China se está tomando muy en serio la Defensa Planetaria: su próxima misión para este año es desviar un asteroide

Publicado el 10/09/2025 por Diario Tecnología
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China se está tomando muy en serio la Defensa Planetaria: su próxima misión para este año es desviar un asteroide

Puede que no necesitemos finalmente a Bruce Willis, pero Armageddon ya no es una película tan improbable como parecía. Después de que Estados Unidos lograra desviar por primera vez en la historia un asteroide, China se prepara para lanzar este mismo año su propia misión de Defensa Planetaria. Eso sí, con algo que la NASA no tuvo: una segunda sonda para registrar todo en directo.

Un poco de contexto. En 2013, la NASA y la Agencia Espacial Europea crearon el programa AIDA para demostrar el desvío de asteroides cercanos a la Tierra. El impactador cinético DART de la NASA se estrellaría a gran velocidad sobre un pequeño asteroide llamado Dimorfo, y el orbitador AIM desarrollado por la ESA registraría el evento en directo para medir los efectos del impacto.

La ESA acabó abandonando el desarrollo de AIM por la falta de apoyo financiero de los Estados miembros. Pero la NASA continuó con el desarrollo de DART y, el 26 de septiembre de 2022, desvió con éxito el asteroide, contando con un pequeño cubesat italiano (LICIACube) como único testigo de la proeza. La misión Hera de la ESA, sucesora espiritual de AIM, está viajando a Dimorfo para tomar datos a partir de su llegada en diciembre de 2026, cuatro años después del impacto.

Ahora le toca a China. Aunque la colaboración NASA-ESA no llegó a materializarse tal y como había sido concebida, China tiene en marcha su propia versión de AIDA. Por ahora se conoce como "prueba experimental del sistema de defensa contra asteroides cercanos a la Tierra", pero está muy cerca de hacerse realidad (probablemente con un nombre menos aséptico).

Wu Weiren, diseñador de algunas de las misiones más importantes del programa espacial chino, comentó en una conferencia en Heféi que el lanzamiento está previsto tan como este año a bordo de un cohete CZ-3B. Si tiene éxito, la misión convertirá a China en el segundo país del mundo en chocar deliberadamente contra un asteroide para modificar su órbita. Y lo que es mejor: con una segunda sonda cargada de sensores para registrar el impacto en directo.

Dos naves en lugar de una. A diferencia de la misión de la NASA, que envió una única sonda kamikaze con el cubesat italiano en su interior, el plan de China contempla el lanzamiento de dos naves: un impactador y un observador que hará un reconocimiento exhaustivo. En cuanto al asteroide, el elegido es 2020 PN1, situado en una órbita de herradura a decenas de millones de kilómetros de la Tierra.

Como detalla Wu Weiren, la nave observadora llegará primero para mapearlo y obtener datos físicos precisos. Poco después, la nave impactadora colisionará a alta velocidad contra el asteroide bajo la atenta mirada del observador, además de una red combinada de telescopios en tierra y en el espacio. El objetivo es medir con precisión los cambios en la órbita, la morfología y el material expulsado por el choque de la nave, para evaluar la efectividad del impacto. La meta es incluso más modesta que la de DART: producir una desviación orbital de entre 3 y 5 centímetros.

Más difícil de lo que parece. La nave tendrá que viajar durante meses, ajustando su rumbo para acertar en un objeto de apenas unos cientos de metros de diámetro, con un margen de error mínimo. A lo que hay que sumar la incertidumbre sobre la composición del asteroide: no es lo mismo chocar contra una roca sólida que contra una amalgama de escombros sueltos.

El desafío es inmenso. "Como golpear una mosca desde decenas de millones de kilómetros de distancia", publica el Global Times. Pero la NASA demostró que es posible, y ahora China tiene la oportunidad de confirmar que la humanidad es capaz de defenderse de una de las mayores amenazas existenciales que enfrenta la Tierra: el impacto de un objeto cercano.

La primera prueba de un plan a largo plazo. Esta misión es solo la primera pieza de un ambicioso puzzle con el que China planea establecer un sistema completo de detección y defensa contra asteroides. El país ya cuenta con una red de vigilancia terrestre, que incluye el telescopio del Observatorio de la Montaña Púrpura y el proyecto "China Compound Eye", un conjunto de radares capaz de obtener imágenes de alta precisión de asteroides a millones de kilómetros.

El plan es complementar esta red terrestre con una flota de satélites de observación en el espacio y tener un catálogo de opciones para actuar en cuanto se detecte una amenaza. No es ciencia ficción, sino un plan real y urgente. A principios de 2025, en medio de la creciente preocupación por el asteroide 2024 YR4, China abrió un proceso de reclutamiento en busca de expertos en astrofísica y cooperación internacional para crear su propia fuerza de defensa planetaria.

Demostración de músculo espacial. Esta nueva misión llega en un momento en que el programa espacial de China avanza a un ritmo vertiginoso en contraste con los recortes científicos de la NASA. La experiencia de China en el manejo de misiones al espacio profundo es cada vez mayor, y ya ha conseguido hitos que Estados Unidos no posee, como traer muestras de la cara oculta de la Luna.

En mayo de este mismo año, China lanzó además la sonda Tianwen-2, que se dirige al cuasi-satélite Kamo'oalewa para recoger las primeras muestras de este peculiar objeto, un probable fragmento de nuestra Luna. Las muestras llegarían a la Tierra en 2027. Posteriormente, la nave continuará su viaje hasta un cometa del cinturón principal, en la misión más lejana jamás emprendida por el país. El siguiente paso: traer las primeras muestras de Marte con Tianwen-3, algo que parece que China también va a conseguir antes que Estados Unidos y Europa.

Imagen | ESA

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