Cada vez que tengo un puente entiendo perfectamente por qué necesitamos una semana laboral de cuatro días. Ni siquiera es por descansar
Publicado el 13/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
A principios de esta semana pude disfrutar de un fin de semana largo de 3 días porque el día 8 de septiembre fue el día de Asturias, mi tierra. Cada vez que tengo un puente me doy cuenta de lo necesario que es una semana de 4 días y ni siquiera es para poder descansar, que un poco también, con lo necesario que es. Pero básicamente, hay tantísimas cosas que hacer fuera de las ocho horas que echamos más o menos a diario al trabajo, que falta tiempo para todo (y yo tengo la suerte de que no gasto tiempo en desplazamientos porque teletrabajo).
Tenemos que mantener el hogar limpio, tenemos que mantenernos saludables y comer bien y hacer ejercicio, necesitamos dedicar tiempo de calidad a nuestra familia a las amistades, hay eventos sociales, celebraciones, encuentros a los que no podemos faltar...
Y hay que dormir y descansar y también leer y llevar a cabo el ocio que nos permite desconectar un poco del estrés diario. Y participar de actividades por el bien de la comunidad en la que vivimos o por la responsabilidad social colectiva.
En mi caso, yo tengo una casa grande en un pueblo y tengo huerta y árboles frutales que, aunque a mucha gente le suena idílico, son tareas que dan muchísimo trabajo y cansancio. Y tengo muchas amistades y familia con la que, si puedo, me gusta pasar tiempo.
Cenar con amigas un domingo de noche, sin prisa
Pues este finde, cuando llegó el domingo de noche, estaba cenando con unas amigas y charlando tranquilamente y pensé que aún me quedaba un día entero del fin de de semana... eso me dio una paz. Primero por poder sentarme a cenar tarde un domingo sin preocuparme por arrancar la semana agotada que es algo que no me gusta, por lo que suelo evitar planes el domingo tarde. Porque luego ese cansancio con el que arranca el lunes se puede ir acumulando según avanzan los días.
La psicología ha descubierto que el día más triste de la semana para muchísimas personas es el domingo, concretamente por la tarde. Los especialistas apuntan a la ansiedad, el estrés y a la costumbre de vivir con la vista puesta en el futuro al hecho de que la tristeza de domingo sea centro de las fobias. Hacemos menos planes, pasamos a pensar en que toca prepararse para la rutina de la semana.... sin haber podido ni siquiera hacer todo lo que queríamos o necesitábamos hacer desde que el viernes por la noche, a veces agotados de la semana, nos liberásemos de las responsabilidades laborales.
Tres días para hacer todo lo que no podemos hacer los demás
Yo, el pasado puente asturiano, gracias a tener tres días, pude hacer muchísimas cosas. El viernes pasé la tarde con mi abuela y mi madrina. Y vi a un amigo con el que es difícil coincidir por nuestras agendas llenas. Ambos hemos pasado un verano con muchísimos cumpleaños y celebraciones y eventos varios con nuestras respectivas amistades.
El sábado hice una caminata por Picos de Europa y subí a unos 2.200 metros de altura. A mí me sienta estupendamente para el cuerpo hacer esas caminatas, me desentumecen todos esos dolores que se acumulan en todas las horas sentada durante la semana con mi trabajo de PC, pero casi nunca puedo hacerlas por la falta de tiempo.
El sábado madrugué y saqué todo de mis armarios para seleccionar ropa de verano y guardarla, quedar a mano con la vestimenta de otoño y también ver si hay ropa que ya no me sirve para regalarla. Recogí frutas de mis árboles frutales. Llevé cosas a reciclar y me fui a ver a mis amigas. Charlamos, cenamos rico, dormimos varias en casa de una amiga en el campo... y aún me quedaba todo un día entero más en el que necesitaba algo
Al día siguiente, lunes, me tocaba hacer una mega limpieza en mi casa. Limpié persianas y ventanas, armarios y cajones, manchas en la pared de apoyar cosas, hice arreglos en el huerto... y pude pasar la tarde simplemente descansando y leyendo.
La necesidad del tiempo de calidad
Y yo no tengo hijos ni hijas. Pero mis amistades que sí los tienen, tienen como prioridad máxima pasar tiempo bonito con ellos y no es para menos. Ahora, veo que mi generación cuando decide ser madre o padre es para disfrutar de la vida en familia y del crecimiento de sus bebés no para echarlos de menos mientras trabajan.
Conozco a varias personas de mi entorno que, además de aprovechar bien sus bajas por maternidad o paternidad, han recurrido a excedencias laborales y reducciones de jornada para poder pasar todo el tiempo posible en familia, con calma, disfrutar de esa etapa y también disfrutar de su propia vida. O que incluso han cambiado de trabajo y buscado algo más flexible para estar más presentes en la crianza de sus hijos.
Imagen | Foto de Towfiqu barbhuiya en Unsplash
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