sobre todo, para millones de personas que descubrían en directo cuál sería el dispositivo que los acompañaría en su día a día durante los siguientes años.
La transición hacia septiembre y la era de Tim Cook

La keynote del iPhone 4S en septiembre de 2011 fue histórica por varias razones. Fue la primera presentada por Tim Cook tras la retirada de Steve Jobs, y la última en la que Jobs estuvo vivo: fallecería apenas un día después. El iPhone 4S no solo trajo a Siri al mundo, también inauguró la era en la que Cook tomaría las riendas de un evento que ya era mucho más que tecnología. Apple estaba cambiando su tono, pasando del carisma irrepetible de Jobs a una puesta en escena coral, donde varios ejecutivos tomaban el escenario para mostrar el producto como un trabajo de equipo. Nadie podía competir con Jobs en los escenarios y desde este lado, tampoco pedíamos.
En 2012 llegó el iPhone 5, y con él la primera gran ruptura de diseño: una pantalla más alargada, un nuevo conector Lightning y un cuerpo más ligero. Fue un iPhone que abrió camino, pero también marcó la primera vez que Apple se enfrentó a críticas por cambiar el conector de 30 pines (¿os suena?). Aquella decisión parecía radical, pero con el tiempo se consolidó como una de las más acertadas de la compañía. Curiosamente, con la estandarización del USB-C en el mundo Android, a Apple se le criticaba porque daba la impresión de que cambiaba de cable propietario a menudo - cuando realmente el único cambio fue a Lightning - y duró más de diez años.
El año 2013 fue otro punto clave, con la llegada del iPhone 5S y el iPhone 5C. El primero introdujo Touch ID y el procesador de 64 bits, un salto técnico que transformó lo que un iPhone nos permitía hacer para ser un dispositivo de bolsillo. El segundo fue el experimento más colorido de Apple en la gama iPhone, con carcasas de policarbonato en tonos vivos. No fue un éxito comercial arrollador, pero sí un recordatorio de que Apple también podía jugar con un lenguaje visual diferente. Ese contraste entre lo serio y lo lúdico reflejaba bien cómo la compañía buscaba encontrar su nueva voz bajo la dirección de Cook.
El impacto del iPhone 6 y la consolidación de la pantalla grande

2014 fue un año crucial. El iPhone 6 y el iPhone 6 Plus rompieron el molde y por fin llevaron a Apple al terreno de las pantallas grandes, algo que los usuarios venían pidiendo desde hacía tiempo. Fue también el evento en el que vimos por primera vez el Apple Watch y Apple Pay, confirmando que el iPhone no era solo un dispositivo aislado, sino el centro de un ecosistema que empezaba a ramificarse hacia la muñeca y hacia la forma en la que pagábamos en el mundo físico.
Recuerdo perfectamente el impacto cultural del iPhone 6 Plus: de pronto, tener un teléfono de 5.5 pulgadas dejaba de ser algo extraño o incómodo. Era el inicio de una tendencia que definiría toda la industria. Apple no inventó el phablet, pero sí lo legitimó con un diseño combinado de software y hardware que le dio sentido. Y en el evento de septiembre de ese año quedó claro que cada keynote ya no era solo sobre un producto, sino sobre hacia dónde iba la compañía.
En 2015, con el iPhone 6S, Apple nos mostró que “lo de dentro” podía ser igual de revolucionario. La llegada del 3D Touch y del motor háptico fue el inicio de una nueva forma de interactuar con la pantalla, aunque con los años acabaría desapareciendo. Lo que no desapareció fue “Hey Siri”, que podía invocarse por primera vez sin necesidad de desbloquear el teléfono. Ese pequeño detalle, presentado en el Bill Graham Civic Auditorium, marcaba la transición hacia un iPhone cada vez más centrado en la inteligencia contextual.
El iPhone 7, el adiós al jack y el comienzo del Apple Park

El iPhone 7 en 2016 fue otro evento memorable. Eliminar el puerto de auriculares fue una de las decisiones más polémicas en la historia del iPhone, pero también una de las más visionarias. En ese momento, parecía un sacrilegio. Hoy, pocos lo echan de menos, aunque curiosamente los auriculares de cable están protagonizando una remontada por su comodidad de uso sin batería ni complicaciones. Aquella keynote también nos presentó un nuevo color negro brillante (mi absoluto favorito en la época, el Jet Black), los primeros AirPods y un sistema de doble cámara que redefinió la fotografía móvil con el modo retrato.
Y entonces llegó 2017. No era un año cualquiera. Apple inauguraba el Steve Jobs Theater en el flamante Apple Park, y lo hacía con el iPhone X. Estuve invitado al evento y fue quizás uno de los momentos más importantes de estos años cubriendo el mundo Apple. Recuerdo estar en el Steve Jobs Theater aquel día con la sensación de estar presenciando algo irrepetible. La pantalla OLED sin marcos, Face ID, los gestos de navegación: todo cambió de golpe. Fue el mayor salto en diseño desde el iPhone original, y a la vez el inicio de un lenguaje visual que todavía define a los iPhones actuales. De momento.
El iPhone 8, presentado en el mismo evento, quedó rápidamente eclipsado. El verdadero protagonista era aquel teléfono de mil dólares que parecía sacado del futuro. En retrospectiva, el iPhone X marcó el comienzo de la segunda década del iPhone. Y el hecho de que su lanzamiento coincidiera con la inauguración del nuevo campus reforzó la idea de que Apple estaba entrando en una nueva era.
De la pandemia a la era del streaming

En 2018 y 2019, Apple consolidaba su estrategia. Los iPhone XS y iPhone XR trajeron variedad de tamaños y precios, y el iPhone 11 introdujo por primera vez la denominación “Pro” en un teléfono. La compañía comenzaba a segmentar su gama como nunca antes, ofreciendo desde modelos más accesibles hasta auténticas máquinas fotográficas para llevar en nuestros bolsillo.
Pero fue 2020 el año que lo cambió todo. La pandemia obligó a Apple a reinventar sus keynotes. Por primera vez, el evento del iPhone se grabó y se emitió en streaming con un nivel de producción cinematográfica espectacular. El iPhone 12 fue presentado en un Apple Park vacío, pero a través de un formato que rápidamente se convirtió en referencia para toda la industria. Ese año, además, Apple introdujo el 5G en el iPhone, una de las mayores revoluciones en conectividad desde la llegada del 3G.
De 2020 a 2022, las presentaciones se volvieron un ritual casi perfecto: guiones milimétricamente editados, transiciones que parecían salidas de una película de ciencia ficción y un Tim Cook que paseaba por Apple Park como si fuera su casa (lo cual en cierto sentido es cierto). Fue un recordatorio de que, incluso sin público en la sala, el evento del iPhone seguía siendo capaz de emocionar y marcar tendencia. Así que se quedaron con el formato.
El regreso del público y el iPhone de hoy

Desde la WWDC22, Apple volvió a abrir las puertas del Steve Jobs Theater, aunque aún con mascarillas con los packs de bienvenida. Los iPhone recuperaron la mezcla entre evento presencial y streaming, combinando la emoción del público con la perfección visual del formato grabado. Fue una vuelta simbólica a la tradición, pero también una muestra de que Apple había aprendido a narrar mejor sus historias gracias a su experiencia digital narrativa.
Y llegamos a este 2025, con el iPhone 17 como protagonista. Un evento que ya no sorprende solo por el producto, sino por lo que representa: quince años después del iPhone 4, seguimos reuniéndonos cada septiembre para descubrir cómo cambia el dispositivo que llevamos en el bolsillo. Para el consumidor, cada septiembre es ya un ritual. Sabemos que habrá nuevos colores, nuevas cámaras y nuevas funciones, pero también sabemos que puede haber un momento para la sorpresa.
Quince años de keynotes del iPhone nos enseñan varias lecciones. La primera es que Apple ha sabido reinventar el formato del evento sin perder su esencia: del Moscone al Apple Park, de junio a septiembre, de las keynotes en directo a los espectáculos grabados en plena pandemia. Cada transformación ha reflejado no solo la evolución del producto, sino también de la propia compañía y del mundo en el que vivimos.

La segunda es que hay ciertos hitos que definen toda una era: el iPhone 4 con su pantalla Retina, el iPhone 5S con Touch ID, el iPhone 6 con las pantallas grandes, el iPhone X con Face ID, el iPhone 12 con 5G, el iPhone 14 Pro con la Dynamic Island, y ahora el iPhone 17 con todas las novedades que estamos a punto de conocer - como ese cambio de ciclo que puede iniciarse con el iPhone 17 Air. Cada uno de esos momentos no solo ha cambiado la gama iPhone, sino que también ha redefinido lo que esperábamos del propio dispositivo - y del propio ecosistema.
La tercera lección es que el evento del iPhone ya no es solo de Apple: es de todos. De los que somos aficionados a la marca y de quienes la miran de reojo. Es un fenómeno cultural, un espectáculo global que cada septiembre nos recuerda que seguimos viviendo en la era del iPhone. Una era que comenzó en 2007 con Steve Jobs y sus 13 segundos. diciendo “hoy Apple va a reinventar el teléfono” y que, quince años después del iPhone 4, sigue tan vigente como entonces... aunque aún esperemos más sorpresas. Dentro de unos días, os las contaré desde el mismísimo Apple Park en el corazón de Cupertino.
En Applesfera | Ha llegado septiembre, el mes grande para Apple (y para nosotros). Esto es todo lo que van a lanzar
utm_campaign=04_Sep_2025"> Pedro Aznar .