China ha roto la baraja del coche eléctrico con recargas brutalmente rápidas. Tanto que la autonomía ya es lo de menos
Publicado el 17/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Cuando Jim Farley volvió de China se trajo varias lecciones bajo el brazo.
Casi que da igual cuándo leas esto porque, con cada visita a China del CEO de Ford, Farley siempre se encarga de airear todo lo que ha aprendido allí. Entre lo aprendido, un día puso en duda la importancia real de las autonomías inacabables para un coche eléctrico.
Teniendo en cuenta que el tamaño de la batería de un coche eléctrico sigue siendo un asunto demasiado espinoso a la hora de abaratar los coches, Farley señalaba que su estrategia de cara al futuro pasaba por fabricar eléctricos de pequeño tamaño porque en cuanto se metía más batería el precio se disparaba.
"Si tienes baterías así, no puedes ganar dinero", argumentaba en referencia a los coches de baterías gigantescas, los mismos que prometen autonomías de muchos cientos de kilómetros y que, de cara al futuro, prometen alcanzar los 1.000 kilómetros entre recargas.
Farley ha sido una voz crítica con esos coches eléctricos gigantescos pero no es el único que se ha expresado en esos términos. Mazda, por ejemplo, hizo la misma reflexión hace tiempo, poniendo el foco en que las baterías de gran tamaño elevaban los costes del coche... y su peso, una línea roja que la compañía nipona siempre ha tratado de esquivar.
Aunque el enfoque no era exactamente el mismo en la forma (los nipones estudian incorporar versiones de rango extendido con motores rotativos de combustión, como han hecho con el MX-30), en el fondo sí dejaban entrever que la apuesta debía ser otra: autonomías contenidas pero con sistemas que las estiraran de forma sencilla. Bien con recargas muy rápidas o, en el caso de Mazda, con un pequeño motor de combustión que pueda salvarte en cualquier momento.
En China opinan algo parecido. Si bien hay dos caminos claramente definidos y uno de ellos apuesta por las baterías enormes, otros sí tienen claro que deben conseguir las cargas más rápidas posibles para ofrecer un coche eléctrico atractivo al gran público.
BYD es una de ellas. Pero no es la única.
Más kilómetros o más rápido
Cuando la semana pasada asistimos a la presentación del Mazda 6e, sentí que los asistentes a la rueda de prensa salimos con un regusto agridulce y una idea más o menos clara con todos con quienes hablé.
La berlina completamente eléctrica, que Mazda ha creado junto a Changan, se vende con una batería de 68,8 kWh o con una segunda de 80 kWh. Esta última opción parecía la ideal para quienes quisieran utilizar su coche para viajar con comodidad. Si suponemos un consumo de 20 kWh/100 km, la primera no llegará por poco a 350 kilómetros entre recargas y la segunda sí rozaría los 400 kilómetros de una sola sentada.
Sin embargo, la primera batería se puede cargar a un máximo de 165 kW de potencia, pasando del 10 al 80% en 24 minutos. La segunda, por el contrario, no puede hacerlo a más de 90 kW, limitando esa recarga rápida del 10 al 80% a 47 minutos.
La impresión general, por lo que hablé con los compañeros periodistas, es que todos sacrificaríamos esos 50 kilómetros de autonomía si eso nos permitiría parar casi 25 minutos menos a la hora de enchufar la manguera. A todos se nos antojaba que una recarga a 90 kW no está a la altura de un coche con aspiraciones de ser un superventas eléctrico.
En BYD tienen una impresión similar y su apuesta es decidida: recargas ultrarrápidas, al ritmo de llenar un depósito de gasolina aunque haya que detenerse alguna vez más. Aunque de momento, nos aseguraron, su recarga de 1 MW estaba destinada principalmente al transporte pesado, sí aspiran a que sea una solución atractiva para sus propios clientes, con lanzamientos de más coches (ahora mismo tienen dos que admiten esta potencia) que puedan hacer uso de estos cargadores.
Su planteamiento es que los BYD Han L y Tang L pueden recuperar 400 kilómetros de autonomía en cinco minutos. Me atrevería a decir que la inmensa mayoría de los conductores necesita o prefiere hacer una pequeña parada antes de cubrir esa distancia.
Huawei es una de ellas. La tecnológica presentó unos meses atrás una recarga de 1,5 MW. De nuevo, es una fórmula muy interesante para el transporte pesado pero, por ponerlo en perspectiva, un coche con una gran batería de 100 kWh podría rellenarse completamente entera en cinco minutos si no tuviera las evidentes restricciones de potencia para no dañarse por completo. Pese a todo, si un fabricante ofrece acumuladores de energía tan resistentes como los de BYD, llenar una batería de este tamaño no debería llevar más de 10-15 minutos.
Aunque BYD ha llenado titulares desde que presentó este sistema de carga, no son ni mucho menos los únicos. En abril, CATL también presentaba un sistema de recarga capaz de superar al de la compañía de Stella Li, vicepresidenta de BYD que en Autocar ha defendido estos sistemas de recarga frente a autonomías de un millar de kilómetros y adelantó que aspiran a traerlas a Europa.
En la entrevista aseguró que "no me den más de 300 kilómetros porque no quiero pagar el coste (de una mayor batería)". Aunque entiendo por qué Stella Li defiende este enfoque, también entiendo que los fabricantes occidentales sigan prefiriendo ofrecer autonomías mucho más altas de cara a venderse como un valor de compra.
Quizás 300 kilómetros son algo justos pero creo firmemente que no se necesitan más de 350-400 kilómetros de autonomía en un coche eléctrico si la red de recarga es lo suficientemente potente. Lo creo con cargadores de más de 150 kW, no digamos con aquellos enchufes (y coches) que permitan recargas a 1.000 kW.
Pese a ello, hay algo cultural en las palabras de Stella Li. Hay que entender que China es un país tan grande que los viajes largos se suelen realizar en avión o tren bala. Las ciudades son tan grandes que favorecen la adopción al coche eléctrico porque es el entorno donde más valor se saca a sus virtudes: sin ruidos, sin vibraciones y consumiendo mucho menos que un coche de gasolina. Y con una red de cargadores amplísima y al alcance de la mano.
En Europa eso no sucede, al menos de momento. Y aunque la red de recarga se amplía, aunque hay proyectos europeos para garantizar enchufes de altísima potencia en las grandes autopistas, el público se siente más seguro si un coche le permite recorrer 600, 700 o hasta 1.000 kilómetros sin recargar.
Aunque, en la práctica, nunca los necesite.
Foto | Xataka
En Xataka | He vivido en primera persona todos los males de las cargas del coche eléctrico. Estos son mis consejos
utm_campaign=17_Jul_2025"> Alberto de la Torre .