Computadoras robustas, autónomas y reparables que duren 100 años
Publicado el 01/04/2025 por Diario Tecnología Artículo originalThomas Hunter II tiene una propuesta de diseño de ordenadores postapocalípticos capaces de durar 100 años. Porque con toda la basura de obsolescencia programada, dispositivos no reparables y tan dependientes de internet y de los fabricantes de software, mal vamos.
Todo esto se parecería a los ordenadores de series como Silo, Separación, Galáctica: Estrella de combate o The Expanse. Serían máquinas con:
- Autonomía total. Para funcionar sin conexión a Internet, sin suscripciones, activaciones ni polladas.
- Reparabilidad. Que incluyeran documentación completa (impresa y digital), piezas reemplazables, y nada de componentes soldados o propietarios.
- Portabilidad y energía. Baterías duraderas y recargables mediante diversas fuentes (solar, manual, etc.). Y con entradas eléctricas más amplias, tolerantes y compatibles.
- Software libre y compilable. Tanto el código fuente del sistema como las herramientas necesarias para desarrollar: compiladores, intérpretes, herramientas básicas, etc.)
- Sistema operativo sencillo y estable. Adiós a Windows o macOS, debido a su complejidad; las versiones Linux simplificadas serían más que suficientes.<>/li>
- Interfaces de usuario robustas y duraderas. Pantallas sin bisagra, teclado con letras claras y permanentes, conexiones físicas universales (serie, paralelo, jack de audio, GPIO, etc.)
- Medios de comunicación diversos. Tanto cableado de red como wifi pero también radio definida por software (SDR), sensores y formas básicas de comunicación (infrarrojos, sonido, luz visible).
- Simplicidad de uso. Preferiblemente interfaces simples o incluso de modo texto, que no necesiten ratón y requieran menos recursos, que fueran más comprensibles a largo plazo.
- Gestión del sistema y recuperación. Herramientas como imágenes ZFS para restaurar el estado del sistema tras errores o fallos de hardware.
¿Podría funcionar? Pues seguramente tendría hueco en el mercado. ¿Durarían un siglo? Ahí hay que ser más optimistas pero, oye, quién sabe.